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¿Cuál es la planta que Sheinbaum veta y Barrales defiende?

La candidata del Frente afirma que la CDMX necesita una termovalorizadora, pero Sheinbaum dijo que la frenaría por costosa y ser un negocio sólo para algunos

Escrito en METRÓPOLI el

De nuevo, un tema que afectará al futuro de la capital confronta a las dos mujeres puntero, según las encuestas, y aspirantes al gobierno de la capital.

Expertos internacionales reprueban plan ecológico de la planta

La candidata a la Jefatura de Gobierno por la coalición "Por la Ciudad de México al Frente", Alejandra Barrales, defendió este viernes el proyecto de la planta termovalorizadora que se contratará para incinerar basura, al considerarlo necesario para el manejo de los residuos sólidos de la capital aunado a que deben respetarse los contratos que ya se firmaron.

Sin embargo, un día antes, la también aspirante a jefe de Gobierno por la coalición "Juntos Haremos Historia", Claudia Sheinbaum dio un rotundo no a la continuidad de la planta debido a que es un gasto “terriblemente oneroso” para la ciudad, de 2 mil 500 millones de pesos anuales para su operación, así como un negocio que beneficiará a sólo unos cuantos.

Pero, ¿qué hay detrás del proyecto de la planta? Aquí en La Silla Rota te explicamos lo que dicen expertos en el tema, las empresas que están detrás de su edificación y los muchos riesgos y escasos beneficios que traería al manejo de la basura en la ciudad. 

La planta termovalorizadora que proyecta el gobierno capitalino para aprovechar 4 mil 500 millones de toneladas diarias de basura y convertirlas en energía, no resolverá el problema del reciclaje o eliminación de la basura, y la electricidad que se obtenga sólo será un negocio para la empresa operadora y no para la ciudad.

Sin experiencia, firmas encargadas de termovalorizadora

Así lo plantean expertos en manejo de residuos urbanos y en asuntos ambientales, consultados por La Silla Rota, que explicaron sobre la electricidad que esa planta le venderá al Metro, éste acabará pagando un sobreprecio del 40 por ciento, de acuerdo con un cálculo realizado por consultores de 2 mil 685 millones de pesos anuales.

El gobierno capitalino firmó un contrato para la prestación de servicios a largo plazo para el diseño, construcción, puesta en marcha, operación y mantenimiento de poder calorífico de los residuos sólidos urbanos de la ciudad de México. Fue firmado con las empresas Proactiva Medio Ambiente S.A de C.V., que está asociada a la empresa francesa Veolia, con experiencia internacional, y Termoenergía CDMX Holding, S.A.deC.V.

El gobierno ha dicho que la planta costará alrededor de 12 mil millones de pesos y su construcción durará 18 meses. Desde noviembre de 2017 se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México el decreto para su financiación.

Ha corrido la versión de que Proactiva Medio Ambiente tendrá el 10 por ciento de las acciones y Termoenergía, empresa constituida apenas el año pasado, el 90 por ciento restante. 

Para el experto Jorge Sánchez, la planta es una cortina de humo para postergar soluciones al problema de la basura, ya que aunque se incineren ahí 4 mil 500 toneladas quedarán 8 mil 500 toneladas más que seguirían siendo enviadas a otros vertederos, o sea, no resultaría ningún negocio. "Pareciera que con la planta se va a resolver todo, no es así". 

Es otro de los malos negocios que ha emprendido el Gobierno de la Ciudad pues en la actualidad se gastan 2 mil millones de pesos anuales por disponer de las 13 mil toneladas de basura que se generan cada día en la Ciudad de México.

Otro punto que preocupa es que la planta requiere de agua con ciertas condiciones de pureza. Dicha situación representa un reto ya que la planta, al ubicarse en el Bordo Poniente, no cuenta con la existencia del recurso para mantener la operación continua de la planta, lo que obliga a traerla de otras fuentes, en una ciudad que padece por la falta del líquido.

Además, iniciar una planta con esas dimensiones y en condiciones geográficas menos eficientes, debido a la altura de la Ciudad de México, significa un desafío de operación y un alto riesgo ambiental. 

Un aspecto preocupante es cómo se abatirán las emisiones contaminantes de la planta, ya que aunque trabajará en un espacio cerrado, sí habrá emisiones generadas de la misma termovalorización.

En caso de que se incinere basura que no es calorífica, se corre el riesgo de no alcanzar la energía eléctrica proyectada y quemar material peligroso, como pilas, o húmedo en época de lluvias, lo que puede deteriorar el funcionamiento de la planta.

Con información de Marco Antonio Martínez y Sharenii Guzmán, reporteros.

ams