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Sedena y Marina, no cambian

45 millones de pesos se están usando para cubrir los sueldos del personal.

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Escrito en OPINIÓN el

Para militares y marinos, más armas, más presupuesto sin recortes, más concesiones en la compra de equipo bélico y más vaivenes en la aplicación de recursos vinculados con los lineamientos de respeto a los derechos humanos que deberían seguir al pie de la letra.

 

El resultado de tales vaivenes parece reflejarse de manera cada vez más clara en las oleadas de abusos castrenses suscitadas en el actual gobierno y que, sin alcanzar los niveles alarmantes de los años sangrientos de la administración de Felipe Calderón, sí bastan para contradecir cada palabra del discurso triunfalista y de transparencia del presidente Enrique Peña Nieto y sus colaboradores.

 

Las fluctuaciones en el presupuesto destinado a la Sedena y a la Marina para la aplicación de políticas de respeto a los derechos humanos parecieran coincidir con el aumento de los casos de abuso cometidos contra la población en varios puntos del país, especialmente en las regiones que siguen viviendo la pesadilla de la delincuencia organizada.

 

Los números en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de la Sedena a partir del primero año de gobierno de Peña y del primero de la administración del general Salvador Cienfuegos Zepeda indican algún desfase, revelan cambios relacionados quizá con la modernización militar o rearme que viven las fuerzas armadas del país.

 

En 2013, la Sedena recibió un presupuesto inicial de 60 mil 810 millones, 570 mil 686 pesos, de los cuales destinó 76 millones 379 mil 276 pesos a la Dirección General de Derechos Humanos. De esta cifra, 39 millones fueron para pagar los sueldos del personal que labora en la DGDH y poco más de 37 millones de pesos se usaron para gastos de operación de esa instancia.

 

Para 2014, el PEF original de la Sedena fue de 65 mil 236 millones, 949 mil 977 pesos. En el segundo año de gobierno de Peña, la Sedena casi duplicó los recursos para su DGDH, asignándole 131 millones, 256 mil 189 pesos.

 

El cambio drástico en los lineamientos de respeto a los derechos humanos y la urgente necesidad de reconstruir los puentes rotos entre militares y civiles en el país impulsaron programas, conferencias, talleres, pláticas y cursos de actualización para decenas de miles de militares a lo largo y ancho del territorio.

 

El 2014 es, hasta el momento, el año en que más recursos han gastado la Sedena y el gobierno federal en tratar de cambiar la mentalidad de militares y marinos para que dejen de cometer toda clase de abusos contra la población civil, esté vinculada o no con la delincuencia organizada en el país.

 

No lo han logrado.

 

Para el 2015, siempre en ascenso, la Defensa Nacional ejerció un PEF de 71 mil 273 millones, 654 mil 718 pesos. La cantidad de recursos destinados a la Dirección General de Derechos Humanos de la Sedena fue de 127 millones, 983 mil 586 pesos, apenas 3 millones 272 mil 603 pesos menos que en el ejercicio anterior.

 

Los datos de la Sedena indican que en 2015 se pagaron poco más de 40 millones de pesos en salarios para el personal de la DGDH y se emplearon 87 millones, 889 mil pesos en gastos de operación (cursos, conferencias, etc).

 

En este año, el PEF del ejército es de 72 mil 250 millones, 719 mil 526 pesos, de los cuales apenas se destinarán 83 millones, 129 mil 268 pesos a la Dirección General de Derechos Humanos militar.

 

Del presupuesto castrense más alto que se ha tenido en la historia de México, 45 millones de pesos se están usando para cubrir los sueldos del personal y sólo 37 millones, 304 mil pesos irán para los gastos de operación de esa área.

 

¿Hay alguna diferencia entre los 131 millones de 2014 y los 83 millones de este año?

 

¿Es correcto tratar de encontrar la relación proporcional entre más recursos económicos y menos abusos militares o es un ejercicio inútil a partir de la premisa de que soldados y marinos nunca cambiarán porque no son policías y no están adoctrinados para ver a los civiles como delincuentes sino como enemigos a los que hay que aniquilar?

 

Veracruz: ¿En cuál de los supuestos de la lucha anticrimen ubican militares y marinos a un mecánico que tuvo la mala fortuna de cruzarse con ellos en un camino de Veracruz para aparecer en estado de descomposición semanas más tarde?

 

Nuevo León: ¿Cuál es la justificación táctica o estratégica o de seguridad nacional para asesinar a un civil que agredió a un vecino quien resultó ser informante de la Marina?

 

Estas cosas ocurren no en los tiempos violentos de Felipe Calderón y su guerra contra el narcotráfico.

 

Suceden en los tiempos de no confrontación con los cárteles de la droga, los tiempos de menos violencia, del uso de la inteligencia por encima de la fuerza, de la estrecha cooperación internacional y la cantada modernización militar (o rearme) celebrados por Peña Nieto y su gabinete de seguridad.

 

Para el récord oficial quedan en el aire las cuatro Recomendaciones dirigidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a la Sedena (02/2013; 19/2013; 51/2014; 02/2016) y las nueve enviadas a la Marina en este gobierno (15/2013; 16/2013; 41/2013; 52/2013; 53/2013; 68/2013; 31/2014; 04/2015; 01/2016). Van trece.

 

Sí; en este sexenio la sobreexposición naval y su carácter de punta de lanza, de cabeza de playa en el combate al crimen organizado la colocan como la institución con más acusaciones y quejas, por encima de la Sedena, en abusos a los derechos humanos.

 

Y en la dicotomía y contraste permanente entre militares y marinos, están las 119 Recomendaciones emitidas por la CNDH y aceptadas por la Sedena entre el 2 de abril de 2007 y el 24 de noviembre de 2015 (aparecen en la página oficial de la dependencia), y el silencio de la Marina, que nunca ha hecho pública en su página de internet su agenda de derechos humanos.

 

No aparecen por ninguna parte los reportes sobre quejas, recomendaciones, casos y el estatus que guardan, mucho menos su seguimiento puntual como parte de uno de los aspectos más delicados en materia de seguridad pública en México.

 

La consulta de los PEF anuales de Marina no arroja luces al respecto. ¿A qué dirección o área destina la Armada de México los recursos para doctrina y capacitación de materia de respeto a los derechos humanos?

 

¿A Educación Naval? ¿Al Estado Mayor General de la Marina? ¿A Recursos Humanos? Es un misterio muy bien guardado.

 

Están los navales de Peña, como los soldados de Calderón.

 

CENTINELA.- Y hablando de transparencia y rendición de cuentas, la Sedena retiró de su nuevo y flamante portal de internet versión Beta toda la información sobre los mandos territoriales en sus Regiones, Zonas, Guarniciones y Bases Aéreas Militares en todo el territorio nacional.

 

Conocer la rotación de mandos militares en estos rubros debe ser seguramente un asunto de seguridad nacional o de prejuicio político. A saber.

 

@JorgeMedellin95 

@OpinionLSR