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Papa Francisco: Reflexiones y convocatoria

Todo cristiano puede caer en las mismas tentaciones con las que el demonio tentó a Jesús en el desierto: la riqueza, la vanidad y el orgullo.

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Escrito en OPINIÓN el

México sigue siendo uno de los 25 países más importantes del mundo para la Iglesia católica, sin embargo, el catolicismo en nuestro país va a la baja y esta caída continua, según cifras del INEGI, en 1950, el 98.2% de la población se declaraba católica, en 1970, 96.2%, 20 años después la caída fue más dramática, ya que en 1990 con 89.7%, y esta parece ser la tendencia, pues el censo de 2010 reflejó el 82.9% de creyentes.

 

En su encuentro con los obispos en la catedral metropolitana, su Santidad Francisco expresó con su discurso que busca reconstruir la Iglesia, más pastoral y abierta, pero para eso les necesita a ellos y a sus sacerdotes, por ello les invitó a regresar a lo básico: “a partir nuevamente de esta necesidad de regazo que proclama el alma de vuestro pueblo. El regazo de la fe cristiana es capaz de reconciliar el pasado, frecuentemente marcado por la soledad, el aislamiento y la marginación”.

 

En mensajes previos del Papa Francisco, nos hemos dado cuenta de que conoce muy bien la realidad mexicana: una en donde el crimen organizado y los cárteles del narcotráfico han sembrado miedo y terror en varias regiones del país, en donde la corrupción e impunidad multiplican víctimas, esa que todos conocemos en donde solo sí eres indiferente, egoísta y por supuesto privilegiado puedes ver un México en paz.

 

Es por ello que así como previamente el Santo Padre, nos exhortó a luchar juntos contra el crimen organizado, la corrupción, y a usar el diálogo para alcanzar la paz, ahora convoca a hacer lo mismo a sus obispos, a quienes les pide no temer a la transparencia, “a no dejarse seducir por la  mundanidad, ni corromper (se) por el materialismo trivial y las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa”.

 

México no es un país violento por naturaleza, asegura Santiago Roel, fundador de Semáforo Delictivo, después de presentar su último informe que detalla que, en 2015, 48% de los homicidios en México fueron ejecuciones relacionadas con el narcotráfico. Este es el fenómeno que se ha apoderado de la tranquilidad de los mexicanos, así lo reconoce también Jorge Mario Bergoglio quien rogó a los obispos “no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia”.

 

El jerarca de la Iglesia católica advierte que la solución al complejo fenómeno del narcotráfico no les “consiente”, sin embargo, su contribución radica en el proyecto pastoral con las familias, acercándose, abrazando y reconfortando a quienes sufren las consecuencias y guiando a los jóvenes que pudieran sentirse atraídos. Asimismo señaló que “uno de los objetivos en su visita a la virgen de Guadalupe era pedirle que pusiera paz en México”. 

 

Y aunque desde el principio advirtió que no venía a ofrecer soluciones a los problemas que aquejan a México, el Pontífice solicitó a los obispos promover la solución a los problemas por medio de la unidad de los mexicanos y la  integración de sus diversidades, les pidió ayudar a encontrar soluciones compartidas y sostenibles sobre todo a los integrantes de los pueblos indígenas de nuestro país: quienes “aún esperan que se les reconozca efectivamente la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia”.

 

Previamente el Papa Francisco se encontró con otra jerarquía: la política, en Palacio Nacional le escucharon el presidente de la República, Enrique Peña Nieto y una parte importante de su gabinete, así como senadores, diputados, gobernadores y presidentes de todos los partidos políticos. A ellos les invitó a reflexionar sobre la responsabilidad de construir el México que queremos, el que seguramente todos deseamos legar a las generaciones venideras.

 

Por ello Bergoglio reflexionó sobre la búsqueda del bien común, “que en este siglo XXI no goza de buen mercado”, advirtió, que de acuerdo a lo que nos ha demostrado la historia, sí solo se busca el privilegio y beneficio para unos cuantos, tarde o temprano se nos cobrará la factura con corrupción, narcotráfico, violencia, secuestro y muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo.

 

En su reflexión en la misa por el primer domingo de Cuaresma que celebró en Ecatepec, un municipio del Estado de México cuyas estadísticas de homicidios, violencia contra las mujeres y pobreza es de las más altas de todo el país, el Papa Francisco alertó sobre el peligro que tiene todo cristiano de caer en las mismas tentaciones con las que el demonio tentó a Jesús en el desierto: la riqueza, la vanidad y el orgullo.

 

Pero fue en el Ángelus donde realizó cuestionamientos a los pocos que trafican con la desesperación y la pobreza de muchos, pidió por una tierra en donde no sea necesario migrar para soñar, donde no se tenga que padecer la explotación por trabajar. Cierto estoy de que así como el Papa Francisco, millones de mexicanos oraremos y emprenderemos acciones para que pronto México sea esa clase de nación, que merecemos y estamos obligados a heredar a nuestros hijos.

 

 

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