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Corrupción, tras masacre en penal de Acapulco: obispo

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, dudó de la información que el gobierno estatal difundió sobre el caso

Escrito en ESTADOS el

CHILPANCINGO (La Silla Rota).- El problema de la violencia, que se traduce en casos como la masacre del penal de Acapulco, es la simulación y la corrupción de las autoridades, planteó el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.

También dudó de la información que el gobierno estatal difundió sobre el caso, que se limita a la responsabilidad de servidores públicos de menor nivel, es decir que no trasciende más allá de la Dirección del penal de Acapulco y la responsabilidad de un grupo de delincuentes. “Seguramente hay verdades más profundas”, mencionó.

Los obispos de las cuatro diócesis de Guerrero se reunieron en Zumpango para definir un plan que impulse “la paz con misericordia”. El encuentro es parte de sus reuniones semestrales, y esta vez durará dos días con el objetivo de paz.

La madrugada del jueves asesinaron adentro del penal de Acapulco a 28 reos e hirieron a otros tres. Varios de los cadáveres de los reos estaban mutilados y decapitados, de acuerdo a la confirmación de autoridades y familiares de las víctimas.

El gobernador Héctor Astudillo Flores sólo ha informado de la responsabilidad de tres custodios y 11 reos,  a quienes identificó como miembros del Cártel Independiente de Acapulco (Cida). Las autoridades también informaron del cese del director del penal Miguel Ángel Gómez Garduño, y la investigación que se le sigue.

 Antes de iniciar, en entrevista, el obispo planteó su primera duda en el saldo del penal: “(…) a mí lo que se me hace muy raro, siempre en las guerras hay más vivos que muertos, en una batalla hay más heridos que muertos, y aquí en Acapulco milagrosamente hay una excepción hay más muertos que heridos; solamente tres heridos, que yo no lo creo”.

Planteó entonces que entonces que el gran problema es la corrupción y la simulación. “Creo que el gran mal de México que tenemos es la famosa corrupción, y vemos como unos de los custodios ya están implicados. Cómo es posible una cárcel a las 4 de la mañana, donde hay puertas de seguridad de un lado a otro; quién las abrió y por orden de quién. Para mí básicamente es esa corrupción y la impunidad que se está viviendo en México a todos los niveles”, mencionó.

Citó un ejemplo sobre la simulaciones que ha ubicado en el actuar de la autoridades, con la operación de la llamada Fuerza Conago, una policía que surgió de un acuerdo entre gobernadores del país, corporación que estuvo en Acapulco justo el día de la masacre, entre otras cosas para detectar autos robados. Para el día siguiente el gobierno estatal ofreció un reporte sobre los alcances de la corporación: recuperó 11 vehículos robados y detuvo a 19 personas.

“En esos días casualmente fui a la Sierra, llevaba dos monjitas, dos religiosas, y yo les dije cuente todos los carros que no tienen placas, y en menos de media hora las monjitas contaron 100. Entonces si ellos saben dónde está el problema por qué esa simulación, por qué aparecer en la foto, por qué dar la impresión de que todo está bien y las cosas no están bien”, opinó el Rangel Mendoza.

Volvió a citar lo ilógico que le resulta la versión oficial de los hechos y el saldo del penal. “Tuvo que haber algo más, en la lógica no me entra eso de que solamente tres heridos, ni que se hayan asesinado unos contra otros. Ni que fuera la guerra de Masada”, agregó.

Asoció la pobreza con la violencia, pero no sólo como causa de la generación de hechos de sangre, también en lo fácil que es asignarles autorías de delitos, sea o no culpable, sobre todo porque no tiene recursos para defenderse. Lo simplificó con un dicho popular: “desgraciadamente al perro flaco se le cargan más las pulgas”.

Agregó, también como ejemplo, que en la Sierra la gente siembra amapola porque no tiene otra opción. “Si no la siembran se mueren de hambre”, dijo.

 Además, “a mí me ha tocado reunirme con las familias de los desaparecidos, en particular de los de Iguala, y yo veo la mayoría de los familiares súper pobres. Por qué sus hijos han delinquido, por qué sus hijos han desaparecido, porque no hay otra opción, y es el único camino que encuentra esta gente pobre”.



kach