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“Ojalá me muera pronto”, la tortura sexual en caso Atenco

Unas 50 mujeres fueron detenidas durante el operativo de 2006 y 11 de ellas han seguido con la denuncia durante 12 años

Escrito en NACIÓN el

"Fui torturada sexualmente por muchos policías. No es posible saber cuántos: me habían tapado la cara con mi propio suéter", cuenta Norma Jiménez.

Tomaban turnos e invitaban a otros para subir al autobús donde abusaban de mí. 'Vengan a probar a esta perra', se decían", recuerda para BBC Mundo.

Los hechos ocurrieron durante un operativo policial que reprimió duramente a manifestantes en San Salvador Atenco, en el Estado de México, el 3 y 4 de mayo de 2006.

En total, unas 50 mujeres fueron detenidas durante el operativo.

Para ese entonces, el gobernador del estado era el actual presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.

Norma es una de las 11 de esas mujeres han seguido con la denuncia durante estos más 12 años y en noviembre de 2017 presentaron sus testimonios ante la Corte Interamericana De Derechos Humanos (CorteIDH).

Aunque el Estado mexicano aceptó ante la CorteIDH la tortura sexual de las 11 mujeres, también negó que hubiera una orden de los mandos a cargo para torturar y abusar de los detenidos, como denuncian las víctimas.

El de Atenco se ha convertido en uno de los casos más emblemáticos de la represión de la protesta en México.

Dos jóvenes, de 14 y 20 años, perdieron la vida, y más de 200 personas fueron detenidas, la mayoría arbitrariamente.

Las imágenes de policías golpeando brutalmente a la gente en el operativo en el que hubo "violaciones graves de garantías individuales" -según determinó la Corte Suprema de Justicia de México- causaron horror en el país y en el mundo.

Y según varios expertos consultados por BBC Mundo, la sentencia de la CorteIDH sobre el caso se espera este semestre.

"OJALÁ ME MUERA PRONTO", EL TIEMPO NO LO BORRA

El tiempo que ha pasado no ha logrado borrar el dolor, asegura Norma.

Ahí radica uno de los orígenes malvados de la tortura, especialmente la sexual, que se queda para siempre, es algo que no puedes olvidar", le dice a BBC Mundo.

Ella tenía entonces 23 años y estaba estudiando artes plásticas. Había ido a Atenco como reportera para una revista feminista.

Uno de sus recuerdos más terribles es la del traslado al penal en un autobús donde las fuerzas de seguridad habían apilado a las personas, tiradas semidesnudas unas sobre otras.

El peso de los cuerpos entre sí les hacía difícil la respiración, algunos estaban inconscientes y olía a sangre, según narran las sobrevivientes entrevistadas por BBC Mundo.

Recuerdo sentir el olor y la humedad de la sangre del muchacho que iba debajo de mí. Yo sufría al pensar que no lo estaba dejando respirar, pero no me podía mover. Tenía a alguien más encima y si nos movíamos los policías nos golpeaba", cuenta Norma.

Dice que tocaba la mano del muchacho para intentar darle ánimos en la terrible situación. "Él en momentos dejaba de tocarme y yo pensaba que se había muerto. Me daba mucha angustia", recuerda.

También hubo tortura psicológica. "Nos decían que nos iban a matar y desaparecer: ''Sus familias no tendrán ni un cuerpo al que llorar", dice Norma.

Lucía fue víctima de violación por académicos de la UNAM

Cada tanto paraban el autobús y decían que era para tirar a alguien que había muerto. Ella no dudaba que eso era posible: había visto como la policía había golpeado salvajemente a la gente. Una imagen que le sigue causando terror fue como una docena de policías golpeaban con sus toletes y pateaban a una mujer mayor que estaba tirada en el piso.

En algún punto llegué a pensar: "Ojalá que me muera pronto. Ojalá ya no dure tanto porque ya no puedo más", dice Norma.

Logró sobrevivir, pero su vida quedó marcada por estos hechos. Estuvo presa un año y cuando volvió a la escuela fue estigmatizada.

Más de 12 años después, en México no hay ningún sentenciado por este caso.

Las sentencias de la CorteIDH, en cualquier caso, no nombran culpables individuales.

PIDEN JUSTICIA

Entre las medidas de reparación que de las sobrevivientes piden están:

-          Que los funcionarios públicos que las acusaron de criminales se retracten.

-          También, quieren que se establezca un centro de acompañamiento para víctimas de tortura sexual en donde ellas mismas brinden atención a otras mujeres, ya que consideran que las instituciones revictimizan a las sobrevivientes.

Entre las víctimas de abuso había manifestantes, estudiantes y personas que estaban de compras o caminando por la calle.

Después de 12 años de espera, las mujeres sobrevivientes de la represión policial en Atenco podrían lograr que la CorteIDH sentencie al Estado mexicano.

mlmt