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Siberia en la CDMX

Pretenden desterrar a todo trabajador que no concuerda con las ideas de la actual administración.

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Escrito en OPINIÓN el

El periódico El Universal publicó recientemente la evaluación del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México en la que aparece con un índice de desaprobación histórico, que alcanza las dos terceras partes de la ciudadanía. Sin embargo, al parecer sus colaboradores, o no leen los periódicos o, de plano, no quieren ayudar a su jefe. No se necesita crearle problemas al Gobierno de la Ciudad. Sus funcionarios los crean solitos.

 

Como si no tuvieran suficientes, el Secretario de Desarrollo Social, José Ramón Amieva o alguno de sus colaboradores a su vez, ha lanzado una cruzada contra los trabajadores que tienen ideas políticas distintas a los gobernantes actuales. Por ejemplo, contradiciendo todos los postulados de los compromisos laborales del Jefe de Gobierno, en la Secretaría de Desarrollo Social están cambiando el centro de trabajo de muchos de sus empleados. Es el caso de Guillermo Rosas, Jazmín Citalli Rodríguez y Mireya Guzmán.

 

El primero vive en la colonia Portales, laboraba en el centro y lo están enviando a la Unidad de Atención y Prevención de la Violencia Familiar (UAPVIF) de Milpa Alta. Yazmín Citlalli y Mireya, por su parte, viven en Cuajimalpa y laboran en la UAPVIF de esa misma demarcación y las quieren reubicar también en UAPVIF de Milpa Alta.

 

De entrada, resulta absurdo que frente a los niveles de congestión vehicular y contaminación atmosférica se implementen políticas laborales totalmente contrarias a lo que aconsejan los expertos en medio ambiente y transporte y la simple sensatez. De lo que se trata es de que en una ciudad tan complicada como la nuestra el trabajo quede cerca del hogar de cada quien, pues alejarlo significa aumentar parque vehicular en movimiento y emisiones contaminantes. Por lo demás, en los variados protocolos los firmados y anunciados por el Jefe de Gobierno se habla de buscar acercar el centro de trabajo a la vivienda de los trabajadores o viceversa.

 

Por otra parte, y éste al parecer es el objetivo, se trata, para decirlo técnicamente, de un acoso laboral y, en términos más llanos, de una crueldad laboral. 

 

A Guillermo Rosas, quien hacía 20 minutos para llegar a su trabajo, lo mandan a trabajar a un lugar que queda a más de dos horas de donde vive. Mientras que a Jazmín y Mireya las quieren obligar a trasladarse a un lugar que queda a ¡cuatro horas de distancia de donde viven! Es decir, las autoridades pretenden que estas dos mujeres utilicen ocho horas diarias para transportarse.

 

Esto constituye una severa contradicción con el método de medición de la pobreza que utiliza la Secretaría de Desarrollo Social desde hace años. Este método señala que la falta de tiempo libre es uno de los elementos que acentúa la pobreza. Por eso, el tiempo forma parte del método de medición integral de la pobreza. 

 

Los mandos de la Secretaría de Desarrollo Social pretenden que Milpa Alta sea la Siberia del Gobierno, pues ahí quieren desterrar a todo trabajador que no concuerda con las ideas de la actual administración. Buscando demostrar la "lealtad" al proyecto, el equipo de Amieva propina otro golpe que daña la imagen del Jefe de Gobierno. Así no se puede. 

 

@martibatres

@OpinionLSR

 

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