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Cárteles de droga, el monstruo que “se dejó crecer” en la CDMX

El libro Narco CDMX es la primera investigación que documenta la forma en que ha crecido el narcotráfico en la capital mexicana

Escrito en METRÓPOLI el

La creciente violencia e inseguridad en la Ciudad de México es un fenómeno que las autoridades capitalinas dejaron crecer al negar la presencia y operatividad de los cárteles de droga y grupos delictivos vinculados al narcotráfico en la CDMX.

Actualmente, la ciudad se ve golpeada por los actos violentos cometidos por grupos criminales como La Unión Tepito, Anti Unión y células del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Esta es la primicia que los lectores encontrarán en el libro de reciente publicación, “Narco CDMX”, cuya autoría recae en los periodistas Sandra Romandía, directora editorial de LA SILLA ROTA, Antonio Nieto, reportero de esta casa editorial y David Fuentes. Se trata de la primera investigación que documenta la forma en que ha crecido el narcotráfico en la capital mexicana.

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En el discurso dominante siempre estuvo esta sensación de que la Ciudad era un casco protegido del país, o que vivíamos dentro de una burbuja dentro de toda la ebullición del crimen organizado y violencia que estaba azotando a un montón de estados”, señaló Sandra Romandía en entrevista con Roberto Rock, director general de LA SILLA ROTA.

"El acceso a información sobre un congreso realizado en 2007 en el que se reunió a autoridades militares y federales, revela que desde entonces la alerta respecto a la violencia en la ciudad se encontraba en fase amarilla, con lo que se probaba una presencia exponencial de los grandes cárteles en asociación con pandillas o grupos delictivos locales", relató Antonio Nieto; no obstante, apuntó, nunca se implementó una estrategia efectiva para evitar que la situación rebasara la capacidad de las autoridades.

EL ORIGEN

De acuerdo con los investigadores, se tiene que retroceder diez años para encontrar el origen de esta ola de violencia que “nos estalló en las manos”. Ello, con la fundación del grupo denominado La Unión Tepito y el acercamiento que el cártel de los hermanos Beltrán Leyva tuvo con esta organización capitalina a través de Edgar Valdés Villarreal, mejor conocido como “La Barbie”.

Meses después comenzaron a aparecer personas ejecutadas en Tepito. Se estima que los cuerpos pertenecen a quienes no quisieron adentrarse a la “doctrina de violencia” que se instauró con el vínculo entre La Unión y los Beltrán Leyva.

LA VIOLENCIA EN GOBIERNO DE MANCERA

En adición, la investigación sentada en “Narcos CDMX” destaca que durante el periodo en que Miguel Ángel Mancera se desempeñó como jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Dicho mandato perredista coincidió con la desarticulación del cártel de los Beltrán Leyva, organización que registraba la mayor presencia dentro de la capital del país.

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“Al estar desarticulado, evidentemente, sus células en Guerrero, en Morelos, se dispersaron para crear nuevas organizaciones criminales. Y la Ciudad de México no fue la excepción”, opinó Antonio Nieto.

Recordó, además, que a ello le siguió un proceso de “sicariato” en el que las bandas locales se disputaron los espacios antes ocupados por dicho cártel y el de Sinaloa.

No obstante, el gobierno de Mancera se caracterizó por ser el que mayor insistencia ha mostrado en ocultar la operatividad del crimen organizado:

“El que no quería pedir ayuda al gobierno federal; el que estaba en contra de que entrara la Marina o el Ejército a hacer operatividad en la Ciudad de México”, puntualizó.

En este sentido, los autores del libro señalan la posible existencia de un vínculo entre las autoridades de los grupos delictivos. Desde las bases primarias en las fuerzas policiales, hasta cargos públicos menores como secretarios y funcionarios del Ministerio Público.

Sin embargo, actualmente sólo existen siete personas bajo proceso debido a su relación con cárteles de la droga y narcotraficantes. “Las personas que están bajo proceso son pocas, las personas que están bajo sospecha son muchas”, menciona Nieto.

Lo anterior, comentan los periodistas, devela una falta de voluntad en todas las esferas de gobierno para enjuiciar a personas relacionadas directamente con el narco en la Ciudad de México.

MAPA DELICTIVO

De acuerdo con Sandra Romandía, si hablamos de grandes grupos se tiene que hacer mención de La Unión Tepito, que opera en zonas como la Roma, Condesa, Polanco y el Centro; además del autodenominado cártel de Tláhuac, al suroeste de la ciudad.

A su turno, Nieto señaló que por lo menos hay 12 grupos delictivos fuertes en capacidad de fuego, la mitad de ellos vinculados directamente con cárteles que operan a nivel nacional.

En apego a la definición que expertos proporcionan sobre el término, el único cártel que opera en la CDMX es La Unión. Ello, debido a que suma ya varios años de operación bajo una misma estructura y un vínculo cercano a los cárteles que ya operan en diferentes entidades federativas.

De igual forma, se apunta que aunque es difícil relacionar la presencia de estos grupos en zonas donde impera la pobreza dentro de la ciudad, la mano de obra más fácil de encontrar está en los jóvenes. “Porque les vas a pagar con droga, tienen aspiraciones, ellos admiran y quieren ser narcos; y sin desarrollo y un núcleo familiar fuerte, se ven atraídos por los grupos delictivos”.  

Incluso hay jefes de sicarios que son menores de edad”.

La vida "normal" de los cabecillas del narco en la ciudad

PERSPECTIVA CON GOBIERNO DE SHEINBAUM

Los periodistas reconocieron que la solución al problema en cuestión se dificulta en virtud del enraizamiento que tiene en las venas de la CDMX. Por ello, el gobierno capitalino, ahora a cargo de Claudia Sheinbaum, necesita de una estrategia “muy agresiva, muy clara, muy específica y muy –por así decirlo- creativa, pero no lo hemos visto”, afirmó Romandía.

Se destaca que las autoridades locales cuentan con toda la información sobre la estructura y operación de los cárteles en la ciudad, pero a final de cuentas quien realiza las capturas de los delincuentes es el gobierno federal.

“La falta de organización, algún tipo de lucha de ego, que ha entorpecido el proceso para que se enerve esta práctica en la Ciudad de México”, alertó Nieto.

EL RIESGO DEL PERIODISTA

Ante el tipo de investigaciones que libros como “Narcos CDMX” albergan, la vida de los periodistas se pone en riesgo. Lo que orilla a los profesionales del periodismo a cambiar su forma de vida.

Sandra Romandía apuntó que el recibir amenazas por parte de estos grupos delictivos y cárteles “genera un espacio de reflexión, de decir ''¿vale la pena lo que estoy haciendo? ¿Es importante lo que estoy investigando? ¿Está generando información valiosa para que la ciudadanía tome decisiones?''”.

Respecto al cambio de vida, afirmó que algunos comunicadores llevan a cabo una serie de medidas que van desde la instalación de equipos de alarma, hasta la modificación de rutas y atender las llamadas telefónicas con reserva.

En tanto, Nieto comentó:

“En el tema específico de los mafiosos o narcotraficantes, hay que escribir de manera que no nos puedan malinterpretar, que no puedan ellos creer que yo escribo solamente de un grupo y no del otro, o que escribo algo de ellos con el afán de minimizarlos, o con el afán de burlarme de ellos o de su círculo”.

Aunque no descartó que lleve a cabo medidas como no vincular sus redes sociales a su teléfono celular, así como no tener el contacto de sus familiares o registrar su domicilio en identificaciones. “Pero lo principal es que seas transparente y ético”, concluyó.

 

djh