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Con cubrebocas, la CNTE marcha y enfrenta la contingencia

Pese a las recomendaciones de no hacer actividades físicas al aire libre, alrededor de 7 mil maestros marcharon con cubrebocas, paliacates, sombreros y sombrillas

Escrito en NACIÓN el

Integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) marcharon este Día del Maestro de San Cosme al Zócalo, en plena doble e inédita contingencia ambiental. A las mantas, cartulinas y banderas usadas en cada marcha, este año se sumó un nuevo objeto: el cubrebocas.

Pese a las recomendaciones de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came) de no hacer actividades físicas al aire libre, alrededor de 7 mil maestros partieron de avenida México-Tacuba, a la altura del Metro San Cosme, al corazón del centro histórico. Prevenidos, algunos iban prevenidos con cubrebocas, otros con paliacates, sombreros y sombrillas.

Algunos de ellos fueron entrevistados por La Silla Rota y explicaron que sabían de la contingencia ambiental en la capital, asolada desde el fin de semana pasado por el humo de incendios y desde ayer por la polución generada principalmente por los millones de automotores que circulan. Aunque algunos de los maestros venían de Oaxaca, explicaron que allá el calor se siente diferente al de la contaminada ciudad. Una de ellas fue Venus, quien vino de una comunidad cercana al río Papaloapan.

“Nos afecta el cambio, estamos mal de la garganta, allá hace más calor pero acá es totalmente diferente por la contaminación. Hay malestares de la nariz y la garganta y los ojos. Esta ocasión sí nos dio. Está devastador”, dijo la maestra, quien iba con un cubrebocas azul y una especie de chalina para cubrirse la cabeza.

Aunque el día anterior, el 14 de mayo, no era necesario el cubrebocas, pese a que ya había contingencia de Micropartículas (PM) 2.5, algunos ciudadanos salieron a la calle con él, sin que en realidad les sirviera, debido a que no filtra a esas pequeñeces cancerígenas que pueden alojarse en pulmones. Pero con la doble contingencia, ya resultaban útiles para no respirar tanto ozono de la contingencia, que se sumó a las de PM 2.5, y ayudar a evitar algunos malestares respiratorios.

La marcha de la SNTE fue también un desfilar de diversos colores y modelos de sombrillas: algunas con olancitos, otras con estampados de florecitas, muchas de colores brillantes y estampados diversos, e incluso hasta las de color negro y de aspecto fúnebre servían para evitar la radiación más peligrosa generada por el ozono. Y si alguien no llevaba su propia sombrilla, podía comprar una por 40 pesos, o sombreros de paja, entre los vendedores que también marcharon para hacerse de unos pesos.

Pero bien lo dijeron los líderes al finalizar la marcha: cinco presidentes priistas y dos panistas y más de una veintena de distintos secretarios de Educación no han podido con la CNTE; esto no lo dijeron ellos, pero con ese antecedente, no se veía cómo lo iba a hacer una doble contingencia. Eso sí, nunca habían marchado en condiciones así, porque nunca se había presentado un fenómeno ambiental de esa gravedad.

Sin embargo, sí tenían experiencia en marchar en una contingencia. Lo hicieron el 27 de mayo de 2016, otro año que será inolvidable por las crisis ambientales. Aquel año debido a la polución causada por los automóviles y que marcaron un cambio en la reducción de niveles de calidad del aire para decretar una contingencia; este año por la cantidad de incendios y partículas PM 2.5 pero también por el ozono, pues de febrero a junio cada año se produce la llamada temporada de ozono.

Hace tres años, la SNTE marchó del Antimonumento a los 43 hacia Los Pinos, donde vivía el entonces presidente Enrique Peña Nieto. Esa tarde inició a la una y los contingentes sólo llegaron hasta Chivatito, donde un grupo de granaderos apertrechado les impidió avanzar. También protestaban por la reforma educativa, y aún estaba fresco el recuerdo de su violento desalojo del Zócalo en septiembre de 2013.

Esa vez incluso hablaron con personal de la presidencia para entregarle un pliego petitorio. Fue una tarde también de cielo enrarecido, aunque aquella vez unas gotas causaron la esperanza de lluvia.

Este 15 de mayo fue algo diferente. Hubo contingencia, de hecho fue doble, ya no fueron a Los Pinos, ahora convertido en casa del pueblo, sino que fueron a Palacio Nacional. “Ahí vive el presidente”, dijeron.

Nuevamente marcharon para protestar por una reforma educativa, ahora la de Andrés Manuel López Obrador y que resultó una contrarreforma a la de Peña Nieto. Pese a ello, acusaron al tabasqueño de plagiarse el discurso de la CNTE contra el neoliberalismo y a su gobierno de ser un copión.

“Este es un gobierno de copiadores. No vamos a estar conformes con la ley. Desobediencia y lucha es la constante de la CNTE. En sus ansias de ser presidente, Obrador se robó el discurso de la CNTE. Este gobierno copió la reforma de Enrique Peña Nieto y por lo tanto, no pasa para los maestros”, fue lo que dijo en su turno Javier Saavedra, representante de la sección VII de la coordinadora en Michoacán, subido en el camión de la organización, en su mitin de cierre.

Pero nadie les impidió llegar a donde vive el presidente (y de hecho a partir de este gobierno regresaron a marchar al Zócalo), y aunque tuvieron un discurso combativo, no hubo un pliego petitorio para la presidencia, o un intento de entregarle uno, como aquella tarde del 27 de mayo de 2016, cuando también hubo una contingencia. La inconformidad no intentó plasmarse en un documento para la presidencia, aunque sí estaba en las consignas como la de “Arriba, abajo, la Cuarta hacia abajo”.

Así fue la marcha de la CNTE en la 4T.

AJ