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Acorralado, Nicolás Maduro se queda sin efectivo

El fiscal general, aliado del chavismo, pide prohibir a Juan Guaidó salir del país y congelar sus cuentas bancarias

Escrito en MUNDO el

A lo largo de dos décadas, la petrolera del Estado Petróleos de Venezuela (PVDSA) fue el origen del financiamiento de la revolución bolivariana. Nicolás Maduro, cada vez más acorralado por sanciones internacionales que se incrementaron desde hace año y medio, tiene en esa caja la única fuente de dinero en efectivo, específicamente por las ventas a Estados Unidos.

Sin embargo, Donald Trump ha bloqueado ese ingreso con medidas que si bien no prohíben la compra de petróleo a Venezuela, si ordenan que el pago de ello se depositarán en un fideicomiso del que podrá disponer Juan Guaidó, quien se proclamó la semana pasada presidente interino de Venezuela.

Este martes, luego de días de indecisión por parte del Gobierno de Nicolás Maduro ante la ofensiva de la oposición —el líder chavista solo había dicho que iba a dejar el desafío de Juan Guaidó en manos de la justicia—, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, compareció para tratar de frenar el plan del dirigente opositor.

El fiscal, aliado del chavismo, instó al Tribunal Supremo de Justicia, uno de los brazos judiciales del régimen, a prohibir la salida del país al presidente de la Asamblea Nacional. Las otras medidas solicitadas por el ministerio público incluyen la prohibición de hacer transacciones comerciales, por ejemplo la compraventa de bienes, y que se le bloqueen sus cuentas bancarias como parte de una investigación preliminar contra el líder de la oposición.

PVDSA Y SUS PÉRDIDAS

PDVSA exportaba unos 600 mil barriles diarios de petróleo hacia Estados Unidos que ahora, tras las últimas sanciones, implicarán unas pérdidas por valor de 11 mil millones de dólares. Ya no tiene sentido enviar barriles a Estados Unidos que no cobrará. Ahora podría reorientarlos a otros mercados, como China o Rusia, con quienes ya ha contraído una enorme deuda también amortizada con exportaciones petroleras, pero esto no traerá el dinero fresco y contante que aportaban las transacciones comerciales con Estados Unidos, entre el 75% y el 80% de las divisas que entran a PDVSA.

Por otra parte, Estados Unidos vende al país sudamericano 120 mil barriles diarios de diluyentes, insumos y gasolina —cantidad que ha ido en aumento desde 2015—, que ahora escasearán y complicarán la operatividad de la industria petrolera del país y el abastecimiento interno de combustible, mientras no consiga nuevos proveedores. Pero la búsqueda de proveedores tampoco es tarea sencilla por el aislamiento que han generado las sanciones económicas.

“Son las medidas más severas de comercialización bilateral entre Estados Unidos y Venezuela”, explica Rafael Quiroz, economista especialista en petróleo. “La alternativa de PDVSA podría ser cortar el envío de petróleo y buscar nuevos compradores como China, Rusia e India, pero no es tan sencillo. De inmediato, generará escasez de combustible. Por ejemplo, si PDVSA tiene un distribuidor de los 57 mil barriles diarios de gasolina, la estatal puede perjudicarlo con negociaciones y seguramente se abstendrán por miedo a que le salpiquen las sanciones”.

La última medida de Estados Unidos añade mayor presión sobre una economía totalmente dependiente del crudo y prácticamente quebrada, luego de una reducción sustancial de los ingresos por la venta de petróleo.

En 2013, cuando Maduro llegó al poder tras la muerte de Hugo Chávez, Venezuela producía más de tres millones de barriles diarios; ahora son poco más de un millón, pero con una caída en los precios internacionales del crudo la crisis se agrava.

El desmantelamiento de la industria es tal, que el país de la gasolina más barata del mundo se ve obligado a importar más del 70% de lo necesario para el consumo interno por la paralización casi total de la red de refinerías.

Con una economía que lleva más de un año en hiperinflación, periodo en el que la mitad de los hogares venezolanos han quedado bajo el umbral de pobreza, el régimen de Maduro se ha mantenido a través de la emisión de bonos en dinero a las familias, de cajas de los CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción), surtidas de comida importada, que llegan a unos 16.3 millones de venezolanos, la mitad de la población total del país, y de constantes aumentos del salario mínimo.

Para el economista Luis Oliveros, las sanciones petroleras golpearán duro a los venezolanos: “Seguramente el gasto y las importaciones públicas irán al mínimo y eso conllevará a una mayor escasez de alimentos y al retraso en las entregas de las cajas de los CLAP, además de la escasez de gasolina. Vienen días muy duros para la gente”. Maduro, además, se quedará sin dinero para pagar los próximos compromisos de la deuda externa.

Con información de El País

JGM