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Así sucede el asalto psicológico en transporte público

Información criminal de la PGJ de la CDMX reporta que los robos en el transporte público con violencia fueron de 769 y en el interior del metro se dieron 136

Escrito en METRÓPOLI el

Eran las 11 de la mañana, cuando Sandra N eligió el vagón de mujeres. A esa hora, la cantidad de trabajadores que van al metro Pantitlán se ha diluído. Con cuchara, rimel y espejo en mano se alegra de encontrar un asiento vacío. Por las ventanas se cuela el sol y el tráfico, antes de llegar a Misterios, el convoy entra en un túnel y en los andenes suben cinco hombres que “acaban de salir del Reclusorio”.

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La misma historia…mismo chantaje

Las que no se están maquillando miran distraídas las pantallas de sus celulares, envían mensajes, escuchan música, apenas pueden percibir que dos de los hombres se han ido al fondo del vagón, los otros dos se quedan en la primera puerta y uno de ellos dice que “en la forma de pedir está el dar, acabamos de salir del Reclusorio, por eso nadie nos quiere dar trabajo”.

El hombre alto, con sudadera y lentes transparentes en tonos amarillos comienza a pegar con un metal en los tubos del convoy solicitando cooperación mientras recorre los pasillos y mira a las nerviosas mujeres.

Observa sin disimulo sus manos, las bolsas, en tanto que ellas buscan en sus bolsillos algunas monedas, algunas ya tienen lista su “cooperación voluntaria”.

No es el mismo peso que se les da a las descalzas familias de indígenas de la Sierra de Puebla. Ni la negación tajante a los sordos que hacen pequeños paquetes con etiquetas explicando su situación. No. Se trata de sacar todas las monedas que se puedan y darlas mientras el hombre, con voz grave emite un “gracias mi reina”.

Ni cuenta…pero fueron asaltadas

De Misterios a Valle Gómez son en promedio cuatro minutos en el subterráneo, tiempo suficiente para que estos hombres soliciten “amablemente” la cooperación de los usuarios. El convoy llega a la estación y los hombres salen corriendo y entran en el siguiente vagón, al cierre de puertas las mujeres se miran desconcertadas, acaban de sufrir un asalto psicológico.

Una de ellas comenta que eso es común en ese tramo, que incluso se han llegado a subir con armas, por eso “mejor dar por las buenas”, comentó; el año pasado, fueron denunciados tres mil 240 robos en transportes públicos, de los cuales, mil 680 correspondieron a los ocurridos en el metro, con un promedio diario de 4.6 asaltos.

Dicho datos son extraídos de la información estadística de incidencia delictiva en la capital mexicana elaborado por la Dirección General de Política y Estadística Criminal, de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México.

La investigación resalta que los robos en el transporte público con violencia, fueron 769, con un promedio de 2.1 por día, y en el interior del metro ocurrieron 136.

La “cooperación voluntaria” que piden con atemorizantes voces de quienes “acaban de salir del Reclusorio” es común a bordo de algunas de numerosas rutas de los microbuses en las calles de la Ciudad de México. En esta área, tan solo el año pasado se observaron 633 con violencia y 97 sin violencia.

No obstante, las cifras corresponden sólo a los delitos que sí fueron denunciados.

Los especialistas opinan

De acuerdo con la psicóloga Susana de Hoyos, una de las reacciones al miedo es la sumisión. Es decir, cuando las personas se sienten amenazadas, ceden a las peticiones de alguien que pone en riesgo su integridad física.

De ahí que muchas personas, ante el miedo de ser asaltadas o lastimadas, deciden “voluntariamente”, hacer sus aportaciones a quienes “salieron del Reclusorio” y piden ayuda “amablemente”. Una situación que ocurre todos los días.

Con información de Notimex

LPG