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'No celebro Navidad'

¿Qué es lo peor de la revelación?

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Escrito en OPINIÓN el

He llegado el fin del año 2015 y comienza 2016. Muchas cosas han pasado y durante el año que se fue pudimos ser testigos de varias cosas. Como en cada entrega y cada colaboración de este artículo semanal me gusta reflexionar sobre algunas cuestiones que me dejan pensando. La última de ellas me llamó mucho la atención: antes de salir de vacaciones navideñas le pregunté a una de mis colegas –quien por cierto es musulmana– qué iba a hacer para “Navidad”, y me respondió tajantemente: “Yo no celebro Navidad”. No lo dijo en mal tono, pero después cambié mi pregunta sobre lo que iba a hacer en las “fiestas de fin de año”. Creo que ambos entendimos perfectamente lo que los dos quisimos decir, sin embargo este tipo de cosas me recuerdan a diario lo diversa que puede ser la sociedad en Washington.

 

El Distrito de Columbia se caracteriza precisamente por esto y es una de las razones más poderosas por las que me gusta vivir aquí. La diferencia es abismal y lo que pudo ser una pregunta de “rutina” en México, en cualquier oficina de la capital se vuelve un tema de diplomacia cultural, y de saber entender las costumbres y las tradiciones de las otras personas. Como dice la canción, por eso y por muchas cosas más, Washington DC es una ciudad fascinante, y me ha permitido seguir de cerca el pulso de una serie de cuestiones que –a veces– perdemos de vista desde nuestro país, como esto: la pluralidad, la tolerancia y la diversidad cultural y religiosa.

 

Ahora bien, el año 2016 ha comenzado y nuevos retos se hacen presentes. La ciudad ofrece nuevos horizontes, pero vale la pena hacer un breve recuento de lo más importante que aconteció durante 2015 y de algunos de los momentos más significativos de estos meses que se han ido ya. En primer lugar hay que mencionar el inicio de las precampañas electorales para renovar la presidencia de los Estados Unidos. El fenómeno a destacar en este rubro tiene nombre de magnate: Donald Trump.

 

El ascenso del millonario del sector inmobiliario fue una mala noticia para los inmigrantes y –básicamente– para todos aquellos que no son caucásicos o blancos, como a él le gustaría. Es decir, todos los que somos diferentes en esta sociedad no tenemos cabida bajo la visión de Trump (hablo de musulmanes, sirios, refugiados, latinos, hispanos, como gusten llamar a todos estos grupos).

 

¿Qué es lo peor de la revelación? Pues que esto empezó como una “broma” para todos, pero acabó siendo una terrible realidad: Trump lidera las encuestas y Estados Unidos podría ser capitaneado por este personaje.

 

Por otro lado, Clinton y Bush fueron otra de las revelaciones. Ambos llevan sendos apellidos, herederos de más de 16 años presidenciales en combinación. Y lo más interesante es que las campañas de Hillary y Jeb no lograron despegar como debieron durante 2015. Ambos se quedaron cortos. No fueron capaces de potenciar el efecto de pertenecer a las familias del poder, de contar con experiencia en el gobierno, o de proponer planes de política pública realista. Nada de eso.

 

Ello le abre el camino a gente como Marco Rubio, Ted Cruz (en el Partido Republicano, o el “Grand Old Party” –GOP), y tristemente deja sin mucha fuerza a Hillary, pues es la única contendiente realista por parte de los demócratas. Siguiendo lo que decía el politólogo Norberto Bobbio sobre la democracia, para que ésta exista no solamente debe haber elecciones periódicas y libres, sino que también debería haber candidatos viables de dónde escoger a los próximos gobernantes; y esto ha quedado a deber en muchos casos en la nominación de candidatos de los partidos. No es que no haya opciones, sino que las opciones que hay no representan verdaderamente la opinión y visiones de país de todos los votantes (me refiero a las minorías). Pero esto se verá más adelante conforme avance este año que recién comienza.

 

Por último algo que me deja un sabor de boca agridulce del 2015 fue la visita del Papa Francisco a esta ciudad. Lo más destacable fue su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos. Mis respetos para él. Pero perdió todo su capital (hablo a título personal) cuando se supo que se reunió en secreto con Kim Davis, la jefa de condado que desafió a una corte federal para no expedir licencias matrimoniales a personas del mismo sexo (y se fue al a cárcel alegando que su religión católica no se lo permitía; claro, pero se divorció 3 veces…).

 

Luego entonces deja al descubierto que las acciones de “cambio y transformación” que anunció Francisco con bombo y platillo no son más que cosméticas en muchos casos. Ya lo seguiremos discutiendo. Por lo pronto, sigue la visita a México y allí veremos si realmente es lo que dice. Quizá los obispos estadunidenses le tendieron una trampa. No sabemos.

 

Como se puede ver, no se entendería a este país y a esta ciudad si dejamos de lado el componente de la tolerancia, la diversidad y la pluralidad. Si, como me sucedió a mí, no entendemos que hay personas que piensan y son diferentes y no celebran Navidad, estamos perdiendo de vista la vocación de libertad esencial que dio vida a la Unión Americana hace más de dos siglos. La tarea más importante de 2016 será recuperar esta cualidad esencial y no perder de vista en el camino que, más allá del poder, lo que está en juego es la viabilidad de una sociedad y una nación.