RACISMO

Racismo en contra de Vinícius Jr.: Una canción de toda Europa

No hay, en el planeta, deporte más popular que el fútbol. Tampoco otro tan politizado y contaminado por el mercantilismo en todas sus formas

Créditos: Getty Images
Escrito en DEPORTES el

No hay, en el planeta, deporte más popular que el fútbol. Tampoco otro tan politizado y contaminado por el mercantilismo en todas sus formas. Aun así, sigue siendo un excelente laboratorio para entender los comportamientos sociales y, por qué no, políticos, cada vez con mayor frecuencia.

Un episodio absolutamente deplorable ocurrió el pasado domingo en un partido por la Liga española de fútbol, escenario predilecto de la globalización futbolística que ya acumula algunas décadas, disparó todas las alarmas. Jugaron el Valencia frente al Real Madrid, y Vinícius Jr., el delantero brasileño de este último, fue acosado a lo largo de todo el partido con cánticos racistas, como ya le venía ocurriendo reiteradamente en varios de los estadios españoles en los que se presentó desde que llegó al equipo hace casi cuatro años, cuando empezó a destacar en la escuadra madridista.

Una práctica recurrente contra el jugador nacido en São Gonçalo, Río de Janeiro, fruto de los ataques solapados, que según algunos comentaristas, suele recibir desde hace tiempo en la emisión del programa deportivo El Chiringuito. Ahí, en las redes, está el archivo para confirmar o desacreditar esa versión.

Créditos: Getty Images

Lo cierto es que el domingo, Vinícius se hartó. Estalló de ira. Reclamó y hasta suplicó al árbitro que hiciera algo para parar los insultos racistas contra su persona, y preso de los nervios, terminó recibiendo la tarjeta roja. Una expulsión que terminó por cerrar el círculo del escándalo y alertar a las autoridades, incluso las diplomáticas, porque las políticas… ¡Bien, gracias!

Nadie se atrevió a suspender una Liga sospechada, como está, hasta de arbitrajes amañados. Eso equivaldría a detener un negocio global y megamillonario y tal como está el mundo, el show debe continuar.

Si bien el racismo en el fútbol, en general y en España en particular, no es algo nuevo, la actitud del joven Vinícius Jr., y del gobierno de Brasil, que activó todos los mecanismos necesarios para respaldar al jugador/ciudadano y denunciar el caso ante el gobierno español, debería ayudar a poner el acento en el flagelo que se repite en distintas latitudes y desde tiempos inmemoriales.

Sin ir más lejos, días pasados un argentino de 61 años recordaba cuando con escasos 13 años había llegado a Valencia (ahí donde el cántico “Vinícius, eres un mono”, hizo tronar el escarmiento) con sus padres y se enroló en el club de l’Alcudia para jugar en las categorías menores.

Créditos: Getty Images

“Corría el año 76 y era una constante en todos los partidos, cuando se enteraban de que era argentino, hasta los más grandes me gritaban 'indio, sudaca (por sudamericano) de mierda…', hasta que terminaba a las trompadas con el primero que pasara por al lado…”, recuerda hoy a la distancia.

Pruebas sobran. Las puede aportar el mismísimo Hugo Sánchez o el exdelantero colombiano Adolfo “el Tren” Valencia, cuando ambos militaban en el Atlético Madrid, entre los años 80 y 90, y tenían que soportar insultos semejantes. Basta escuchar al delantero del Independiente Santa Fe, Hugo Rodallega, quien ayer, al terminar el partido por Copa Sudamericana con Gimnasia y Esgrima de La Plata, en aquella capital bonaerense, denunció entre lágrimas los insultos recibidos: “Me decían mono y negro…”.

Casi calcado a lo ocurrido en Valencia, pero como Vinícius Jr. milita en el Real Madrid, todo cobró otra dimensión. “El expediente Vinícius Jr.” está ahora abierto. El gobierno de Brasil movilizó a su Cancillería y a su Ministerio de Justicia para que se tomen medidas. Bien podría ser una oportunidad única para terminar con semejante flagelo en el deporte, que sirve para medir la temperatura social de cómo está una sociedad ?o bien, las sociedades? y, en el mejor de los escenarios, ayudar a frenar esa ola xenófoba que amenaza con crecer en distintas partes del mundo.

