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Seguridad nacional y seguridad interior

Confusiones, omisiones, vacíos jurídicos y anquilosamientos en torno al tema han salido a relucir de cara al análisis y discusión de la iniciativa panista.

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Escrito en OPINIÓN el

La emergencia en materia de seguridad que vive México -aunada a la postura de endurecimiento del general Salvador Cienfuegos Zepeda y sus advertencias para que los legisladores se ocupen ya en elaborar una ley que avale la participación militar en tareas de seguridad interior y seguridad pública- abrió un debate en varios frentes que ha revelado urgencias y vacíos añejos en esta materia.

 

Confusiones, omisiones, vacíos jurídicos y anquilosamientos en torno al tema han salido a relucir de cara al análisis y discusión de la iniciativa panista presentada en septiembre de 2016 y que sirve como base para reavivar una agenda que permanecía olvidada hasta que la presión mediática, la inacción de la clase política y “el desgaste” obligaron al general Cienfuegos a dar un manotazo sobre la mesa presidencial para colocar el punto en el centro de las discusiones.

 

Curiosamente, el debate no se ha visto reflejado en los órganos de difusión de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). En cambio, la Marina ha abordado el tema desde finales del año pasado, precisamente desde que el PAN envió su iniciativa a la Cámara de Diputados para su revisión y discusión.

 

Una de las voces autorizadas para analizar en corto el tema es la del Coronel de Infantería (retirado) Jesús de Miguel Sebastián, ex agregado militar de la Embajada de España en México y quien ha seguido el tema desde hace varios años.

 

El pasado cinco de diciembre, el Instituto de Investigaciones Estratégicas de la Armada de México (IIEAM) publicó en su sitio de internet el Documento de Opinión (DO 11-16) Reflexiones sobre la ley de seguridad nacional, elaborado por el coronel De Miguel, texto en el que el militar aborda el tema y al mismo tiempo puso al descubierto varios aspectos deficitarios con los que, de manera implícita, han venido trabajando soldados y marinos.

 

En su análisis el coronel señala la confusión recurrente en la que caen los civiles al hablar de seguridad nacional y confundir la seguridad pública con la seguridad interior.

 

Jesús de Miguel aborda el tema en el contexto de la discusión para darle vida una ley de seguridad nacional que no sólo defina el papel que las fuerzas armadas deberán jugar en el combate a la delincuencia, sino que además retome en serio y a fondo el eterno problema del que carece el Estrado mexicano: la ausencia de una estrategia de seguridad nacional que oriente el rumbo del país en dicha agenda.

 

El coronel advierte desde el inicio que la participación de las fuerzas armadas en labores de seguridad no es una excepción, sino un escenario previsto y avalado constitucionalmente. La violencia inédita del crimen organizado ha dado pie, en los hechos, a una seria confusión entre lo que es la seguridad pública y lo que es la seguridad interior.

 

Para el militar, esta confusión es grave porque ha convertido a los soldados y marinos en gendarmes/policías y ha hecho que la función de defensa nacional que estos cumplen haya quedado de lado.

 

De Miguel agrega que una nueva ley envíe a soldados y marinos a combatir frontalmente al crimen organizado, sería un error que además se percibiría como “una militarización de la sociedad”. Una reforma que no distinga entre seguridad de interior y seguridad pública daría lugar a escenarios riesgosos en los que los militares ocuparían los espacios que le corresponden al poder civil.

 

El coronel va más atrás en el tiempo y revisa la Ley de Seguridad Nacional elaborada en 2005 en tiempos del presidente Vicente Fox, la cual, asegura, fue rebasada hace tiempo.

 

Por eso, dice, en la actual coyuntura no se trataría solamente de elaborar una ley de seguridad interior, sino de ir más allá y rehacer la vieja ley de seguridad nacional creada en tiempos de Vicente Fox. De esta forma la naciente ley de seguridad interior quedaría como un cuerpo dependiente e inscrito en una verdadera ley de seguridad nacional, propone.

 

Otro punto destacado en su breve análisis tiene qué ver con el hecho indiscutible de que la presencia de militares y marinos en las calles del país continuará en el mediano plazo.

 

Por ello será indispensable “una ley de excepcionalidad, junto con unas reglas de enfrentamiento/actuación” que regulen la manera en que soldados y marinos deberán actuar en choques armados y operativos que involucren su presencia en zonas urbanas.

 

Sin embargo, el coronel no menciona nada respecto a los mecanismos con los que la sociedad civil tendrá por fuerza que supervisar y/o darle seguimiento detallado a cada operativo y acción armada del Estado contrala delincuencia organizada y común.

 

En este punto el especialista en seguridad pública Ernesto López Portillo ha precisado que hasta el momento ninguno de los alegres promotores de la ley de seguridad interior ha querido decir o abordar el punto de cómo se le va a hacer para “someter a control democrático real las operaciones militares en terreno”.

 

Muy cierto. Ya sea una ley de seguridad nacional o bien la esperada ley de seguridad interior, uno de los temas fundamentales que tendrá que quedar plasmado deberá será el de los mecanismos de control y autentica rendición de cuentas que desde el ámbito civil será necesario implementar para verificar las operaciones castrenses una vez aprobada la legislación de orden interior.

 

Pero el problema no para ahí. El coronel De Miguel reconoce que si bien México ha avanzado con la creación del Sistema de Seguridad Nacional, carece de una estrategia real en la materia.

 

No hay rumbo.

No lo ha habido en mucho tiempo.

O la brújula resultó mal hecha para definirlo.

O pocos, muy pocos saben leerla.

 

De ahí el desconcierto.

 

La deriva histórica.

 

@JorgeMedellin95 

@OpinionLSR