Héctor Serrano, secretario de Gobierno del DF; Jesús Zambrano, integrante de la dirigencia nacional del PRD; Raúl Flores, líder partidista capitalino, y Eduardo Venadero, operador político de Serrano, formaron durante meses el equipo de trabajo avalado por el jefe de Gobierno de la ciudad, Miguel Ángel Mancera, para determinar las candidaturas a jefes delegacionales y legisladores locales.
A la luz de los resultados de las elecciones del domingo 7 –Domingo Negro para el perredismo-, la estrategia determinada por ese grupo condujo a la mayor derrota conocida por el PRD desde que arribó al gobierno del DF, hace 18 años.
El panorama desolador para el perredismo tiene un ingrediente singular: La debacle incluye a por lo menos 15 candidatos directamente relacionados con Mancera y con Serrano. Existen indicios de acciones internas para derribar específicamente las campañas de al menos seis abanderados, hombres y mujeres, impulsados desde el primer círculo del jefe de Gobierno.
De acuerdo con analistas y protagonistas cercanos al proceso consultados por este espacio, la lista de candidatos a los que Morena, PRI y PAN derrotaron en decenas de posiciones, exhibía no la búsqueda de triunfos ante las urnas, sino la protección a cotos de poder dentro del PRD; exceso de confianza, promoción de personajes polémicos y atropello de militantes que acabaron haciendo activismo por otras siglas.
Con el recuento de daños a la vista, la apuesta tanto del gobierno de la ciudad como del PRD capitalino no parece dirigirse a un ejercicio de autocrítica, a la rendición de cuentas por parte de los responsables o una depuración en los cuadros de mando. Hasta ahora, aseguraron las fuentes consultadas, la apuesta parece orientada a seguir adelante por la misma vía y con los mismos operadores.
Bajo esta hipótesis, Raúl Flores, identificado con Mancera y con Serrano -lo que le permitió arribar a la dirigencia del PRD capitalino en mayo de 2013-, asumirá una diputación local en la Asamblea Legislativa del DF, desde donde sería proyectado hacia la coordinación de la bancada del PRD en ese órgano.
El lugar de Flores en la presidencia del PRD local sería tomado por el citado Eduardo Venadero, colaborador cercano de Serrano. Es miembro destacado de la corriente política perredista Vanguardia Progresista –creada por Serrano-, lo mismo que su esposa, Susana Alanís Moreno. En 2012, Venadero fue secretario general interino del PRD-DF y en la pasada administración se desempeñó como director general del Servicio de Transportes Eléctricos de la ciudad, cargo para el que pidió licencia en abril pasado con el propósito expreso de apoyar al PRD en el proceso electoral.
El equipo que encabeza Serrano ha difundido en forma cada vez más abierta que hubo “traiciones” que explican los resultados emanados del voto ciudadano. Y están filtrando a espacios que les son afectos el nombre de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Desarrollo Social del DF, quien mantiene diferencias abiertas con Héctor Serrano, y a la que están acusando de no influir en los beneficiarios de los programas sociales en al ciudad para votar por el PRD, o haberlo hecho a favor de Morena.
Tampoco a nivel nacional hay señales de medidas correctivas. La participación de Zambrano en al discusión interna sobre candidaturas, dijeron las mismas fuentes, contó con el visto bueno de Carlos Navarrete, presidente del PRD, y de Jesús Zambrano, líder de Nueva Izquierda, la corriente dominante en la vida del partido.
Investigaciones especiales de La Silla Rota han demostrado que aquellas posiciones que el PRD capitalino logró conservar -8 delegaciones, contra las 14 actuales- supondrán en su mayoría el arribo de grupos enquistados desde hace años en diversas demarcaciones, lo que incluyó la postulación de incondicionales, parientes y amistades íntimas de ex jefe delegacionales o dirigentes partidistas. Ese fue el mismo perfil de los equipos que fueron derrotados, lo que se trasluce en exceso de confianza y la pertenencia a mafias políticas como requisito para ser candidato del PRD.