Lo fundamental y básico desde el mes de enero de este año era y sigue siendo la discusión de las leyes secundarias, sobre todo las correspondientes a las Reformas energética y de telecomunicaciones. Lamentablemente se perdió el ritmo con el que cerró el Congreso en 2013.
En diciembre, cuando terminaron las reformas constitucionales, muchos insistíamos en la urgencia de las Leyes secundarias. Las razones básicas eran dos: una la necesidad de concluir el proceso de reformas y dos evitar la influencia en favor de intereses creados.
Dicen los abogados que “lo accesorio sigue la suerte de lo principal” y evidentemente, como muchos lo han expresado, una vez que fueron aprobadas las reformas constitucionales, lo que resta es que las leyes secundarias precisen lo que más convenga al interés nacional.
La tan criticada reforma hacendaria constituye el ejemplo de lo que no debe suceder, por intentar consensar distintos intereses terminó quedando mal. Al tiempo sabremos si fue o no lo mejor, de lo que no hay duda es que con la participación de los diputados del PAN y con un debate serio entre las distintas fuerzas políticas representadas en el Congreso, el resultado habría sido de mucho mayor calado para el país.
Aprovecharse del “bajo crecimiento de la economía” y de la subsistencia de franjas de inseguridad en algunos estados del país para retrasar las Leyes secundarias es válido para las fuerzas opositoras, pero quedarse sólo en eso, como lo dice Pablo Hiriart, es perderse entre los árboles y no ver el bosque.
De lo que no hay duda es que el cambio es urgente y necesario para aprovechar la coyuntura favorable a México en el concierto internacional. Eso se expresó contundentemente en el Pacto por México, y existe un acuerdo unánime en la necesidad de las reformas para actualizar la realidad de apertura y competencia internacional de México.
La semana pasada, la Secretaría de Hacienda modificó a la baja la expectativa de crecimiento para el presente año, el Secretario Videgaray expresó sus argumentos y el pronóstico de un crecimiento mayor que se refleje para el segundo semestre del año y en el mediano plazo.
Sin poner a las Leyes secundarias como la panacea o como el fin último,
lo cierto es que éstas juegan en contra del crecimiento económico en tanto no se aprueben, porque lógicamente lo primero que exige cualquier empresario es la certeza y seguridad en sus inversiones.
Los legisladores tienen la palabra y son ellos quienes deben darnos la certeza de que las Leyes secundarias, en las vertientes energética y telecomunicaciones, sean aprobadas a favor de México y que, como lo dice Liébano Sáenz “no serán desvirtuadas en el proceso legislativo por el peso de los intereses o por la confrontación política… la discusión debe trascender el polo Reforma vs no Reforma”.
Ya lo dijo el Presidente Enrique Peña Nieto en la 32 reunión del Consejo Coordinador Empresarial, ahora que está de moda el lenguaje futbolístico:
“Las reformas transformadoras, constituyen una cancha moderna, pareja y con reglas claras; sin embargo, por mejores condiciones que tenga un buen campo de juego, para que haya goles se requiere que los jugadores tomen la cacha y salgan a ganar”.
Y si usted, lectora, lector querido, no tienen inconveniente, muchas gracias por sus amables comentarios y aportaciones, nos leemos el próximo jueves.
PD: El pasado lunes arrancó en Guachochi, Chihuahua, la segunda edición del mes de la Cruzada contra el Hambre. En este evento se dio cuenta que la Cruzada ha dado sus primeros resultados:
3.5 millones de habitantes ya comen mejor y para 2014 el reto es lograr que los 7 millones de los pobres ejerzan los Derechos que la Constitución les otorga, comenzando por el de la alimentación.
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*Coordinador de Delegaciones de la SEDESOL