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Narcotráfico, violencia e inseguridad

Perspectivas y daños colaterales.

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Escrito en OPINIÓN el

América Latina y el Caribe es la región más violenta del mundo. En ella habita el 9% de la población mundial, pero se registran el 33% de los homicidios de todo el mundo. Los niveles de homicidios en la región no sólo son altos sino que también se observan tendencias preocupantes a la alza, estima el último informe anual de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). http://bit.ly/1lTWEvh

 

En el caso de México, según cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública de enero a septiembre de este año se registraron 13 mil 920 homicidios dolosos, y más de la mitad fueron cometidos con armas de fuego, siendo el Estado de México, Guerrero y Chihuahua las entidades con el mayor número de incidentes. Estas estadísticas reflejan un repunte en el índice de homicidios desde que comenzó la actual administración.

 

Asimismo, de acuerdo con la última edición de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública, el 58% de los mexicanos consideran que el principal problema de México es la inseguridad y la violencia, y que la situación en su entidad está igual o peor que el año pasado. México es un país inseguro y violento, y de esta forma es percibido tanto en el interior como en el exterior.

 

Con la intención de medir los costos del crimen en Latinoamérica, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desarrolló el informe: Los costos del crimen y la violencia en el bienestar en América Latina y el Caribe, en donde proporciona cálculos sobre el impacto económico de la actividad criminal en la región, y estimó que cuesta anualmente a los países un promedio del 3% del PIB, hablando solamente de los costos cuantificables.

 

En los costos globales del crimen se incluyen los costos directos como resultado de los delitos: lesiones, daños y pérdidas; y los costos de prevención del crimen, como el gasto público y privado en seguridad. También se calculó el costo de las oportunidades perdidas representadas en los presos que ya no contribuyen a la sociedad, y que por el contrario significan un gasto para los ciudadanos y sus gobiernos. En síntesis estimar el costo de la violencia es un ejercicio de muy alta complejidad, en particular por los costos intangibles.

 

De acuerdo con el informe, el costo cuantificable del crimen en México es del 4.9% del PIB,  número bastante superior al estimado por la Confederación Patronal de la República Mexicana, de 1.3%, es decir, 215 mil millones de pesos. Recursos que bien pudieron haberse destinado a solventar necesidades urgentes como el combate a la pobreza, la inversión en infraestructura o el impulso a la calidad educativa.

 

Y es que ante la inseguridad, muchas empresas se han visto obligadas a reducir o suspender la inversión para disminuir su visibilidad y atractivo. Peor aún, muchos de los empresarios o inversionistas están dejando el país, con lo que se desvanecen algunos intereses en el impulso productivo de sectores y regiones.

 

Asimismo, es importante resaltar que la inseguridad no sólo tiene costos directos en lo económico. También produce impactos negativos en otros ámbitos, como el educativo, lo que a la larga frustra las posibilidades de desarrollo y crecimiento económico. Pues genera la pérdida de capital humano calificado, pero además estas personas en ciertas circunstancias podrían sentirse inducidas a involucrarse en actos criminales en lugar de realizar actividades socialmente productivas.

 

En este sentido, el prestigiado think tank Rand Corporación, elaboró un informe en donde analiza cuales son los impactos del crimen y la violencia en la educación de México, los resultados no son muy optimistas. En primer lugar, se encontró que una de las consecuencias más desafortunadas es la tendencia a la baja en las matriculaciones escolares, sobre todo en las regiones o entidades más perjudicadas por la delincuencia. http://bit.ly/1MCtk4x

 

El reporte explica que después de comparar los índices de delincuencia y homicidios con las listas de matriculación escolar, se pudo detectar que esta se fue a la baja en los municipios más afectados por la incidencia delictiva. Lo anterior podría deberse a que el efecto de la violencia provoca migraciones y desplazamientos, que en primera instancia generan costos inmediatos, pero a la larga provoca costos imposibles de cuantificar como lo serían los derivados de la deserción escolar.

 

Lamentablemente en nuestro país, un número cada vez más creciente de ciudadanos, empresas y  niveles de gobiernos han tenido que cambiar su cotidianidad y su actividad de desarrollo, para evitar ser víctimas del delito, lo que se deriva en pérdidas millonarias y limita las posibilidades de crecimiento.

 

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