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México: crimen y cultura de la legalidad

El crimen organizado ha sido exitoso en México, porque se ha permitido.

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Escrito en OPINIÓN el

¿Cómo es que el crimen organizado[1] y la ilegalidad fue desarrollándose en países como México? Según Jorge Chabat, es importante tomar en cuenta los cambios en el mercado internacional de narcóticos en los años ochenta, lo cual generó creación de nuevos cárteles de la droga, que como el mercado se expandieron en países latinoamericanos como México, lo cual cambió la percepción que los países desarrollados tenían sobre el crimen organizado y la forma en que éste podría afectar su propia gobernabilidad.[2]

 

Al final de la primera década del siglo XXI, la presencia y poderío de las mafias latinoamericanas, asiáticas y de Europa del Este en Europa y Norteamérica es ya motivo de preocupación en regiones que, como África, no habían percibido al crimen trasnacional como una amenaza inmediata. Asimismo, la diversificación de las actividades desarrolladas por el crimen organizado es tal, que abarca no sólo todo tipo de delitos imaginables, como tráfico de personas, especies en peligro de extinción o material nuclear, sino que cada vez incursiona en más negocios legales que se mezclan con actividades ilegales, lo cual complica, de sobremanera, su combate. No obstante su gravedad, el rápido crecimiento de este fenómeno parece haber sobrepasado la capacidad de respuesta de la comunidad de naciones, quienes han reaccionado con lentitud a la nueva realidad.[3]

 

No obstante, la gravedad y número de delitos, el rápido crecimiento de este fenómeno parece haber sobrepasado la capacidad de respuesta de la sociedad civil, autoridades e incluso organismos internacionales; por lo que se considera urgente crear también nuevas formas que tengan gran impacto en el combate del fenómeno criminal en México.

 

Cambiar las condiciones de un México con crimen y un alto grado de ilegalidad es posible. Sin embargo, es importante tomar en cuenta que los factores que influyen en ese cambio son tantos como sean posibles y que deben integrar a la mayor parte de los actores de la sociedad, de igual forma. Pues en ocasiones se piensa que el crimen es un fenómeno que afecta únicamente a la sociedad, cuando en realidad ha debilitado el Estado de Derecho, gobierno, instituciones, procesos de la administración pública y privada.

 

Cada delito en México, tiene víctimas y éstas, familias, por lo que la afectación a la sociedad es integral y por ende al Estado mexicano. El problema no es que exista crimen e ilegalidad en México, sino que este ha carcomido el tejido social y nuestra capacidad de confiar en el otro, de desenvolvernos en la vida cotidiana, por lo que resulta apremiante pensar que la cultura de la legalidad, podría proveernos de insumos para convivir. ¿Cómo? Socializando que los marcos normativos son importantes para nuestras prácticas cotidianas y así mismo para el fortalecimiento del Estado de Derecho.

 

Enfrentar el problema es también conocerlo. En las últimas tres décadas en América Latina y en el mundo ha resonado el tema de los cárteles de la droga mexicanos, los cuales se han modificado, diversificado y por decirlo de alguna forma profesionalizado en los últimos años. “De éstos, los más representativos son el cártel de Sinaloa, el de los Beltrán Leyva, los zetas, el cártel del Golfo, el cártel de Juárez, el de Tijuana y La Familia michoacana”. Lo alarmante es que su presencia no ha quedado en lo local, sino que varias de estas “organizaciones” tienen presencia en el resto de Latinoamérica y/o cuentan con alianzas con otros grupos criminales en el resto del mundo para la distribución de drogas.[4]

 

A principios del 2016 fue reaprendido por tercera vez, El chapo Guzmán, uno de los hombres que se considera de los más poderosos mafioso de la droga a nivel mundial. Lo que pone en evidencia, no sólo la importancia de las actividades ilícitas y criminales en México, sino que develan la red de corrupción e impunidad que prevalece y se ha desarrollado (junto al crimen) en el territorio. Lo cual ha ocurrido no sólo por falta de oportunidades, como lo mencionó Joaquín Guzmán Loera, en la supuesta entrevista que dio a Sean Penn, para la revista Rolling Stone, donde se refiere a su “actividad” como el único camino para salir adelante en un rancho como en La Tuna, Sinaloa. La ilegalidad no está relacionada sólo con la falta de oportunidades, sino con el fomento cultural y el peso que le hemos dado en nuestro día a día. Los jóvenes en este país prefieren morir (en manos del crimen) ricos.[5]

 

La actividad más lucrativa y visible del crimen organizado trasnacional es el narcotráfico, por la capacidad que tiene de desestabilizar a algunos Estados, como ocurre en México, sus actividades son muy variadas y aunque varios de los grupos criminales internacionales se han especializado en una, la evidencia muestra que una vez que se consolidan en una labor ilícita tienden a diversificarse e incluso mezclan negocios legales con ilegales. Las actividades del crimen organizado abarcan: a) falsificación de moneda; b) crímenes relacionados con la droga, las armas, o el “vicio”: prostitución, tráfico de esclavos, juego ilegal; c) delitos contra la propiedad: robo de automotores, bandas de robo a casas o bodegas, compra de propiedad robada, robo de cargamentos; d) crimen violento: pandillerismo, asalto, extorsión; e) crimen de cuello blanco: robo de secretos industriales, mercancía falsificada, inversiones fraudulentas, empleo ilegal, chantaje, corrupción.[6]

 

Jorge Chabat nos da luz sobre como la ilegalidad, vista desde el crimen organizado, finalmente llega a permear a la sociedad y a tambalear el Estado de derecho, pues autoridades y sociedad civil al no tener o creer necesaria la cultura de la legalidad en sus vidas, permiten que el crimen se apoderé de ellas.

 

La permisividad de pequeñas acciones de ilegalidad, van generando una bola de nieve que es casi imposible parar, por el tamaño y peso que adquiere en la comunidad. Por ejemplo, en México, años de permisividad de “pequeñas” actividades delictivas, narcomenudeo, robo a transeúnte, han engrosado la capacidad del crimen organizado para poder generar grandes delitos como secuestro, cobro por derecho de piso, narcotráfico; llevan a que el Estado a estar contra la pared frente a dichos grupos, pues éstos se apoderan de muchas de las actividades que se realizan en la vida cotidiana, incluso las propias del gobierno.

 

El crimen organizado ha sido exitoso en México, porque se ha permitido. La forma de combatirlo está lejos del enfrentamiento y la coerción ejercida de autoridades a población. Consiste más bien en generar insumos en la población para enraizar que trabajar en una cultura de la legalidad con significado en nuestras prácticas cotidiana, podrá ayudar a generar confianza entre los otros, los cuales son iguales, libres y con derechos como yo.

 

@frarivasCoL

@OpinionLSR

 

 

[1] El concepto de “crimen organizado” surge por primera vez en Estados Unidos en 1869 en un reporte de la New York Society for the Prevention of Crime. En Chabat, Jorge, “El Estado y el crimen organizado trasnacional: amenaza global, y respuestas nacionales”, en Istor, otoño 2010, Vol. 11, Nº 42, p.5

[2] Ibídem., p. 3

[3]Ibídem., p. 4.

[4]Ibídem., p. 7

[5]Cfr. Vélez, Doria, “Prefiero morir joven y rico”, en El universal, en http://www.eluniversal.com.mx/blogs/observatorio-nacional-ciudadano/2016/05/13/prefiero-morir-joven-y-rico-la-participacion-de-los

[6] Chabat, Jorge, op. cit., p. 7.