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Narrativas maniqueístas; el reto de superarlas

Las posturas personales se olvidan de los matices: los maestros han cerrado carreteras, quemado inmuebles...

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Escrito en OPINIÓN el

¿Cómo leer los medios de comunicación y las redes sociales en un entorno confuso? ¿Cómo quitarle el “ruido” a los acontecimientos para en verdad entenderlos?

 

Pongamos de ejemplo los sucesos del domingo pasado en Nochixtlán, Oaxaca, durante un enfrentamiento entre maestros de la CNTE y la Policía Federal, que dejó un saldo de cuando menos ocho muertos. En un entorno de polarización como el que vive el país, las opiniones se dividen en función de los prejuicios asumidos.

 

Ninguno estuvimos ahí, pero todos otorgamos la razón a quienes concedemos mayor credibilidad: “maestros vándalos”, “guerrilleros”, o bien “Fue el Estado”, “policías asesinos”, “los primeros que dispararon seguro fueron….(ponga aquí a su villano favorito)…”, “la foto es clara, están disparando ‘ellos’; son los agresores no los agredidos…” o en su lugar “la foto está truqueada, cómo crees que ‘ellos’ iban a disparar…”

 

Análisis de botepronto que sirven para reforzar posiciones personales, pero no para dar con la verdad de los hechos que suelen ser siempre mucho más complejos. Es más fácil simplificar todo en buenos y malos, en santos y villanos, porque de esa forma el mundo nos parece más predecible y adecuado a lo que nosotros pensamos, sin hacer demasiado esfuerzo de abstracción.

 

El problema es que las narrativas maniqueístas no son constructivas para la comunicación, ni la democracia ni el país. Más bien enrarecen el entendimiento.

 

Como en todo, ni los maestros son guerrilleros, por más que tengan el respaldo coyuntural de organizaciones radicalizadas, como es muy poco probable que el presidente de la República ordenara matar en caliente a los manifestantes.

 

El zafarrancho pudo haber sido un enfrentamiento en el que ambas partes perdieron el control de sus miembros más violentos. Es una posibilidad, no lo afirmamos, no tenemos elementos para probarlo, sin embargo no es una versión que guste a nadie, porque los buenos (nuestros buenos) siempre lo son y serían incapaces de hacer algo así.

 

Las posturas personales se olvidan de los matices: los maestros han cerrado carreteras, quemado inmuebles, vejado personas, afectado económicamente regiones enteras, pero como se enfrentan al “Estado opresor”, entonces cualquier cosa que hagan está permitida y tiene una buena causa. Del otro lado, la psicología funciona igual: las fuerzas del orden siempre salvaguardan los derechos humanos y nada más responden ante actos violentos, protegiendo a la sociedad de los vándalos. Blanco y negro, ningún gris.

 

En redes sociales solemos seguir a los líderes de opinión que refuerzan nuestros puntos de vista, no leemos a los que consideramos vendidos o mentirosos, a los que no piensan como yo. Se vuelven un diálogo de sordos y de autoafirmaciones que empobrece nuestro análisis ante realidades complejas.

 

No queda más que esforzarnos en hacer una lectura inteligente de las cosas: ver a todos a contracorriente y entre líneas; conociendo sus filias y fobias; así como los intereses que están detrás de ellos. Muchas veces hay que hacer el esfuerzo de entender “al otro”, al diferente. Quitarnos de vez en cuando los lentes de la ideología pura para entrar al pantanoso mundo de la “objetividad”. Hacer un momentáneo y supremo ejercicio de autocrítica: ¿y si el mundo no es como yo lo pienso (que muchas veces sólo es lo que yo quiero)? ¿Y si la realidad es más compleja?

 

Necesitamos comunicarnos mejor, y eso puede alcanzarse al saber leer lo que medios y redes están diciendo en realidad. Quizá ni así lleguemos a la verdad, pero estaremos en condiciones de acercarnos mucho.

 

 

*Meraki México: consultora especializada en inteligencia de medios, relaciones públicas, manejo de crisis y análisis político.

 

@merakimex

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