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Feminicidios de niñas indignan en Argentina

El último de una larga historia de crímenes contra niñas se registro este fin de semana, por lo que vecinos intentaron linchar al detenido

Escrito en MUNDO el

Se llamaba Camila Borda y tenía 11 años. El sábado al mediodía su madre la mandó al mercado con un recado y como se demoró, llamó a la policía. Ocurrió en el corazón agrícola de Argentina, a 260 kilómetros de Buenos Aires, en la ciudad de Junín, con 85 mil habitantes.

En cuatro horas fue localizada. Los vecinos revelaron que un hombre llevaba días “llamando a las niñas del barrio detrás del alambrado”. La policía ingresó a la casa del sujeto  y encontró el cuerpo de Camila estrangulado con un cable y cubierto con una bolsa en la bañera de José Carlos Varela.


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El individuo se mostró primero nervioso y luego se mantuvo en silencio, como petrificado, antes de ser detenido. Pero los vecinos de Camila no perdonaron el crimen. Decenas de personas rodearon la casa e intentaron linchar a Varela. También arrojaron piedras a la policía y prendieron fuego dos patrullas. Los uniformados respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma. En ese ambiente de enojo, los investigadores descubrieron que Camila fue violada antes de morir.

José Carlos Varela tiene 40 años y un listado limpio de denuncias. Se empleaba como cuidador de una finca vecina a la de la niña, una casa con un gran parque arbolado en la que él ocupaba una pequeña vivienda contigua. “Apareció de la nada, no lo conocíamos, y desde hace unos días llamaba a las nenas mientras trabajaba en el parque”, dijo Romina, una vecina. Ella formó parte del grupo que acompañó a la policía hasta el interior de la casa del presunto asesino.

 “Tenía a la nena muerta escondida en la bañera. Y había guardado su bicicleta en un cuarto oscuro, cubierta con una lona negra”, explicó Romina al canal TN. Los investigadores están convencidos de que Varela logró con engaños que Camila ingresara a la casa y luego de abusar de ella la mató. “La niña fue interceptada por él y llevada hasta esa vivienda. Él la abusó y le quitó la vida. Yo no tengo ninguna duda de que este hombre es el asesino, la prueba que hemos reunido es suficiente", dijo el fiscal de la causa, Sergió Terrón, a radio La Red.


José Varela,  el acusado de violar y matar a Camila.


Entre las pruebas están los rasguños sangrantes que Varela mostraba en sus brazos, producto de los intentos de la niña por salvarse. Los investigadores siguen ahora tres perfiles de Facebook que llevan su nombre. Desde allí, el asesino seguía sólo a menores de edad, unas 1,600, aunque no está comprobada que Camila haya caído en su manos gracias a las redes sociales.

El crimen de Camila es el último de una larga lista que mantiene la sensibilidad de los argentinos a flor de piel. Como el de Melina Romero, de 17 años, encontrada en septiembre de 2014 dentro de una bolsa de residuos, con signos de violación. O el de Chiara Páez, de 14 años, asesinada por su novio en mayo de 2015 y cuya ola de repudio dio origen al movimiento Ni Una Menos. Micaela Ortega, de 12 años, murió estrangulada en 2016, luego de ser engañada por Facebook por un hombre 14 años mayor en Bahía Blanca, en el sur de Buenos Aires. En octubre de aquel año los argentinos presenciaron el que fue tal vez el más salvaje de todos los feminicidios: el de Lucía Pérez, de 16 años. La menor murió por empalamiento tras ser drogada y violada por tres hombres en Mar del Plata, la ciudad balnearia más importante de Argentina.

Argentina registró 292 feminicidios durante 2017, según un informe publicado en enero por el Defensor del Pueblo de la Nación. El texto destacó que el 17% de las víctimas mortales fueron menores de edad. La suma de casos redujo a mínimos la paciencia de la sociedad. Por eso la muerte de Camila terminó en graves incidentes con la policía y 10 detenidos por disturbios.


El artículo original en El País