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Snowden no merece su respeto

La cifra de ataques cibernéticos en América Latina aumentó durante 2015.

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Escrito en OPINIÓN el

Al cazador de cibercriminales ruso Eugene Kaspersky no le agrada Edward Snowden, a pesar de que entre los que combaten las amenazas en internet ha surgido una especie de admiración por lo que hizo con los documentos secretos de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés).

 

"No way", responde rápidamente con una cara de asco el multimillonario experto en criptografía educado por la KGB, cuando le pregunto si se ha reunido en su país con el estadunidense que le filtró documentos secretos al periodista Glenn Greenwald. "No, no, no".

 

El ex analista de sistemas de Booz Allen Hamilton voló de Hong Kong a Moscú en junio de 2013 y en agosto de 2014 recibió un permiso para morar en esa nación tres años. Vive en el exilio desde que parte de los documentos que se robó fueron publicados por The Guardian y luego comenzaron a hacer ruido por todo el mundo.

 

Los archivos que se llevó mientras laboraba para la NSA detallan programas secretos de la agencia para recolectar, almancenar y analizar información que puede funcionar en favor de los intereses de Estados Unidos en el mundo. Los documentos revelados muestran que los sistemas de inteligencia estadunidenses y sus socios -como Reino Unido, Israel y Alemania- están involucrados en esquemas de espionaje masivos, muy sofisticados e ilegales.

 

"Él reveló mucha información interesante, tal vez estas revelaciones hicieron al mundo un poquito mejor", dice el fundador y director general de Kaspersky Lab acerca de Snowden cuando insistimos. "Porque ahora entendemos las habilidades que tienen y sus operaciones, entendemos lo que realmente está pasando. Tal vez estas revelaciones hicieron que cambie el comportamiento de algunas naciones. Pero el hecho de que tuvo acceso ilegal a los datos de su empleador, y que los robó de la organización, y que los reveló, ese no es el comportamiento que yo respeto".

 

En una habitación de un hotel en Santiago, en Chile, en el marco de una reunión de analistas de seguridad, le recuerdo que Edward Snowden es una especie de héroe popular, incluso en las calles de algunos mercados en Shanghai o Beijing, entre alacranes asados y un repugnante olor a carne descompuesta, venden imágenes de madera talladas con su rostro, cuadros y fotografías junto a los de Mao Zedong y los dibujos de dragones y paisajes apacibles.

 

"Sí, sí, es cierto", dice Kaspersky. "Pero yo no estoy en contacto con este tipo, ni la compañía tiene relación con él. No sé dónde está, en qué parte de Rusia, ni estoy interesado en saberlo". Insistimos en saber si se ha encontrado en secreto con él, como se ha dicho desde que el estadunidense se refugió en la tierra del líder de un grupo de hackers que protegen al mundo de las ciberamenazas. Aclara nuevamente cuando preguntamos directamente si lo ha ayudado: “No, no, no hay razones”.

 

Retomo esta charla porque hasta mediados de 2015, los expertos de la firma me contaban que se reportaban más de 400 millones de incidentes en América Latina, esto representaba 20.1 ataques por segundo en la región. Pero esa cifra subió.

 

“En el 2015, Kaspersky Lab detectó un estimado de 920 millones de incidentes registrados en América Latina. Es importante resaltar que no se trata de ataques diferentes, sino de incidentes que implican malware donde una muestra puede atacar a la vez a varios usuarios, y donde ésta aterrice se cuenta como un nuevo incidente.

 

Esta cifra toma en cuenta incidentes registrados en Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Guatemala, México, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela”, me dice Dmitry Bestuzhev, director del equipo de Análisis e Investigación para Kaspersky Lab en América Latina.