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China se “pone los guantes” contra EU

El gigante asiático no “dobla las manos” y ya acusó a EU ante la OMC; también promueve su reforma económica

Escrito en DINERO el

El presidente de China Xi Jinping anunció una nueva era comercial del gigante asiático; pero también mostró su músculo al denunciar ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) a Estados Unidos por los aranceles en aluminio y acero que quiere imponer, los cuales tienen un valor de alrededor de los 3 mil millones de dólares.

El presidente de EU, Donald Trump, respondió horas más tarde con un tuit a la decisión adoptada por el gigante asiático. "Muy agradecidos al Presidente XI por las amables palabras de China sobre aranceles y barreras [a la industria del] automóvil... también, su aclaración sobre propiedad intelectual y transferencias tecnológicas. ¡Vamos a hacer grandes progresos juntos!", ha escrito en la red social.

En su discurso en el foro de Boao, el “Davos chino” —el primero desde la eliminación de los límites constitucionales a su mandato—, y dadas las actuales tensiones comerciales entre Pekín y Washington, Xi quiso repetir la jugada que tan bien le salió hace poco más de un año en Suiza, en el Davos original. Con párrafos que sonaron calcados de aquella alocución, volvió a defender el libre comercio contra el proteccionismo, la lucha a favor de un medioambiental limpio, la globalización contra la cerrazón, citó el diario El País.

“La puerta de China a la apertura no solo no va a cerrarse, sino que va a abrirse aún más”, prometió el presidente chino ante una audiencia de políticos y empresarios en esta isla de Hainan, mitad complejo turístico, mitad tramado de bases militares, a la que le gusta definirse como el “Hawái de China”.

“Apertura o aislamiento, progreso o regresión, la humanidad tiene ante sí una gran decisión”, señaló el presidente chino en un discurso de poco menos de una hora, sin referirse a Donald Trump ni a Estados Unidos.

Y, para remarcar esa imagen de líder razonable, quiso lanzar una rama de olivo a unos Estados Unidos que se quejan de falta de acceso extranjero a los mercados chinos, de robo de propiedad intelectual y de desequilibrios desmesurados en una balanza comercial que supera los 600 mil millones de dólares.

“China va a entrar en una nueva fase de apertura”, en la que se ampliará el acceso extranjero al mercado local; se creará un clima de inversión más atractivo, y se protegerá mejor la propiedad intelectual —“requisito de las empresas extranjeras y, más aún, de las chinas”—.

También se rebajarán los aranceles de algunos productos, incluidos los automóviles. Era un gesto aparente hacia Trump, que se ha lamentado del gravamen desigual a los vehículos en uno y otro país. Pero también la recuperación de una promesa ya formulada hace años y nunca cumplida desde entonces.

Xi ha prometido también revisar la lista negra de sectores vetados a la inversión extranjera, en un plazo de seis meses; recuperar la desaparecida Oficina de Propiedad Intelectual, fomentar la competencia y evitar los monopolios.

El plan estratégico Made in China 2025, que Pekín considera uno de los pilares de su política económica a medio plazo, prevé el desarrollo de la innovación para convertirlo en una potencia de la alta tecnología en áreas como la robótica o la inteligencia artificial.

SIN DAR BRAZO A TORCER

Antes del discurso, China reclamó ante la OMC el inicio de consultas con Washington sobre los aranceles que Estados Unidos se propone imponer al aluminio y al acero.

Según Pekín, esos impuestos violan el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1994 y del Acuerdo sobre Salvaguardias de la organización multilateral. EE UU, dice China, "no ha dado una explicación razonada y adecuada" sobre los motivos que le han llevado a subir los aranceles.

La medida, que eleva un poco más el nivel de la disputa, concede 60 días a ambas partes para llegar a un acuerdo. Sin él, China puede reclamar que la OMC cree un panel de arbitraje. Estados Unidos podría bloquearlo, explica EFE, pero solo una vez.

China ya ha anunciado que responderá a esos aranceles, por valor de 3 mil millones de dólares, con sus propias tasas a las manzanas, el cerdo y las tuberías procedentes de la primera potencia mundial.

Washington ya amenazó la semana pasada con imponer aranceles del 25% a una lista de mil 300 productos chinos, en su mayoría artículos de alta tecnología. Ello supondría un volumen de 50 mil millones de dólares.

Por su parte, Pekín ha anunciado que, si la medida se llega a aplicar, responderá con tasas por un valor similar sobre 106 productos estadounidenses, entre ellos la soja, los automóviles o algunos tipos de aeronaves. Los dos países aseguran que, si el otro sube la apuesta, responderán con más impuestos aún.

AJ