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Universos diferentes

Si quiere ver una película llena de explosiones, lucha, mujeres bellas, chistes fáciles y excelente producción mientras come palomitas, vea Guardianes

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Escrito en OPINIÓN el

Una plática con varios de mis alumnos de licenciatura me dejó perplejo y preocupado  al dejarme claro que la gran mayoría de ellos no leen, ni conocen  las obras de las que surgen muchas de las películas que han visto a lo largo de sus aún cortas vidas. Lo que es peor, muchos de ellos no entendían cuál era la importancia de tener el contexto que te da una novela, comic, cuento o leyenda previa a la súper producción hollywoodense en turno. Sin embargo lo que me tiene aún más preocupado es que, al parecer, algunos realizadores tienen el mismo problema.

 

Es cierto que todas las películas que se basan en otro tipo de medio deben adaptarse, es decir deben elegir qué van a mostrar y qué no en la pantalla, en especial si el medio de origen es algo como una novela enorme y llena de detalles, una historia que pertenece a un continuum particular o contiene elementos que son difícilmente adaptables a un medio audiovisual por sus características (¿cómo se puede describir algo como un olor o un sentimiento que corre por nuestras venas?).

 

Cada medio o forma de expresión contiene sus propios códigos y formas. No podemos esperar, por ejemplo,  cuando vemos la película de dibujos animados Boogie, el aceitoso (Cova, 2009) que la voz de su personaje principal  sea exactamente como la “escuchamos” al leer la tira cómica, aunque visualmente tengan los mismos principios en su manufactura. Aunque el doblaje mexicano fue de excelente nivel, hay que decirlo.

De igual forma cuando nos imaginamos el físico de un personaje, por ejemplo Mikael Blomkvist de Män som hatar kvinno (Oplev, 2009), es siempre sorprendente ver que el actor NO se parece a tu imaginación (para que se rían un poco, yo lo imaginé como una versión rubia y menos gorda de Paco Ignacio Taibo II, al leer la novela) pero eso se debe a que el director y productor no tiene la misma visión artística que uno y juegan con importantes intereses económicos.

Sin embargo, al ver, hace un par de semanas la película de Marvel Studios, Guardians of the Galaxy (Gunn, 2014), quedé verdaderamente asustado de la cantidad de información y situaciones que  debían tener los espectadores de la sala de proyección antes de verla, si querían entenderla de verdad.

 

El hecho de que la película cuente con excelentes efectos de audio y  de imágenes digitales, que sea una aventura llena de acción y tenga momentos muy divertidos no compensa el hecho de que la gran mayoría de las personas que compran su boleto no tiene idea de quiénes o qué son los Kree, Ronan el Acusador, el Coleccionista, Thanos, la gemas infinitas o la corporación Nova por mencionar solamente algunos ejemplos de la multitud de cosas presentadas en la pantalla. Incluso un servidor, que ha sido coleccionista de comics por años, le costó entender las situaciones o las acciones aparentemente sin motivo de muchos de los personajes o su futuro efecto en el universo cinematográfico Marvel.

 

Y es que no sólo se retoma uno de los comics más oscuros de la editorial en términos de conocimiento de la audiencia en México y además se le da un giro completo para presentarlo a las audiencias  de nuestros días, fórmula que resultó de maravilla con la saga de Iron Man, sino que se incluyeran personajes bastante desconocidos combinados con referencias de importantes sagas  de comic como “Guantalete Infinito” sin dar casi nada de contexto para disfrutarlos a profundidad.

 

Como ya había mencionado en otras columnas de este espacio, “La Caída de los Dioses” en particular, el emocionante experimento de convertir a superhéroes de papel en material de la pantalla de plata parece que ha dado todo lo que puede  y ahora entrega productos que son espectaculares en su hechura pero cada vez más carentes de sentido y contexto, excepto el de vender por vender.

 

Lo más rescatable de la Guardianes fueron, en definitiva, Bradley Cooper y Zoe Saldana. El primero le dio una extraordinaria voz al personaje generado por computadora Rocket Racoon, una especie de humanoide con aspecto  y tamaño de un mapache  que posee de la habilidad para crear armas, una boca muy floja y una furia para luchar digna de Wolverine.

En cuanto a Zoe…bueno es Zoe Saldana y eso basta para que sea de los mejores puntos de la película, sin importar la caracterización de piel verde que debe utilizar.

Una de las condiciones que volvieron tan interesante las primeras realizaciones de esta nueva época de Marvel en el cine es que las historias se encontraban suficientemente armadas para explicar las cosas de manera adecuada al espectador: El Capitán América es producto de un gran corazón y una ciencia experimental, se convirtió en héroe de la segunda guerra mundial a pesar de sus limitaciones, enfrentándose a la versión nazi de sí mismo, Cráneo Rojo,  y quedó perdido en el tiempo como consecuencia. Así de simple y sin tantas cosas en un sólo paquete.

 

En cambio la historia de Peter Quill y su banda de aventureros no tiene ni pies ni cabeza y muchas de las “soluciones” argumentales para explicar los huecos recuerdan las malas decisiones que utilizó George Lucas cuando trató de ajustar la precuela a la trilogía original de Star Wars.

 

En pocas palabras, si quiere ver una película llena de explosiones, lucha, mujeres bellas, chistes fáciles y excelente producción mientras come palomitas vea Guardianes.

 

Pero si lo que busca es una buena historia tomada por los productores del panteón de los superhéroes,  que sea comprensible y congruente con su origen no se moleste… son de universos diferentes.

 

eduardohiguerabonfil@gmail.com

@HigueraB