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Así se altera la escena de un crimen en CDMX

En la CDMX es común que las investigaciones fracasen por un mal resguardo y procesamiento de las evidencias

Escrito en METRÓPOLI el

Una escena del crimen alterada puede arruinar el proceso contra un sospechoso. Sin embargo, en la Ciudad de México es común que las investigaciones fracasen por un mal resguardo y procesamiento de las evidencias. 

La procuradora Ernestina Godoy así lo reconoció este lunes: “Estamos rompiendo inercias; no ha sido fácil cambiar la forma de trabajo, con metodologías que no daban resultados en el delito de homicidio”.

Lo admitió durante el anuncio de la capacitación de 193 servidores públicos de la Fiscalía de Homicidios con expertos de la Policía francesa.

Mientras lo declaraba, dos agentes de la Procuraduría estaban detenidos por el “robo” de un casquillo de la escena de un doble asesinato en Gustavo A. Madero.

El casquillo de la discordia

Dentro de un taller mecánico y de reparación de electrodomésticos yacen dos jóvenes asesinados a tiros. Una joven sobreviviente y ensangrentada realiza una llamada por celular, según se captó en una fotografía tomada por los agentes. La mujer, sentada junto a los cuerpos de Pedro y Martín, se esfuerza por no desvanecerse, pues tiene un balazo en el cuello.

La historia detrás de esta imagen es que policías preventivos llegaron al taller, ubicado en Avenida Tecnológico y Chalma-Tenayuca, en la colonia Zona Escolar, Gustavo A. Madero, según consta en el expediente FGAM/GAM-1/UI-1S/D/711/05-2019.

Pero de acuerdo con estas fotografías y testimonios en poder de La Silla Rota no acordonaron rápidamente la escena del crimen.

Un casquillo percutido estaba junto a una computadora y como no fue resguardado “desapareció” y dos detectives de la Procuraduría Fernando y Francisco fueron acusados de “sustraerlo”.

El compañero, policía de Investigación, Fernando G., indica vía telefónica que al encontrarse a tres calles del lugar de los hechos, realizando una búsqueda de cámaras que ayuden a tener mayores datos de los probables responsables, es que son alcanzados -él y otro agente- por personal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que los detuvieron argumentando el extravío de un casquillo”, se lee en un reporte interno de la Procuraduría General de Justicia.

No obstante, cuando los detectives ya estaban detenidos dentro de una patrulla, el casquillo fue encontrado en la escena del crimen, tirado en el piso, debajo del escritorio donde originalmente estaba.

Otra fotografía revela que un libreta fue colocada sobre dicho escritorio y la computadora estaba ligeramente movida, por lo cual se cree que el casquillo cayó al suelo con dicho movimiento.

Hasta ahora se ignora de quién es esa libreta.

Ambos agentes fueron llevados a la Fiscalía de Servidores Públicos, donde Fernando fue liberado y puesto bajo arresto nuevamente, ahora porque los policías preventivos dijeron que una laptop había sido “robada”.

Horas más tarde, el Ministerio Público de Servidores Públicos resolvió que ninguno de los detectives “robó” el casquillo ni la computadora y ordenó liberarlos.

Sin embargo, ordenó una indagatoria más profunda del porqué fueron detenidos y quiénes fueron los responsables de mover el casquillo, pista fundamental para dar con los asesinos.

La problemática involucró al fiscal de GAM, Tonatiuh Vázquez, que argumentó a sus jefes que no fue él quien permitió el arresto de los investigadores, que no le constaba nada de lo sucedido.

Mientras tanto, dos muchachos estaban muertos dentro del taller y la sobreviviente convalecía en un hospital, donde dijo que dos hombres a bordo de una motocicleta abrieron fuego y luego huyeron.

Como la escena del crimen fue alterada por la situación del casquillo y el arresto de dos detectives -lo cual dejó sin procesar una parte de la indagatoria en el lugar-, de ser capturados los responsables su proceso penal podría venirse abajo.

En todo caso, hasta ahora, no hay pistas de ellos.

fmma