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San Pablito: Morir de la pólvora

En Tultepec viven los artesanos de la pirotecnia que hacen de su trabajo un arte.

Por
Escrito en OPINIÓN el

…y un rostro dio fulgores amarillos a la muerte 

y un ataúd de pólvora un ataúd un ataúd…” Efraín Huerta (El viejo y la pólvora)

 

En San Pablito, Tultepec, estado de México, la pólvora es vida y muerte. Oler a pólvora, tenerla impregnada en las manos y en la ropa, es un orgullo para quienes habitan ese lugar, es como retar a la muerte que representa la oscuridad, para convertirla en luz y sonido.

 

En Tultepec viven los artesanos de la pirotecnia que hacen de su trabajo un arte, confeccionan desde los cuetes que iluminan el cielo de mil colores como si fueran estrellas que se desparraman lentamente, los toritos que resplandecen con sin fin de tonalidades; las luces de bengala que iluminan con miles de chispas atrayendo la sonrisa de niños y adultos; los cuetitos que estallan en instantes, hasta aquellas temidas palomas estruendosas que hacen correr a cualquiera de susto.

 

Con la explosión del martes 20 de diciembre en el mercado de San Pablito, esa magia desapareció para convertirse en una tragedia, en una gran nube negra, quemante, que arrasaba todo a su paso quedaron decenas de muertos, heridos graves y desaparecidos, en un lugar que antes era portador de luces de alegría.

 

Cientos de personas estaban a las 2:40 de la tarde, cuando empezaron los tronidos y empezaron a correr despavoridos; muchos cayeron en el piso, quedaron pisoteados, otros sintiendo el fuego quemante en sus cuerpos sin parar. Una pesadilla inenarrable.

 

Los políticos farsantes

 

Pronto aparecieron los políticos (farsantes) y dijeron que había sido un “accidente”.  Otros dijeron simplemente que había sido un descuido de los artesanos de la pólvora (para quitarse culpas). Versiones de que fue un niño quién prendió una paloma y todo estalló (al fin de que los muertos ya no pueden dar testimonio). Otros dicen que fue un atentado, una venganza de los carteles delincuenciales por no pagar “el derecho de piso” (para que los políticos salgan limpios de culpa).

 

El gobernador mexiquense Eruviel Ávila Villegas apareció dándose golpes de pecho diciendo que el Estado asumiría todos los gastos médicos, que sufragaría los sepelios y después hasta becas para los niños seguro ofrecerá.  Que no se diga que el gobierno no cumple. ¿Y su responsabilidad de brindar seguridad en estos lugares dónde quedó?

 

Preguntas que el gobierno debe responder

 

¿Cuántas inspecciones se hicieron en los últimos meses? ¿Cuántos inspectores estaban encomendados en esa tarea? ¿Qué experiencia tenían los inspectores en el manejo de la pólvora y explosivos?

 

¿Hubo corrupción o negligencia de inspectores y funcionarios? (ahora van a decir que todos los papeles estaban en orden).

 

¿Quién vigilaba la seguridad del lugar? ¿era inexistente, eventual, permanente? ¿Qué medidas se habían organizado en caso de una conflagración pequeña, media o de gran magnitud? ¿Qué distancia tenía que haber entre puesto y puesto? ¿de qué material estaban construidos los locales? ¿Cuál era el material recomendable?

 

¿Qué cantidad de material de pirotecnia podía estar acumulado en cada puesto? ¿Cómo evitar una explosión en serie? ¿Qué capacitación se había brindado a quienes atendían de cada puesto?

 

¿Cuál era la responsabilidad del gobierno del Estado en el diseño, vigilancia y protección del lugar? ¿Del municipio? ¿En qué consistían los 400 permisos otorgados por Sedena y su responsabilidad?  ¿Cuántas inspecciones in situ hizo Sedena? ¿Por qué la Sedena ha guardado silencio?

 

Ahora todos se quieren lavar las manos y echar la culpa a los muertos. No se vale. Eso es cinismo del más vil.

 

Leyes viejas e ineficientes

 

Lo cierto es que las normas que regulan el trabajo de la pirotecnia son primitivas, en las que se nota nunca se tomó la opinión de los artesanos de la pólvora ni de los especialistas en temas de seguridad en materia de explosivos.

 

Es la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos la que regula todo lo relacionado con esta actividad y determina que su regulación es responsabilidad del gobierno federal.

 

El artículo 41 de esa norma señala que todo lo relacionado con las pólvoras y explosivos es materia federal.  Lo mismo ocurre con los Artificios (iniciadores, detonadores, mechas de seguridad, cordones detonantes, pirotécnicos y cualquier instrumento, máquina o ingenio con aplicación uso de explosivos).

 

El artículo 43 de esa ley señala que es la Secretaría de la Defensa Nacional la que:

 

 “…podrá negar, suspender o cancelar discrecionalmente los permisos…”

 

El artículo 45 dice que las fábricas, talleres, comercios y demás establecimientos deberán reunir las condiciones de seguridad, funcionamiento técnico, ubicación y producción que determinen en el Reglamento, pero éste es omiso.

 

El artículo 68 dice que quienes tengan un permiso general deberán rendir a la Sedena:

 

“dentro de los cinco primeros días de cada mes, un informe detallado de sus actividades”.

 

¿Los artesanos de Tultepec que informe rendían? ¿informe detallado?  ¡Es una vaguedad que ni los redactores de ese reglamento entienden!

El artículo 69 dice que las negociaciones que se dediquen a las actividades de explosivos tienen la obligación de dar las facilidades necesarias a la Sedena para la practicas de visitas de inspección. Reiteramos la pregunta:

 

 ¿Cuántas inspecciones se realizaron? ¿En que consistieron?

 

En este momento es obligación de la Sedena hacer públicas las actas y expedientes para deslindar responsabilidades.

 

No se pueden convertir en secreto de Estado estos documentos para cubrir a los responsables con el manto de la impunidad.

 

El Reglamento de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos señala en el artículo 38 que para la autorización de fabricación de artificios pirotécnicos gestionaran los permisos ante la Sedena pero señala en el inciso d) que se deberá contar con la:

 

d).- Opinión favorable del Gobernador del Estado o Territorio donde planea edificar el taller, o del Jefe del Departamento Distrito Federal en su caso.

 

¿Dónde está esa opinión favorable del Gobernador del Estado? ¿Qué medidas de seguridad se diseñaron en San Pablito?  Toda esta documentación debe hacerse pública.

 

Este reglamento que se aprobó el 6 de mayo de 1972 huele a viejo. Seguramente todos los expedientes se hacen de machote y con llamados de influencias para que los políticos queden bien.

 

En estos momentos de tragedia que vive el poblado de Tultepec es tiempo de deslindar responsabilidades y dar certidumbre a esa actividad que sostiene a miles de artesanos.

 

San Pablito no puede morir de la pólvora.

 

@Manuel_FuentesM

@OpinionLSR