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Una semana, dos puntos

La brecha que separaba a Hillary Clinton de Donald Trump se ha cerrado en los últimos días.

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Escrito en OPINIÓN el

El viernes pasado el FBI anunció – crípticamente – que seguiría investigando un poco más sobre el tema de los correos electrónicos de Hillary Clinton. Pero no anunció la reapertura de la investigación, y tampoco dijo exactamente qué clase de cosas seguiría buscando o – si acaso – tenía alguna prueba. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿entonces para que sale a anunciar tal cosa? La realidad es que nadie lo puede explicar con razón. Es como si la Procuraduría General de la República el día de mañana anunciase que, no está segura, pero que investigará si encuentra algo sobre un tema añejo, pero que tampoco tiene certeza sobre lo que está buscando. Y ciertamente para una institución que está encargada de dar certezas, lo que menos se necesita es precisamente este nivel de incertidumbre. Pues bien, eso es lo que precisamente hizo el FBI: salió a decir que no tiene nada, generando no solamente incertidumbre jurídica, sino electoral.

 

Y traigo esto a cuento porque la brecha que separaba a Hillary Clinton de Donald Trump se ha cerrado en los últimos días. Después del último y tercer debate de la contienda presidencial, el triunfo parecía estar llegando a la puerta de la ex Secretaria de Estado y ex Primera Dama. Inclusive algunas encuestas la daban por arriba del magnate por dos dígitos (es decir, más de 10%). Yo mismo pensé: “parece que ahora sí, Clinton está despegando – por la razón que sea – y se alzará con el triunfo el 8 de noviembre. Pero como siempre, parece que no aprendí la lección: nunca subestimar a nadie como Donald Trump y sus seguidores. Una vez más como hace un año y meses cuando anunció que se lanzaría a la Presidencia de Estados Unidos, todos lo desestimamos (me incluyo); y nos equivocamos. Una vez más la sorpresa no se hace esperar y la brecha entre Clinton y Trump es de escasos uno o dos puntos (46/47 a 45 puntos, Clinton arriba) según encuestas como la del Washington Post.

 

Todos sabemos que la elección presidencial no se define con el voto popular y hace falta ganar estados para tener votos electorales. Pero la realidad es que las cosas, de manera obstinada, se empeñan en demostrarnos que nada está dicho y que no hay nada para nadie, hasta el último momento. Donald Trump ha cerrado la brecha que le separaba de Clinton y esta encuesta se realizó antes de que el FBI anunciara lo que anunció el viernes pasado. La encuesta, entonces, no refleja el daño que potencialmente le hará a la candidata demócrata la reapertura del escándalo de los correos electrónicos.

 

Lo que entonces tenemos que pensar es lo siguiente: no queda tiempo antes de la elección y la suerte no está echada, pero pareciera que si alguien ha ganado espacios a pesar de los pronósticos en contra, es Donald Trump. Lo que trato de decir es que, por más difícil que sea, tenemos que aceptar la idea que quizá el candidato republicano sea el ganador de la elección, con todas sus consecuencias. En México tenemos un dicho: “caballo que alcanza, gana”. Siempre he sido un poco escéptico de ello y no estoy afirmando de ninguna manera que Donald Trump será el ganador, pero tenemos que considerar que, dado el desarrollo de las tendencias en la opinión pública y el reciente escándalo que el FBI hizo favor de servirle al Republicano en bandeja de plata a su contendiente, bien podríamos presenciar la llegada de este candidato a la Casa Blanca.

 

La semana pasada hablé de todas las implicaciones que ello tendría y que nuestro país tiene que pensar desde ahora, porque no podemos darnos el lujo de esperar a ver qué pasará. La primera cosa que debemos tomar en consideración es la tendencia autoritaria del electorado estadunidense. La segunda, es que el nuevo Presidente (o Presidenta) tendrá que tomar medidas inmediatas en torno a temas difíciles, como por ejemplo el NAFTA (TLCAN) – si decide renegociar o dejar a Estados Unidos dentro del mismo – y cómo responder al electorado. Pero más allá de todo, tiene que pensar en la vida y el bienestar de millones de personas que, automáticamente, se ponen en riesgo por la inmensa retórica de odio en el país. Es tiempo de pensar realmente cómo se vería el mundo con Donald Trump en la Casa Blanca, porque falta una semana y menos de dos puntos lo separan de la Oficina Oval.

 

 

@fedeling

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