Omeapa, Guerrero (La Silla Rota).- La última protesta a la que acudió fue en Iguala, el mismo lugar en el que desapareció su hijo, Everardo Rodríguez Bello. En ese entonces comenzaba a agravarse de un cáncer que más tarde se propagó por su cuerpo. Minerva Bello Guerrero murió el domingo por la noche sin saber qué pasó el 26 de septiembre de 2014 en Iguala.
"Lo quiero ver", dice doña Ofelia que le soltó Minerva tan pronto la vio la semana pasada que la visitó en su casa. Se refería a Everardo, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos hace más de tres años. Ofelia es tía de Minerva y estuvo este lunes en su sepelio en el panteón de Omeapa, Tixtla.
En el acto fúnebre también estuvieron otros padres de normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, quienes dijeron frente a su ataúd que no pararían hasta dar con su hijo y los otros muchachos. "No renunciaremos a que traeremos con vida a los 43", dijo llorando Melitón Ortega, uno de los voceros de los padres de los normalistas desaparecidos, al despedirla.
Minerva parió nueve hijos, el cuarto de ellos es Everardo, quien en 2014 se inscribió en Ayotzinapa para convertirse en maestro rural. Era originaria de Omeapa, lugar en el que vivió hasta el domingo en la noche, a sus 50 años.
Desde que desapareció su hijo se integró al movimiento por la aparición de los 43, a las protestas y jornadas de búsqueda, ajetreo en el que muchos de sus compañeros la vieron que su salud se debilitaba.
Pero su hermana Felipa Bello ubicó como el momento en picada de su enfermedad, un cáncer que no sabe a ciencia cierta dónde empezó pero que consumió su delgado cuerpo, hace alrededor de un año, después de una marcha en Iguala, un día de protesta que, a decir con sus palabras, "estuvo feo".
Desde agosto pasado ya no se levantó y hace un mes, si los cálculos no le fallan a su hermana, dejó de comer. De los últimos alimentos que le pidió a Felipa fueron un caldo de gallina y el caldo de los frijoles hervidos.
Felipe de la Cruz, otro de los voceros de los padres de los 43, está seguro que los más de tres años en movimiento y la falta de resultados de la Procuraduría General de la República (PGR) en la investigación del caso Iguala, "les ha cobrado la factura" a los padres, que ya presentan problemas graves de salud. Su evaluación es que la mitad de ellos están enfermos a causa del desgaste físico y emocional: "a 50 por ciento de los padres se les están complicando las enfermedades: diabetes, hipertensión, estrés".
Bernardo Campos, padre de José Ángel Campos Cantor, apenas le cortaron unos dedos por su diabetes. Margarito Guerrero, padre de Jhosivani Guerrero de la Cruz, tiene un padecimiento en la piel que le provoca picazón en el cuerpo si se expone al sol, lo que le resuelta imposible por el movimiento. Natividad de la Cruz, mamá de Emiliano Gaspar de la Cruz, está retirada del movimiento desde hace un año porque los calambres que padece en su pie derecho no la dejan caminar largas distancias, de hecho, el cortejo fúnebre del sepelio de Minerva lo hizo solo hasta la iglesia para la misa de cuerpo presente. Y con casos parecidos continúa la lista de padres enfermos.
En el panteón, los padres de los normalistas se despidieron de Minerva bendiciendo su ataúd, mientras los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa se encargaron de los trabajos de sepultura.
Manuel Olivares Hernández, coordinador de la Red Guerrerense de Organismos Civiles de Derechos Humanos, ofreció las últimas palabras a nombre de la familia Rodríguez Bello: "la señora Minerva perdió en el 2014 a su hijo Everardo, y desde esos días ella inició un camino, sufrió un dolor y se fue con él, se fue con el dolor de no saber qué está pasando con su hijo Everardo".
Para despedirla los asistentes al sepelio hicieron que imperara una consigna: "¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!".
ktf