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“Misión cumplida”

Moreira debió haber sido procesado hace mucho tiempo en México y, aquí resolver su posibles responsabilidades políticas y jurídicas.

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Escrito en OPINIÓN el

La clave de la telenovela Moreira, es la apostilla “Misión Cumplida”, utilizada por las autoridades españolas al anunciar su captura y jugar así a los mensajes cifrados de nuestra desastrada política nacional.

 

Habría que partir por averiguar si todas las capturas hechas por las fuerzas de seguridad españolas suelen ser anunciadas por ellas mismas en redes sociales y, si así fuera, cosa que dudo, si suelen utilizar este tipo de exclamaciones.

 

Ahora bien, con independencia de que así comenten, anuncien y festinen sus capturas, el término utilizado, “Misión Cumplida”, no puede ser casual ni mera coincidencia. Responde y se mofa del utilizado por el presidente Peña Nieto una semana antes al notificar la captura del peligroso y dos veces fugado narcotraficante.

 

La utilización de la frase lleva carga, mensaje y sarcasmo políticos, y tira directo y a la cabeza del presidente de México que, si se quiere en tono demasiado festivo, así expresó su satisfacción al arrancarse un uñero infectado que atormentaba sus noches, días y gobierno.

 

No creo que sea el mensaje, pero pareciera que a las fuerzas de seguridad españolas no les gustó la captura del mortal criminal ni el logro a favor del gobierno mexicano, o bien que guardan algún agravio institucional contra Peña Nieto. Pudiera ser también que los despachos de redes encargados de los mensajes de éstas hayan jugado el papel de inocentes mensajeros.

 

Otro elemento a considerar es que el Señor Moreira, por más odiado que sea en México, es un pájaro de poca monta internacional y delincuencialmente hablando; más si se consideran las razones de su detención, transferencia de recursos de dudosa procedencia en cantidades ridículas para los estándares bancarios. Personaje y delitos no admitían mayor regocijo por parte de las autoridades policiales de ninguna nación. En México hay quien dice que Moreira es un delincuente de mayor envergadura que Guzmán Loera, lo que es ya llevar el tema a espacios clínicos.

 

El mensaje y su significado tienen una clave política eminentemente local y así fueron diseñados y ejecutados.

 

De ser cierto mi parecer, la mediacomedia de Moreira se inserta en los rejuegos del poder casero al que por razones que desconocemos se plegaron las autoridades españolas. No digo con ello que no haya delitos que perseguir, ni presuntas responsabilidades, ni menos un profundo agravio social; pero sí que alguien mece esta cuna y pega un golpe más al alicaído Peña Nieto. ¿Será porque incomodó su logro de recapturar al narcotraficante, será parte de la embestida para terminar de doblegar las pocas salvaguardas que aún conserva México en su identidad e independencia, será que Peña no ha cumplido compromisos adquiridos, o será parte del enfermizo juego de sucesión adelantada que padecemos? Chi lo sa.

 

Sea lo que sea, al PAN le sirve para emparejar el marcador y atemperar la embestida contra Padrés y los que vengan por esa vertiente; al PRI le dice que la sucesión en Coahuila se come sin Moreiras y que el 2016 no será un paseo por las nubes. Al resto de los partidos les da una bocanada de oxigeno en los prolegómenos de unas elecciones locales que se antojan tan desangeladas como desciudadanizadas. A Peña Nieto le avisa el calibre que le tienen reservado.

 

Sea lo que fuere, el problema sigue siendo que todos los tiros llegan a la portería de Peña Nieto y los asuntos más diversos en su naturaleza y contexto terminan cargándose a su ya abultada cuenta. Sin duda es mala suerte, pero también omisión, negligencia o falta de previsión de su equipo cercano.

 

Sea mala suerte o error, la lección es nítida y responde a algo de Peña Nieto dijo al principio de su gobierno pero olvidó tan pronto lo dijo: el Presidente no tiene amigos; su único compromiso es con México.

 

Moreira, sin prejuzgar sobre su caso, como tantos otros de nuestra fauna política, debió haber sido procesado hace mucho tiempo en México y, aquí, resolver su posibles responsabilidades políticas y jurídicas, y controlar aquí los daños. Al no hacerlo, ni hacerlo oportunamente, terminó convirtiéndose en otro uñero infectado para Peña Nieto, manejado por manos terceras y sin control alguno. Lo que pudo ser un punto a su favor, de haber actuado a tiempo, es hoy e irremediablemente un lastre más en su saco de errores.

 

Moreira no es el único que ha gozado y abusado de la gracia y bonhomía presidencial. Hay en el haber peñista muchos personajes con cuentas pendientes que, al paso que vamos, Peña va a tener que pagar, quizás cuando ya se encuentre imposibilitado de meter las manos. Mi preocupación, debo explicitarlo, no es la suerte personal del Señor Peña Nieto, cuanto el desdoro profundo y avanzado de la institución presidencial.

 

En fin, a lo doblemente deplorable del asunto, protección a la impunidad en México y justicia sólo por mano ajena, se suma la desfachatez de nuestra clase política, que en un oportunismo tan amnésico como orgásmico y emético dio rienda suelta a su fruición lapidaria y moralina, sin hacerse cargo de los moreiras que pasan lista en las filas de cada bandería. El PAN debiera ser más prudente en su beligerancia que su horno no está para bollos.

 

En fin, todo es comedia de errores, feria de escándalos, exceso de obviedades y sucesión de circos, ahí viene ya el papal, mientras México se nos deshace entre las manos y el surgimiento exponencial de independientes para el 18 acredita que la locura es ya epidemia nacional.

 

@LUISFARIASM