"La noche del miércoles recibí, en mi carácter de presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena, una carta del secretario de Gobernación en la que me invitó, como a todos los dirigentes de partidos, a una reunión para tratar el tema de la seguridad de los candidatos. Mi respuesta fue la siguiente:
"En relación a su carta en la que me invita a una reunión para abordar el tema de la seguridad de los candidatos, le expreso las siguientes consideraciones:
1. Morena no ha solicitado seguridad para sus candidatos. Entonces, usted no puede decir que se responde a una solicitud o interés nuestro.
2. Sería un acto de injusticia más, una desigualdad adicional a las ya tantas existentes, otorgarle seguridad a los candidatos de los partidos y no dársela a la ciudadanía en general. Quien más necesita seguridad es la sociedad mexicana, atacada permanentemente por la mafia política, el crimen organizado y la delincuencia común.
3. Además, no creemos que usted ni el gobierno del que forma parte puedan otorgar realmente seguridad ni a los candidatos ni a nadie. El gobierno del que forma parte la secretaría que usted encabeza no ha podido brindar seguridad ni a decenas de periodistas que han sido asesinados, miles de personas que han sido secuestradas e incluso hasta funcionarios y legisladores han sucumbido por la violencia desbordada que inunda al país.
4. Cabe recordar que la Secretaría de Gobernación, encargada por ley de la seguridad pública, no otorgó la seguridad necesaria a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa que se encuentran desaparecidos.
5. Por lo demás, Morena no se presta a la simulación de acuerdos y diálogos realmente inexistentes. Ustedes no han querido escuchar a la sociedad que en su gran mayoría ha rechazado las reformas impuestas por Enrique Peña Nieto.
"Por todo lo anterior, le informo que Morena no asistirá a la reunión que usted convoca. Morena no aspira a recibir ni a dar privilegios. La seguridad debe ser para todo el pueblo de México, no para unos cuantos".
Sin duda, el diálogo es un gran instrumento de la política civilizada. Sin embargo, la simulación lo pervierte. El día que se acepte que las grandes reformas estructurales deben pasar por consultas a la sociedad, ese día dejará de haber simulación y entonces sí tendrán sentido las reuniones entre las diferentes fuerzas políticas.
Cabe decir también que el día que haya pleno empleo ese día habrá seguridad pública y no habrá necesidad de guardias personales para nadie.