Main logo

Un homenaje a Leonora Carrington

“No me gustaría morir de ninguna manera, pero si llego a hacerlo algún día, que sea a los 500 años de edad y por evaporación lenta”, Leonora Carrington

Por
Escrito en OPINIÓN el

“La razón debe conocer la razón del corazón y todas las demás razones”.

Leonora Carrington.

 

 

La casa de la pintora Leonora Carrington. Sus muros, sus habitaciones, su cama, su mesa. Sus objetos amados. La casa en la calle de Chihuahua será pronto un museo. Se abrirán al público los espacios secretos de una mujer, tan fascinante y enigmática como su obra. “No me gusta hablar de mi pintura o de la pintura en general porque es algo muy abstracto, muy subjetivo. No hay nada qué explicar”.  La pintura está allí, y corresponde a cada mirada, a cada sensibilidad descifrar lo que sus contenidos le revelan. No hay nada dicho de antemano. Y sin embargo, difícil no detenerse en el lugar que ocupa el lenguaje de los sueños en la obra de Leonora Carrington. Difícil no seguir sus pasos, su historia, su “pertenencia” a uno de los más fascinantes movimientos artísticos: el surrealismo.

 

Leonora Carrington murió en la ciudad de México en mayo del 2011, a los 94 años.  “No me gustaría morir de ninguna manera, pero si llego a hacerlo algún día, que sea a los 500 años de edad y por evaporación lenta”. Imposible que se “evapore”, dada la intensidad de su obra. Pintura y escritura. Nació en Lancashire, Inglaterra, en una familia muy acomodada y conservadora de la que quiso huir desde muy niña. Y huyó. En una exposición en Londres conoció al pintor y escultor alemán Max Ernst con quien se mudó a Francia. Hay una foto hermosísima de ellos, tomada por Lee Miller: Carrington (muy joven) toma el sol en ropa interior, mientras fuma, Max Ernst junto a ella, extiende sus brazos y cubre sus senos desnudos con sus manos.

 

 

 

Al lado de Ernst conoció  a los surrealistas, entre ellos, por supuesto, al escritor y poeta André Breton. Ernst fue detenido por los nazis y llevado a un campo de concentración del cual logró salir con vida. Mientras tanto, Leonora desesperada se refugió en España en donde tuvo una crisis que la llevó a un internamiento en un hospital psiquiátrico, experiencia que narra en su texto “En bas”. Logró escapar del hospital y se encontró con el poeta Renato Leduc, entonces diplomático. Se casaron, para que Leonora pudiera llegar a México. Acá vivió el resto de su vida. Trabajó. Construyó su familia junto al fotógrafo judío-húngaro Emérico Weisz. Vivió su hermandad con las pintoras Remedios Varo y Kati Horna. En 2011, a la muerte de su amiga, Elena Poniatowska publicó su biografía: “Leonora”, trabajada a partir del hilo de conversaciones que mantuvieron juntas durante años.

 

Esta vez, es el periodista Gibrán Bazán quien ofrece un homenaje a la persona y a la obra de Leonora Carrington con su documental: “Territorio Leonora”. Cuenta cómo, por mucho tiempo conversó con una señora mayor a la que conoció en el supermercado. Él era viudo con un hijo pequeño, ella le preguntaba por el niño, le daba consejos. A veces se encontraban por casualidad en el parque y compartían una banca. Un día Gibrán se enteró que esa mujer que lo acompañaba en un periodo tan difícil en su vida, su entrañable amiga del barrio, era la pintora Leonora Carrington.

 

 

El 6 de abril la pintora cumpliría cien años. Gibrán decidió hacernos un regalo: un documental que narra fragmentos de la vida de Carrington, un documental que circule libremente, sin derechos de autor. Un largo homenaje en el que entrevista a su hijo Pablo Weisz, a su ama de llaves Yolanda Gudiño Alvarado, a la escritora y crítica de arte Angélica Abelleyra, al pintor Noé Katz, al psicoanalista José Rosovsky, al cineasta Tufic Makhlouf, entre otros. La cámara recorre la casa. La cocina. Una escultura de Leonora. Sus fotos. Sus mascotas. Adoraba a los gatos y a los perros. La escalera a lo lejos. “El mundo que pinto no sé si lo invento, yo creo que más bien es ese mundo el que me inventó a mi”. La actriz Adriana Cardeña interpreta  a Leonora, paseando con sus amigas por las calles de la Condesa y de la Roma, con los vestidos de la pintora, prestados por su hijo. Ese trío de pintoras extraordinarias: Carrington, Varo, Horna.

 

Feliz cien años para la jamás “evaporable”, Leonora Carrington. Les comparto el enlace hacia “Territorio Leonora”. 

 

 

@Marteresapriego

@OpinionLSR