Alrededor de 30 mil mexicanos acudieron al Mundial de Rusia para apoyar a la Selección Mexicana, sin embargo, uno de ellos destaca de los demás porque, acabado el certamen, no regresó, se quedó.
Se trata de Carlos Rocka, un joven de 29 años originario de Cancún, Quintana Roo, quien se enamoró de la ciudad de Ekaterimburgo, así que decidió no irse.
Luego de asistir al último partido de la fase de grupos del Mundial, donde México perdió 3-0 contra Suecia, el 27 de junio de este año, Carlos lo decidió y pese a tener solo visa de turista, prefirió quedarse en Rusia.
Carlos tenía que vivir de algo si quería sobrevivir en Rusia, así que comenzó, junto con su novia Thaylun Méndez y un amigo más, un bar.
Llamado “Viva México”, el lugar es un club de baile latino y comida mexicana. Sus puertas abrieron en noviembre pasado.
Uno de los socios de Carlos llamado Juan Manuel arribó a Rusia sólo para ayudarle en su negocio.
“Realmente no quiero volver a México. Quiero quedarme aquí”
Varios medios locales e incluso europeos han abordado el caso de Carlos, quien pasó de ser un turista más en Rusia a un exitoso empresario.
"Lo que abrimos aquí es un lugar que es un club de baile y en el que estamos ofreciendo comida para que la gente venga a probar aquí la verdadera comida mexicana"
El reto de Carlos es que no lo deporten por trabajar con una visa de turista.
Cabe mencionar que, durante el Mundial, Rusia permitió el ingreso sin visa a quienes compraron boletos para los partidos.
Tras acabado el certamen, Carlos obtuvo una extensión para quedarse en Rusia hasta este 2018.
Ahora, espera que el gobierno de Rusia le dé una visa de negocios para poder seguir con su negocio y su sueño.
Con información de Infobae
rgg