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AMLO = Felipe Calderón

El pasado 12 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió contra los jueces. | Jorge Ramos

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Escrito en OPINIÓN el

En la mesa en la entonces residencia oficial de Los Pinos había una decena de personas. El presidente Felipe Calderón alegaba que mientras la Procuraduría General de la República (PGR) detenía criminales y narcos, había jueces corruptos que los dejaban salir.

-Presidente, ¿pero acaso no será que el ministerio público es incapaz de integrar bien los casos?

Calderón apretó los labios. Era diciembre de 2009.

Un par de años después, el 23 de junio de 2011, cuando el panista convocó a un diálogo con organizaciones sociales, expertos y víctimas para enderezar la fallida estrategia contra el crimen, dijo públicamente algo que enardeció al Poder Judicial desde sus cimientos.

“Sí, ya sé, en papeles manuscritos, que no tienen valor probatorio pleno. Ya me sé, perdónenme la expresión, la cantaleta de los jueces. Pero yo sé que están en la nómina, yo sé cuánto reciben”, acusó Calderón.

No fue la única vez que el presidente se lanzaba contra los jueces. Casi 20 días después de ese exabrupto presidencial, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Silva Meza, desayunó con Calderón en Los Pinos y le exigió que probara sus señalamientos.

El pasado 12 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetió contra los jueces. “¿Qué es lo que venía sucediendo? Se detenía a alguien y a los tres, cuatro, cinco días se le liberaba. ¿Y quién lo liberaba? El juez. ¿Y quién es ese juez? Nadie sabía. (Hay) jueces a modo, jueces al servicio de la delincuencia. Eso no (lo podemos callar), porque si nos callamos nos convertimos en cómplices, pero no es cómplices. ¿Cómo dicen los abogados? Encubridores”.

En esta ocasión el presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, guardó silencio. Horas más tarde, en la audiencia de vinculación a proceso de Luis Felipe “N”, un presunto delincuente vinculado al narco, el juez Felipe de Jesús Delgadillo dijo que “corrupción es pretender presionar a esta autoridad judicial sin sustento alguno con fines mediáticos”.

Y abundó: “Esta mañana, en otro lugar se hizo la afirmación de que se va a investigar la corrupción de jueces que liberan delincuentes y estos salen a los tres días (…) los jueces no tenemos mayor inspiración que los ciudadanos”. Agregó que no es un “mensajero” o “escribano” que esté al servicio de la delincuencia ni del gobierno.

López Obrador como Felipe Calderón, eran iguales en su percepción. Falta ver si Andrés Manuel va más allá de la saliva, porque el ex presidente se quedó en dichos.

Punto y aparte. ¿Van sobre ex funcionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto o van a echarle hielitos? Porque primero el presidente López Obrador encabezó el señalamiento de corrupción en el sector salud. Le hincaron el diente al ex secretario de Salud, José Narro, hoy aspirante a presidente del PRI. Pero después de la exigencia de respeto que hizo en entrevista con LA SILLA ROTA la lideresa tricolor, Claudia Ruiz Massieu, López Obrador le respondió que nunca señaló a Narro. “Hice un comentario del doctor Narro por la cuestión de los medicamentos, porque me preguntaron que si él podría estar involucrado. ¿Qué dije? Que cuando menos había omisión, no estoy mintiendo. Si hay un secretario que está viendo que se están concentrando las compras y que son pocos los proveedores que le están vendiendo al gobierno, pues sí está raro, hay una omisión, o sea, no estoy diciendo: Él lo promovió”.

Punto final.  “Sodoma: Poder y escándalo en El Vaticano” es un libro del periodista francés Frédéric Martel que desvela el sexo secreto en la Iglesia Católica. ¿El Vaticano es un club gay?, se preguntaba hace poco el también periodista mexicano Emiliano Ruiz Parra, conocedor del tema religioso.

Espionaje, narco y elecciones

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