La noticia provocó más que enojo e indignación. Conforme han pasado los días, el robo cometido por Mauricio Ortega Camberos del jersey que usó #TomBrady en el Super Bowl LI, se convirtió en un asunto que ha dañado la imagen de nuestro país en el mundo entero.
Por donde se le vea, no se trató de un incidente menor.
El revuelo causado por la información difundida hasta ahora ha generado diversas interpretaciones que nos podrían apartar del verdadero trasfondo de lo sucedido.
Unos dicen que se fue un acto vergonzoso.
Otros señalaron que “da pena ajena” y “le pega a la profesión” que ejercen los periodistas mexicanos. Sin embargo, hay quienes exigieron la cárcel para el responsable, como lo hizo hace un par de días el expresidente @FelipeCalderon.
Su declaración fue dirigida a las autoridades mexicanas.
Son éstas, dijo, quienes “deberían tomar la iniciativa y meter a la cárcel al periodista que se robó el jersey de Tom Brady. Poner el ejemplo”.
El escándalo se convirtió en trending topic en Twitter.
Los memes en las #RedesSociales han sido abundantes. En Facebook y WhatsApp ha ocupado espacios destacados en las conversaciones. En los medios tradicionales, los comentarios de reprobación, crítica o sarcásticos se han dado en prácticamente a todos los programas de corte informativo.
Pero poco se supo sobre las implicaciones jurídicas.
Si las imputaciones son ciertas, la sanción moral de una sociedad indignada no parece suficiente. La razón es obvia. El delito de robo no debe justificarse bajo ninguna circunstancia. Mucho menos en un momento en que la corrupción se ha convertido en tema dominante de la agenda nacional.
La renuncia del comunicador fue solo el primer paso.
El medio en el que trabajaba Ortega, la Organización Editorial Mexicana, hizo lo que estaba a su alcance. Por un lado, manifestando su reprobación enérgica por el robo y, por el otro, ofreciendo que apoyaría a las autoridades en las investigaciones del presunto delito.
En ambos países se esperaba el castigo correspondiente.
Sin embargo, no fue así. En el caso de la #PGR, se dijo que no podía proceder hasta que las autoridades estadounidenses le notificaran los cargos en su contra y solicitaran formalmente su aprehensión. Pero las primeras reacciones de la #NFL solo aumentaron las especulaciones.
El retraso en la respuesta no fue la mejor opción.
Una de las razones más convincentes expresadas hasta ahora tiene que ver con no dañar más la relación diplomática, política y comercial entre México y Estados Unidos. La tensión generada por la construcción del muro y las acciones emprendidas por el gobierno de Donald Trump contra los migrantes mexicanos no es el mejor momento para escalar el conflicto.
Sin embargo, el problema tiene otras aristas.
Aunque ya se descartó la posibilidad de que Mauricio Ortega enfrente a la justicia del vecino país, nuestro gobierno está obligado a asumir una postura más clara y contundente. La razón principal es inobjetable, ya que el presunto delito no se puede ignorar por razones de conveniencia política.
Dejarlo pasar sería tanto como abonar a la impunidad.
Si en verdad queremos contribuir al fortalecimiento de la #CulturaDeLaLegalidad, se tiene que proceder con la firmeza que corresponde. La #ComunicaciónPolítica no puede generar la percepción de que no sucedió nada importante. Y por supuesto que la acción es posible sin afectar la relación bilateral.
La definición oficial y la respuesta son indispensables.
Nadie pone en tela de juicio que tiene que ser dentro del marco de nuestras leyes y con absoluto respeto a la soberanía de cualquier país. La decisión tendría que contribuir al fortalecimiento de la confianza de la ciudadanía en nuestras autoridades y demostrando, en forma fehaciente, que quien comete un delito debe ser sancionado.
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