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¿Qué hay detrás de la nueva Bolsa de Valores?

El marco regulatorio para el arranque de la segunda Bolsa de Valores ya fue aprobado.

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Escrito en OPINIÓN el

Los que se dicen listos para aprobar la operación de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) son las autoridades de la Comisión Nacional Bancaria (CNBV), que encabeza Jaime González Aguadé.

Según los más cercanos al proceso, después de más de un año de espera, se asegura que será a fines de mayo, cuando la CNBV dé luz verde a la segunda bolsa que funcionará en México.

 Sin embargo, los que están muy cautelosos en sus declaraciones son los directores de las casas de bolsa, ya que según nos cuentan, no quieren recibir ningún jalón de orejas por parte de las autoridades, quienes han llevado a cabo una defensa férrea de la naciente institución.

Incluso, cuando a muchos de los directivos se les cuestiona sobre la segunda bolsa, lo primero que piden es apagar las grabadoras para platicar “off” y la única petición que haya un trato parejo entre los participantes.

Otro de los temas que les genera cautela es que aún no se sabe a ciencia cierta de quién es el capital fuerte que está detrás de  los accionistas de la Central de Corretajes (CENCOR), que fueron los que solicitaron la licencia para una segunda bolsa.

Hace unos meses se hablaba de que familiares de Agustín Carstens, actual gobernador del Banco de México, podrían participar en BIVA; otros más se inclinaban por Roberto Hernández, ex dueño de Banamex, Pedro Aspe, ex secretario de Hacienda o Alonso de Garay, de GBM y quien fue tenedor mayoritario del extinto Banco del Atlántico.

Una versión no tan descabellada y que también está en el ambiente financiero, habla de que una parte del dinero es del mismo gobierno y por eso tanto interés en impulsarla, ya que las empresas productivas del estado como Pemex y la CFE, son los principales emisores del mercado bursátil nacional.

 Por lo pronto,  ya se aprobaron las reformas estatutarias de las Bolsas de Valores  y de las instituciones para el depósito de valores, así como todo el marco regulatorio para el arranque de la segunda bolsa.

Hace unos meses, los altos mandos de CENCOR firmaron un acuerdo de inversión con el fondo de capital privado LIV Capital, el que aportó 450 millones de pesos para el funcionamiento y operación de BIVA. 

Incluso, CENCOR y Nasdaq se asociaron para que la bolsa de valores instrumente la tecnología de operación de este mercado estadounidense.

Según los mismos funcionarios de la Central de Corretaje, los beneficios de una nueva bolsa de valores coadyuvarán a una mayor innovación tecnológica, continuidad en la operación del mercado, más liquidez, reducción de costos de transacción, alternativas de ejecución y atracción de nuevos emisores e inversionistas, no obstante, algunos integrantes del sistema financiero privado están escépticos en el cumplimiento de estos objetivos.

Conforme al modelo que se propone, desde el primer día de operación de BIVA, todos los valores se podrán operar en cualquiera de las dos bolsas. Las emisoras actuales y las nuevas podrán escoger en qué bolsa tener su listado principal. “Los accionistas de la naciente bolsa quieren la mesa puesta y compartir a las emisoras, es decir, peladito y en la boca”, dicen fuera de grabadoras algunos integrantes del mercado de valores.

 Así las cosas…