Cuando Clayton Kershaw subió al montículo en el Juego 1 de la Serie Mundial, los reflectores fueron puestos en su desgastada gorra manchada de sudor.
El zurdo de 32 años es supersticioso. El tres veces ganador del premio Cy Young tiene un ritual previo a los juegos, el cual es sumamente estricto y no importa donde vaya a lanzar, o a qué hora del día sea, tiene que empezar cinco horas antes, esté donde esté.
De acuerdo a Récord, en el transcurso de esas cinco horas, Kershaw se come un sándwich de pavo, hace rebotar pelotas de beisbol en una pared mientras sus compañeros de equipo conviven con normalidad. El zurdo toma una pequeña siesta, se reúne con su receptor y entrenador de pitcheo para hablar.
Además, intercambia algunos lanzamientos en el campo, realiza largos envíos y finalmente camina hacia el montículo del lanzador ocho minutos antes del primer lanzamiento.
¡KKKKershaw!#LAJuntos ?? #LATogether pic.twitter.com/msV0jWAn9J
— Los Dodgers (@LosDodgers) October 21, 2020
Durante Playoffs, el supersticioso lanzador no corta su barba, y esta crece y crece conforme avanza la postemporada, además utiliza la misma gorra que durante toda la campaña, añadiendo solamente los parches de cada serie.
La gorra se llevó los reflectores y se hizo tan famosa que en Twitter se creó la cuenta @kershawscap (la gorra de Kershaw) y en la descripción se puede leer: “Puedes olerme desde la vuelta de la esquina. Incompatible con anillos de la Serie Mundial”.
(dmv)