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Cuando un supuesto socio del narco trajo a Maradona a México

Cuando Maradona llegó a Culiacán, Sinaloa, rodeado por miembros de la prensa, estaba acompañado de un hombre aparentemente desconocido. No lo era.

Escrito en DEPORTES el

En septiembre del 2018 una bomba era soltada por el club Dorados, de la entonces liga de Ascenso del futbol mexicano, su nuevo técnico era Diego Armando Maradona. 

Ese mismo mes el astro argentino llegó a Culiacán, Sinaloa, rodeado por miembros de la prensa y acompañado de un hombre aparentemente desconocido. No lo era. 

De lentes oscuros, chamarra y playera negra, barba grisácea y ligera mohicana, Christian Bragarnik caminaba junto a Maradona en el aeropuerto de Culiacán, Sinaloa. 

Christian Bragarnik fue el hombre que hizo posible que “El Diego” dirigiera un equipo mexicano. 

Sin embargo, alrededor de este representante argentino había algo más, algo oscuro, deambulaba por las mismas veredas que el narcotráfico.

Gente cercana a él ha sido señalada y sentenciada por este delito, además, se ha visto envuelto en escándalos “narcofutbolsiticos". Él ha negado todos y cada uno de los señalamientos.

Su ascenso en el futbol mexicano fue un tanto fortuito. Llegó representando al jugador Mariano Monroy, un jugador argentino al que Christian Bragarnik consiguió colocar en el Club Irapuato en 2001. Al año siguiente ya era presidente del mismo club y del Querétaro. 

Sin embargo, en 2004 estalló el escándalo. La entonces Procuraduría General de la República (PGR) investigaba a ambos equipos por ser presuntamente fachadas de lavado de dinero del narcotráfico. 

Paul Solórzano Lozano, quien ostentaba como accionista del Querétaro, y Jorge Mario Rios Laverde, quien llegó a ser uno de los narcos más buscados por Estados Unidos, -ambos colombianos- eran señalados por este caso de lavado de dinero.

Ríos Laverde, detenido en Estados Unidos, acusó a Solórzano Lozano de ser quien lo había invitado a trabajar en México. Ambos trabajaban con Guillermo Lara, un influyente promotor del futbol mexicano, que también fue investigado. 

También los señalaron de lavar dinero con la compra de jugadores en el fútbol mexicano.

Ríos Laverde era señalado de trabajar para Diego León Montoya uno de los líderes del Cartel del Norte del Valle, quien tenía alianza en México con el Cártel de Sinaloa, particularmente con Joaquín Guzmán Loera.

Uno de los hombres de confianza del Cártel de Sinaloa era Tirso Martínez, quien había hecho alianzas con altos capos como Amado Carrillo, “El Señor de los Cielos; su hermano Vicente Carrillo, “El Viceroy”; Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”; y el propio “Chapo” Guzmán.

Martínez estaba involucrado en el lavado de dinero, pero no en cualquier empresa, sino en equipos de futbol profesional. Era dueño o socio de varios equipos entre ellos el Querétaro e Irapuato. Por eso lo apodaban “El Futbolista”.

Como consecuencia del escándalo, la Federación Mexicana de Futbol decidió desafiliar tanto al Irapuato como al Querétaro. La federación, además, pagó entre 10 y 14 millones de dólares a Tirso Martínez para que pudieran regresar al futbol mexicano pero con otros inversionistas. 

Christian Bragarnik se fue de México y regresó a Argentina. Volvió de nuevo para traer a Maradona. Actualmente está en España, donde es propietario del equipo Elche.

rgg