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¿Nos vemos a la salida?

Por: José Antonio Sosa Plata.

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Escrito en OPINIÓN el

Las confrontaciones y divisiones siguen debilitando a la #Izquierda. En los últimos días hubo dos casos significativos. El primero fue entre Andrés Manuel López Obrador y Arturo Núñez, gobernador de Tabasco. El segundo casi lleva a la renuncia de Agustín Basave, presidente del #PRD, por el tema de las alianzas.

 

La lucha parece "a muerte".

 

Como si se tratara de aniquilar a un enemigo que está poniendo en riesgo la sobrevivencia de un partido o se estuviera ante un factor decisivo del cual dependiera el éxito o fracaso de una misión electoral.

 

El enfrentamiento es inexplicable.

 

Por un lado, debido al tono de violencia que enmarca los argumentos. Por el otro, porque daña la imagen pública y la confianza ciudadana en los grupos y actores involucrados.

 

Hasta parece que algunos no tienen límites.

 

El dirigente de #Morena le ha dicho "traidor" y "mapache" a Núñez por los malos resultados en la elección de junio pasado, entre otras cosas.

 

Las diferencias entre ambos son irreconciliables.

 

Núñez declaró el fin de semana pasado que “no he, simple y sencillamente, respondido, porque soy el gobernador del estado, pero si no, también de este ronco pecho iban a escuchar argumentos".

 

Y le advirtió a AMLO: "A la salida nos vemos”.

 

A partir de este nuevo ejemplo hay quienes piensan que López Obrador se equivoca en el proceso de construcción de su candidatura presidencial.

 

En el #PRD tampoco se ha asimilado la derrota.

 

Las pugnas que se han dado entre algunos líderes con su presidente sólo acentúa la crisis que viven en el partido desde junio pasado. Lo que han logrado, hasta ahora, es evitar que se descarrile el proyecto aliancista de Basave.

 

Pero sí hay daños colaterales.

 

Las acciones y los mensajes generan distanciamiento, desconfianza y escepticismo tanto en los militantes y simpatizantes como en la ciudadanía en general.

 

La situación no es nueva ni sorprende.

 

Lo que sí llama la atención es que no hayan aprendido las lecciones de los últimos años, con las que ha quedado demostrado el costo que tiene —para cualquier partido— desgastarse en luchas estériles y peligrosas.

 

Se trata de una fórmula de perder—perder.

 

El conflicto en democracia no sólo es inevitable. Es indispensable. A nadie convence ni conviene pensar que la armonía y el consenso es el estado ideal de un sistema político.

 

Gracias al conflicto se avanza y evoluciona.

 

Pero hay que saber cómo enfrentarlo, cómo administrarlo y, sobre todo, cómo operarlo a través del conocimiento de las diversas formas en que se manifiesta y, siempre, bajo la rectoría de una estrategia.

 

Para lograrlo hay que reducir los riesgos.

 

Cuando los riesgos son menos y los que existen se controlan o administran, se acota la zona de incertidumbre y se elevan las posibilidades de triunfo. Por eso, el conflicto y la #ComunicaciónPolítica son inseparables.

 

Para triunfar, hay que superar los temores.

 

Sin embargo, también es preciso evitar las acciones desordenadas, osadas o confusas, sobre todo las que estén dominadas por las emociones fuera de control porque son las que generan los costos más altos.

 

El escenario obliga a revisar lo que se está haciendo.

 

No se trata de evadir el conflicto. Si los partidos, dirigentes y líderes de la Izquierda —o de cualquier otra corriente política— quieren mantenerse competitivos deben recuperar la esencia de la estrategia política.

 

Primero, claridad en los objetivos.

 

Después, saber elegir las batallas y los adversarios. Se necesita además tener un manejo más adecuado de los tiempos políticos y un conocimiento detallado sobre los escenarios y las circunstancias que los caracterizan.

 

Hay que trabajar con mayor precisión.

 

Y también con sentido de oportunidad. Sobre estas bases, se tienen que diseñar y operar las acciones, argumentos y mensajes rectores.

 

Este es, en síntesis, el camino seguro.

 

En caso de no corregir, van directo hacia el desastre. ¿Es lo que están buscando? ¿Es lo que más conviene al sistema de partidos? ¿Es lo que merece el país?

 

 

Preguntas y comentarios a sosaplata@live.com

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