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La vida de Ángel, el héroe de Juchitán a un año del 7S

La comunidad de Juchitán recuerda el simple acto que les dio valor: izar la bandera en medio de los escombros

Escrito en ESTADOS el

OAXACA, Oaxaca. - Ángel Sánchez Santiago nunca imaginó que su acto de levantar la bandera nacional de entre los escombros e izarla en medio del palacio municipal de Juchitán de Zaragoza derruido, lo convertiría en un héroe nacional.

La noche del 7 de septiembre, un movimiento telúrico de 8.2 grados cimbró el sur del país. Su epicentro fue en el golfo de Tehuantepec, a 137 kilómetros de Pijijiapan, Chiapas.

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El temblor tuvo una duración de 153 segundos. Eso bastó para que cientos de casas se derrumbaran en Oaxaca, en especial, en Juchitán, el más afectado.

Después del movimiento de la tierra, a las 11:49 de la noche, un grupo de ciudadanos apoyaban a la gente, entre ellos, Ángel.

Al llegar a Palacio Municipal, vieron un ala donde se izaba la bandera (colocada por las fiestas patrias), entre escombros. Ángel la tomó, la sacudió y la colgó para que los tres colores y el escudo ondearan en esa trágica noche, donde murieron más de 70 personas.

La imagen dio la vuelta al mundo y quedó en el imaginario colectivo. Sin duda arrojó esperanza para quienes lo habían perdido todo.

A un año de distancia del terremoto de aquella noche fatídica, Ángel sólo cuenta con el reconocimiento de la ciudadanía, de aquellos que le brinda su afecto y saludo cuando sale de su casa al trabajo. Su acto no fue ni es reconocido por ninguna autoridad de gobierno.

El hombre de 58 años, de oficio herrero y soldador admite en entrevista con La Silla Rota que este suceso le ha permitido hacer contactos en casi todo el mundo, pero eso no ha cambiado nada para él, mucho menos de manera económica: "Me preguntan qué me ha dado el gobierno: a mí nadie me ha dado nada".

"Sigo siendo Ángel, una persona humilde, trabajador, como me han conocido. Mucha gente me dice que fue un acto heroico el que yo hice, pero en un momento trágico y de dolor quién iba a pensar en la bandera, creo que ese era mi destino", repite.

El hombre rememora los gritos de su pueblo en medio de las penumbras a minutos de que la tierra se sacudió y dejó una estela de dolor y desgracia en Juchitán y 40 municipios más del Istmo.

"Ese día mucha gente perdió a sus seres queridos y el patrimonio que construyeron durante toda su vida, hoy siguen luchando por levantarse"; sin embargo, da gracias que su esposa e hijas resultaron ilesas, así como su vivienda.

La cifra oficial del terremoto de 8.2 grados que azotó a Chiapas y Oaxaca aquella noche del 7 de septiembre, en el Istmo, es de 26 mil viviendas afectadas y 85 muertos.

Sánchez Santiago añade que ese día, el sismo le dejó una gran lección: hay que ser solidarios con la gente, compartidos y ayudarnos mutuamente. "Nuca sabemos cuándo nos va a tocar una tragedia y en esos momentos hay que sacar la casta".

Después del sismo del 7 de septiembre del 2017, todos los habitantes del pueblo se ayudaron unos  a otros a volver a ponerse de pie, recuperar sus vidas, sus activdades, su patrimonio perdido. Pero aún quedan las huellas.

Con tristeza dice observar las secuelas del terremoto, pues Juchitán a raíz de este ha perdido su imagen pintoresca: aquellas casas de tejabana (teja de barro rojo) y grandes patios, donde sus habitantes colgaban hamacas para refugiarse del calor.

Ahora, en cada sección y barrio que conforma esta ciudad, la más importante de la región, las viviendas que se han levantado tienen techos de concreto, algo que nunca pensaron cambiarían en sus casas.

"Me duele, me entristece pero en algo nos vino a modificar el fenómeno, hoy sabemos que la naturaleza es más grande y somos vulnerables".

mvf