Créditos: Getty Images

Las evidencias de que España tiene un problema con el racismo quedaron de manifiesto el pasado 21 de febrero cuando dos gemelas argentinas residentes en Sallent (Barcelona) se lanzaron juntas al vacío desde un balcón en el tercer piso, como consecuencia del matoneo que sufrían en la escuela donde cursaban el primer año del bachiller. Una de ellas falleció en el acto y la otra se recupera lentamente desde entonces. “Las acosaban burlándose de su acento y le decían sudacas…”, narraron sus compañeros.

Así como ahora permite visibilizar la problemática del racismo, alguna vez fue el fútbol el que sirvió para motorizar cambios políticos. Otro brasileño, como Vinícius Jr., el doctor Sócrates, aquel dúctil mediocampista que brilló en la selección brasileña en los mundiales de España (1982) y México (1990), además de un gran jugador que organizaba el juego en el terreno, era un líder fuera del rectángulo. Su club, el Corinthians, atravesaba una difícil situación financiera en la primera mitad de los años 80, justo cuando en las calles de todo el Brasil se peleaba contra la dictadura militar pugnando por las elecciones directas. Sócrates no tuvo la mejor idea que convocar a “la Democracia Corinthiana”, un movimiento que comenzó dentro del propio plantel, tomando todas las decisiones por asamblea, y continuó en la dirigencia y hasta en la hinchada, organizándose para tomar cada una de las decisiones que acaecían a la vida del club, democráticamente.

Aquella experiencia pronto atravesó las fronteras futbolísticas y de inmediato prendió en la sociedad brasileña hasta poner a la dictadura contra las cuerdas y convocar a elecciones. Ahora, llamó la atención la escasa solidaridad de los colegas de Vinícius Jr., muchos de los cuales sufren el racismo al igual que él. Tampoco deja de ser sospechosa la cantidad de agresiones de juego y tarjetas amarillas y rojas que acumula el jugador en cuestión a lo largo de su carrera en España. Habría que analizar más profundamente el sistema futbolístico/empresario para entender el porqué de todas esas conductas.

Créditos: Getty Images

Es lógico que Vinícius Jr. no atraviesa por estos días su mejor momento anímico. Así lo hacen saber algunos de sus compañeros y su técnico, Carlo Ancelotti. Nada en la vida es casualidad. Podría aprovechar las concentraciones para dejar de lado, por un rato, la PlayStation y dedicarse a repasar la biografía de Muhamad Alí, para terminar de entender el papel que puede desarrollar un deportista en la sociedad, o bien revisar la vida y obra del médico Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira (simplemente Sócrates, para sus devotos), y convencerse de que se le acaba de abrir una oportunidad que supera con creces las posibilidades que le brindan sus magníficas habilidades futbolísticas.

El fútbol, algo así como la representación de la vida misma en 90 minutos, vuelve a poner de manifiesto el verdadero estado de la sociedad, en este caso de la española. Somete a análisis, el peligro latente del avance de la discriminación y el racismo en un continente, que sin ir más lejos, se muestra mucho más preocupado en recibir a refugiados de la guerra de Ucrania, que a miles de inmigrantes que a diario llegan desde África escapando de otro drama humanitario similar: la pobreza generada por múltiples razones, todas surgidas antes o después en los países centrales.

Créditos: Getty Images

No se trata ya de Vinícius Jr., de Rodallega o de Johan Carbonero (otro, entre los tantos, de los apuntados con dardos racistas cada domingo en los estadios argentinos), tampoco se trata solo de fútbol; se trata de los derechos más elementales y del rebrote de discursos e ideas que, alguna vez, llevaron a Europa y al mundo a su noche más oscura y que, como se viene observando, avanzan cobrando fuerza, votos apurados por su infaltable combustible: la ignorancia.

DJC