Escuchar el diagnóstico de diabetes es un shock, pero el efecto es mayor cuando quien la padece es tu hijo. Esa fue la situación que hace ocho años vivieron Ruth Vélez y su hija Renata, quienes desde entonces han enfrentado juntas los altibajos físicos y emocionales de este padecimiento.
La diabetes ha ganado terreno en México, ya que 15.8% de las personas entre 20 y 79 años viven con esta enfermedad, lo que coloca a nuestro país en el primer lugar de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de acuerdo con el reporte “Health at a glance 2017”.
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Uno de los aspectos menos analizados es el impacto emocional que genera tanto en el paciente como en su familia, ya que todos viven un duelo por la pérdida de la salud. Gisela Ayala Téllez, directora ejecutiva de la Federación Mexicana de Diabetes A.C., afirma que vivir este proceso es fundamental, ya que permite llegar a la aceptación.
“Saber que mi hija tenía diabetes fue muy abrumador para mí, sí me sentí muy triste, muy enojada, empezamos a pensar por qué a mí; sin embargo, era más importante aprender todo lo que teníamos que saber para su tratamiento que deprimirme”, afirma Ruth Vélez, quien en 2014 fundó la organización Con diabetes sí se puede, en donde apoya a niños con diabetes tipo 1.
Ahora, a sus 18 años, Renata es una joven que sueña con ser cantante de jazz y disfruta sus clases de teatro musical. El camino para esta familia no ha sido sencillo, pero juntas han encontrado en la diabetes el sentido de su vida.
AJ