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Retroceso, el símbolo de Mancera

En el ámbito democrático la regresión es notoria, el gobierno central se convirtió en un actor central en la compra del voto.

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Escrito en OPINIÓN el

Con Mancera pasamos de la ciudad del bienestar a la ciudad del malestar. En sus cuatro años de gobierno ha desaparecido el carácter democrático, libertario e igualitario de la capital que se construyó desde 1997. En su lugar vemos una entidad cada vez más parecida a la que gobernó el PRI de personajes como Ernesto P. Uruchurtu, Alfonso Corona del Rosal, o Alfonso Martínez Domínguez, donde la libre manifestación, el derecho de reunión, la democracia y el combate a la marginación social simplemente no existían.

 

Y es que en la administración de Miguel Ángel Mancera, la Ciudad de México experimenta un retroceso en prácticamente todos los terrenos. Por eso el recuento de cuatro años es negativo y se refleja en los estudios de opinión que dicen de forma contundente que Mancera pasó de ser el Jefe de Gobierno más votado a ser el Jefe de Gobierno peor calificado.

 

En el ámbito democrático, la regresión es notoria. Con Mancera regresó la compra del voto con recursos públicos operada desde las delegaciones gobernadas por el PRD pero también desde el ámbito central de la administración capitalina. En los procesos electorales pasados no sólo se entregaron, vía las delegaciones perredistas, tinacos y pintura con total impunidad, sino que se impulsaron acciones como el empleo temporal con lo que el gobierno central se convirtió en un actor central en la compra del voto.

 

Para poner en marcha este plan de defraudación electoral, desde la administración central se desviaron cuantiosos recursos, calculados en por lo menos 700 millones de pesos para contratar a más de 50 mil personas, sin que al momento el gobierno haya rendido cuentas ni publicado los padrones de beneficiarios.

 

La Ciudad de México que era ajena a este tipo de prácticas, ahora se asemeja a otros lugares del país donde gobierna el PRI y predomina la compra del voto.

 

De igual forma, con Mancera se han perdido libertades políticas como el derecho de reunión. En Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero y Coyoacán fueron desmanteladas diversas reuniones públicas el uso de golpeadores; pero el zócalo capitalino también fue cerrado a manifestaciones. Sólo los amigos del Jefe de Gobierno pudieron llegar libremente a la Plaza de la Constitución en un acto diseñado para el elogio del gobernante como sucedía en los peores años del PRI.

 

Por otro lado, existe un estancamiento en materia de política social en la Ciudad. Durante la administración de Andrés Manuel López Obrador se construyeron grandes programas sociales como la pensión para adultos mayores o los apoyos a unidades habitacionales y se construyó más vivienda de interés social que en cualquier otra época, mientras que con Marcel Ebrard se pusieron en marcha programas como la beca Prepa Sí o los Comedores Comunitarios. En cambio, con Mancera, no se ha impulsado ningún programa social de gran alcance. Lo más presumido por el Jefe de Gobierno es “Médico en tu Casa” pero se trata de un programa limitado que no ha tenido penetración entre la ciudadanía.

 

Finalmente, la obediencia de Mancera a Peña Nieto ha pegado a los habitantes de la Ciudad de diversas formas. Una es que debido a esta alianza, que hoy se pretende negar, la juventud de la capital ha sido agredida por la policía en diversos momentos y el ejemplo más reciente es el castigo presupuestal a la ciudad por parte de la federación que es responsabilidad de Mancera.

 

La actitud sumisa del mandatario local con Peña Nieto acostumbró al gobierno federal a desdeñar a las autoridades locales y a la propia Ciudad de México. Esto ha llevado a esta circunstancia en la que el gobierno federal trata de disminuir los recursos para la Ciudad de México. Aquí tiene una responsabilidad el propio Mancera por no haberse hecho respetar por la Federación y por haber tenido una actitud de subordinación a lo largo de cuatro años del sexenio.

 

Por eso, el retroceso es el símbolo de estos cuatro años de Mancera.

 

@martibatres

@OpinionLSR

 

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