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Relanzamientos

La visita del presidente Peña a Estados Unidos desde mi óptica y opinión personal, tiene visos de querer relanzar la relación entre ambas naciones.

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Escrito en OPINIÓN el

El año nuevo siempre trae consigo nuevos propósitos. Nuevas ideas y nuevos proyectos se forman en nuestra mente, esperando salir a la luz pronto y convertirse en hechos concretos. Por supuesto eso depende de nosotros mismos y de nadie más. La concreción de los proyectos nuevos no es una cuestión de suerte, sino depende de conductas específicas.

 

Una vez escuché al gobernador del estado de Querétaro, José Calzada, decir que el éxito no es cuestión de suerte o de casualidad, sino que es un sistema; y la realidad es que no podría estar más de acuerdo con esta afirmación. El éxito, como tal, depende del trabajo constante y dedicado, diario y cotidiano, y del esfuerzo que ello implica. Como tal, el éxito no llega solo ni mucho menos aparece por obra de magia. El éxito, entonces, es un sistema.

 

Y traigo esto a colación porque todo lo anterior no solamente se aplica a la vida personal o familiar, sino que tiene una relación y conexión directa con lo que nos sucede como país y en nuestro entorno como sociedad. La realidad es que también el año nuevo trajo, también,  nuevas ideas y proyectos para México; sin embargo el éxito de los mismos también depende de la conducta que tengamos, y como tal, el éxito nacional será resultado de un sistema y no de un golpe de suerte o de casualidad. Y el sistema tiene sus raíces más profundas y poderosas en las acciones de la vida diaria y cotidiana.

 

Ahora bien, para vincular lo anterior con el tema de esta columna, quiero mencionar que recientemente tuvimos en Washington la visita del presidente Enrique Peña Nieto, en la que se reunió con su homólogo Barack Obama, y en la que seguramente se trataron temas de suma importancia (y seguramente complejos). La visita llega en un momento en que la prensa y la opinión pública internacional y global (especialmente la estadounidense) ha sido muy crítica con México, su gobierno y su situación actual, derivado de la crisis de seguridad en Guerrero y la violencia que priva en el país. En ese contexto, la visita del presidente Peña tiene, desde mi óptica y opinión personal, visos de querer relanzar la relación entre ambas naciones, en una suerte de propósito de año nuevo nacional.

 

No sabemos a ciencia cierta qué fue lo que discutieron los dos presidentes a puerta cerrada, pero me parece que hay dos señales que se envían de manera clara después de dicho encuentro, de acuerdo a lo que he podido platicar con varias personas en la capital estadounidense: La primera es que el gobierno de México requiere ayuda y la está solicitando; ello enmarcado quizá en una nueva relación de colaboración entre ambos países, que hasta la fecha no había quedado muy claro para la Casa Blanca. Ya establecimos hace algunos artículos, que precisamente este tópico generaba suspicacias entre los oficiales gubernamentales de los Estados Unidos.

 

En segundo lugar, otro mensaje que se está enviando es precisamente que el Gobierno de México ha comenzado el año 2015 tratando de hacer un "borrón y cuenta nueva", dejando (o tratando de dejar) atrás la imagen de inseguridad, a través de nuevos enfoques para atender el problema en la de la violencia en México (como es el caso de Ayotzinapa), todo ello también para dar paso a nuevos temas; especialmente aquellos en los que la nación puede beneficiarse de una relación mutua con los Estados Unidos. En otras palabras, es un factor que no había estado presente en la ecuación de manera tan contundente como hasta ahora. Quizá la severidad de las circunstancias en México obligan a tomar nuevas acciones.

 

Pero lo anterior no será suficiente si solamente se queda allí. Es decir, la suspicacia de quienes observan de cerca el actuar y el panorama nacional, y sobre todo aquella que la Casa Blanca ha expresado como trasfondo, en la que no se sabe a ciencia cierta si las cosas en México comenzarán a cambiar y ser diferentes siempre ha estado, o bien, seguirán iguales como muchos los sospechan.

 

Después de la visita del presidente Peña, el gobierno de Barack Obama entiende las intenciones y los deseos, pero necesita ver pruebas de ello. Los siguientes pasos para México no serán fáciles, porque ahora se requiere mucho trabajo que haga ver al mundo (y a los mexicanos mismos), que estos propósitos nacionales de año nuevo son efectivamente acciones concretas y específicas que hacen de México una nación distinta. De otra manera todo quedará en buenas intenciones, y esas ya están de sobra. Es momento de relanzamientos.

 

@fedeling