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Las claves para entender la “guerra comercial” EU-China

La guerra comercial entre China y EU se convierte en una especie de juego de ajedrez y el gigante asiático endurece postura

Escrito en DINERO el

En la lógica de Donald Trump, EU pierde en el mercado global porque compra más de lo que vende al resto del mundo. La disparidad con el país asiático creció el año pasado en la categoría de bienes un 8%, hasta alcanzar los 375 mil 200 millones de dólares.

Y China culpa a Estados Unidos de la disputa que el magnate inicio, casi convertida en una guerra comercial. Y lo dice sin pelos en la lengua y aplicando el "ojo por ojo".

Por eso ha empezado su guerra de aranceles contra China. Según la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor´s, el arancel de EU puede afectar al 12% de los productos importados desde China. Al ser una disputa sobre tecnología y propiedad intelectual, añade, podría impactar a artículos que incluyen ordenadores y teléfonos móviles. La primera reprimenda china ataca desde la carne de cerdo, frutas y vino hasta metales como tubos de acero que se compran a Estado Unidos.

“Los productos sujetos a aranceles representan en este momento una parte modesta respecto al volumen total de los intercambios”, valoran desde la agencia.

Las amenazas y las listas, sin embargo, muestran cuál es la actitud de las dos potencias. Trump cree que forzando la mano logrará que China entren en razón, porque depende más del mercado de EU que al revés. Su objetivo es reducir el déficit en 100 mil millones.

Pero Pekín le devolvió la moneda justo donde puede hacer políticamente más daño al republicano en las elecciones de noviembre e incluso en 2020: las comunidades rurales. La agricultura generó más de 19 mil millones en exportaciones hacia China en 2017, con 12 mil 360 millones solo en soja. La segunda mayor partida son aviones comerciales, con 16 mil 260 millones, seguida por los automóviles, con 10 mil 500 millones. Así, China necesita dejar claro que está dispuesta a responder del mismo modo si es necesario.

Estados Unidos es la segunda potencia comercial del mundo. Exportó bienes por valor total de 1.55 billones en 2017. Si se incluyen los servicios, una categoría que siempre evita citar Trump porque está en superávit, ese volumen global asciende a 2.33 billones. Sin embargo, el pasado ejercicio registró importaciones que ascendieron a 2.89 billones, de las que 2.36 billones fueron en bienes.

El problema, en números

China es el gran contribuyente a este desequilibrio. Las estadísticas del Departamento de Comercio más recientes reflejan que las importaciones de bienes chinos ascendieron el año pasado a 505 mil 600 millones de dólares, un 9% más que en 2016. Es el mayor suministrador de bienes por delante de México y Canadá, sus socios en la zona de libre cambio en Norteamérica (TLCAN).

Las compañías estadounidenses realizaron por su parte exportaciones al otro lado del Pacífico por valor de 130 mil 400 millones. En este caso mejoraron un 12% en el año. China es el tercer destino de los bienes de compañías estadounidenses, por detrás de Canadá y México. Duplican los que van hacia Japón y Alemania. Se estima que el comercio genera unos 910 mil empleos en EE UU.

Según datos de las aduanas chinas, el país asiático registró un superávit comercial de 275 mil 810 millones de dólares frente a Estados Unidos, un desequilibrio récord en los intercambios bilaterales de mercancías, pero menor (en 100 mil millones de dólares) a lo contado por Washington. El comercio con la primera potencia mundial generó el 65% del superávit comercial chino global.

Los más de mil 300 productos identificados hasta ahora por Washington para una nueva ronda de tarifas impactan directamente en el ambicioso programa de reconversión industrial china, cuyo objetivo es convertir al país en líder mundial en alta tecnología para el año 2025. La oficina Comercio de Estados Unidos estudia medidas adicionales elevar el arancel hasta 150 mil millones en importaciones, el 30% de los intercambios.

EU representa el 15% de las exportaciones globales de China. Llega de todo, especialmente electrónica y semiconductores que se consumen en masa en EU. Los teléfonos móviles manufacturados en fábricas chinas tuvieron un valor de 70 mil 390 millones mientras que la factura en ordenadores fue de 45 mil 520 millones, a la que se suman 31 mil 610 millones en accesorios. El equipamiento para telecomunicaciones fue de 33 mil 480 millones.

Caroline Freund, economista del Peterson Institute for International Economics, explica que el déficit no se debe solo a malos acuerdos comerciales como dice Donald Trump, sino más bien al ritmo con el que gastan los consumidores y el gobierno estadounidense.

“Si se redujera el consumo, las importaciones caerían”.

China podría negociar

El problema, según Freund, es que elevando el arancel no se resolverá el desequilibrio. Los analistas señalan que el mercado tenderá a compensarlos buscando los productos en otros países.

Pero aunque las prácticas chinas son una queja compartida, la confrontación crea un nuevo escenario. El miedo es que el choque provoque una ruptura que dañe las relaciones entre las dos potencias, amenace el crecimiento y la estabilidad financiera. El riesgo de una guerra comercial, según el BBVA, “es bajo” y ven la maniobra de Trump como una “táctica” negociadora.

Escenarios chinos

Analistas confían en que ambos países encontrarán una solución negociada y evitarán un conflicto comercial a gran escala. Para 2019 el déficit comercial de Estados Unidos con China se reducirá y Pekín se comprometerá a acuerdos que no afecten directamente a sus exportaciones hacia EU, desde aumentar su volumen de importaciones a animar a sus empresas a producir en suelo estadounidense”, sostiene.

Pero adopta una “línea dura” con reformas

En medio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, el presidente chino Xi Jinping dará el discurso más esperado de su ya histórica presidencia. Se prevé el anuncio de reformas económicas en busca de nuevos mercados sin ceder a las presiones de Donald Trump y el gobierno estadounidense.

El presidente chino no sólo intentará presentarse de nuevo como un responsable estadista internacional y un audaz reformador, sino también como alguien que no se doblegará ante otros gobiernos.

El ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, dijo al Financial Times que Xi Jinping proporcionará las respuestas más concretas y fidedignas. Los participantes conocerán las nuevas medidas de reforma que implementará China.

Las hostilidades comerciales de la semana pasada han reforzado la posición de los funcionarios de línea dura que argumentan en contra de hacer concesiones comerciales o de apertura de mercado a EU.

“No queremos agravar la situación, pero si no respondemos sólo alentaremos a Trump”, indicó Wang Yi.

Xi también ha limitado su margen de maniobra cultivando su imagen como héroe nacionalista en el molde de Mao Zedong, el fundador revolucionario de China comunista. En dos discursos importantes en los últimos seis meses, ha esbozado su visión de la emergencia de China como una potencia global de primer nivel. En la más reciente de estos discursos el mes pasado, Xi le advirtió a EU que no debe “amenazar a los demás”.

Fue una advertencia que Trump optó por ignorar, lo cual fue percibido como un insulto por los funcionarios chinos.

En privado, los funcionarios chinos son optimistas. “Trump es impredecible en un sentido, pero también es muy predecible. Ha sido un proteccionista toda su vida”, indicó al Financial Times

La semana pasada, un portavoz del Ministerio de Comercio chino prometió que “en este contexto de amenazas estadounidenses, China no negociará”.

AJ