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Suicidio: no sólo un problema de salud pública

El bienestar mental es prioridad al igual que todo lo que involucre a cualquier comunidad.

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Escrito en OPINIÓN el

Las muertes violentas no sólo son ocasionadas por otras personas o accidentes, también devienen de problemas multifactoriales, resultado de la compleja interacción de elementos biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales que motivan a una persona a realizar un acto deliberado en pleno conocimiento de su desenlace fatal.

 

Lo anterior es como define la Organización Mundial de la Salud al suicidio, un problema de salud pública, indicativo de la salud mental de su población, el cual se categoriza principalmente por edad, sexo y situación socioeconómica. http://bit.ly/1Czl6bH

 

De los 15 a 29 años parece ser el grupo más propenso al suicidio, siendo la segunda causa principal de muerte entre los jóvenes, y décimo cuarta causa de decesos a nivel nacional.

 

Las estadísticas señalan que en los últimos años los intentos de suicidio se han incrementado hasta un 40%, siendo los adolescentes el grupo más amplio y vulnerable debido a factores como el acoso escolar, adicciones, violencia intrafamiliar, enfermedades crónicas, entre otros.

 

A pesar de los esfuerzos en materia de prevención, los casos relacionados a trastornos psiquiátricos como esquizofrenia o ansiedad exigen intervenciones que en muchas de las ocasiones no se detectan hasta que ocurre un episodio suicida o la manifestación frecuente de deseos de morir.

 

En el sector de los adultos mayores persiste aún más la intencionalidad y la efectividad en los intentos suicidas, aunque las cifras no parecen alarmantes debido a que comúnmente se registran como accidentes, la cantidad de personas mayores que recurren a esta decisión también se sigue elevando, en especial por el abandono y la falta de redes de apoyo. http://bit.ly/1Hq7Xq8

 

Los trastornos depresivos son muy frecuentes tanto en jóvenes como en adultos mayores, y este padecimiento fue detectado en el 75% de las muertes por suicidio, en el restante estuvo relacionado a otras enfermedades mentales.

 

Para México resulta preocupante esta situación, pues ocupa el noveno lugar en muertes autoinfligidas, tan sólo en el 2013 registró 5 mil 909 suicidios, y en su mayoría ocurrieron en casa por medio del ahorcamiento, estrangulamiento o asfixia.

 

Geográficamente los estados con más incidencias en este tema, son: Aguascalientes, Quintana Roo y Campeche, mientras que en Guerrero, Oaxaca y Tlaxcala permanecen cifras mucho menores.

 

En hombres es donde se registran las tasas más altas de suicidio, con 81.7%, mientras que en las mujeres fue del 18.2 por ciento. http://bit.ly/2cCuIy1

 

Aunque existen estrategias permanentes para atender estos casos, el principal desafío se encuentra en la estigmatización en torno al tema, a veces hablarlo abiertamente llega a ser motivo de vergüenza, culpa o ridículo, lo cual puede impedir la búsqueda de ayuda o reducir la efectividad de las campañas preventivas.

 

No es sencillo abordar este contexto, aunque existen los datos y cifras que dan cuenta de la gravedad del problema, existe cierta complejidad en la atención a esta problemática; las respuestas a las interrogantes acerca de por qué se están incrementando los casos, apuntan a una gradual descomposición social.

 

Estamos presenciando una época de grandes cambios que parecen estarnos rebasando, sí queremos reducir estas cifras, si anhelamos recuperar la estabilidad social, las acciones que se tomen hoy no pueden estar aisladas, se debe tener en cuenta que la salud también va correlacionada con el resto de los componentes de la sociedad.

 

El bienestar mental es prioridad al igual que la educación, la seguridad, la economía, el deporte, la nutrición, la ecología, y todo lo que involucre a cualquier comunidad, y sólo de forma integral se podrá recuperar la estabilidad y mejora tanto a nivel personal como colectivo.

 

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