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Mercenarios

México no se queda atrás en la formación de cuerpos especiales y la existencia de mercenarios.

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Escrito en OPINIÓN el

Las guerras del futuro, según el diario The New York Times, (NYT), las pelearán tropas integradas por soldados de diversos países, soldados contratados por sus habilidades para cumplir misiones de alto riesgo, trabajos en los que las tropas nacionales no deben estar involucradas.

 

El problema es que estas guerras del futuro ya se están peleando y sus combatientes son, en efecto soldados sin patria, mercenarios con experiencia comprobada en combates de todo tipo, especialmente en operaciones que implican acciones contra civiles, ataques a líderes, secuestros, ejecuciones y obtención de datos estratégicos utilizando todos los métodos posibles.

 

El reportaje sobre las guerras del futuro del NYT publicado hace unos días, hace énfasis en la presencia de soldados colombianos en varios conflictos en el Medio Oriente.

 

Los datos del diario norteamericano revelan que actualmente hay alrededor de 800 militares colombianos de élite peleando guerras en Yemen, contratados por los gobiernos de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar. Se trata de elementos con un alto grado de preparación en operaciones contra terrorismo, narcotráfico y rescate de rehenes.

 

A estas habilidades hay que sumar el manejo de todo tipo de armas de fuego, la operación de aeronaves, las capacidades para recabar datos de inteligencia, el uso de explosivos, el manejo de sistemas de espionaje de tipo electrónico y no intrusivo, el entrenamiento de tiradores selectos y el adiestramiento adquirido para trabajar bajo cualquier condición climática extrema (las tropas colombianas son las mejor adaptadas a terrenos y ambientes de calor extremo).

 

Pero no sólo hay militares colombianos operando en Yemen desde hace dos o tres años. Al contingente latino –que ya suma cerca de 2 mil efectivos– se han agregado soldados de Panamá, de El Salvador y de Chile, todos especializados en operaciones de contrainsurgencia, antiterrorismo y contra el narcotráfico.

 

De acuerdo con el NYT, las operaciones más avanzadas de esta suerte de brigada latina de mercenarios en Yemen, comenzaron en marzo de este año. Desde entonces la prensa internacional ha registrado al menos 2 mil 300 muertes de civiles yemenitas en ataques directos o en atentados con explosivos en zonas densamente pobladas, en mercados, en plazas públicas, en mezquitas.

 

Estas guerras del futuro no sólo comprometen la seguridad de los países de origen de los militares latinoamericanos: Ocasionan, a la larga, una sangría en el esquema de seguridad, porque formar y especializar tropas tiene un costo monetario específico y también estratégico.

 

En este terreno México no se queda atrás, tanto en la formación de cuerpos especiales como en la existencia de mercenarios que durante años han ido y venido de guerras y conflictos de menor escala en busca de dinero y de acción.

 

La imagen puede parecer romántica, peliculesca, pero es real. El levantamiento del EZLN en Chiapas en 1994 fue también un laboratorio en donde la presencia de militares guatemaltecos, salvadoreños, hondureños y norteamericanos operando de manera encubierta fue un secreto a voces. El esquema se ha repetido con diferentes grados de intensidad a lo largo de los años y se agudizó en la etapa más sangrienta de la guerra al narco ordenada por Felipe Calderón.

 

En 2009, Jax Desmond, un conocido empresario de las guerras de exportación, ofreció al gobierno panista acabar con el cartel de Los Zetas en una operación relámpago para la que ya había incluso nombre: Operación Duvdevan (o Cereza, en hebreo) de cuatro meses de duración.

 

Es el tiempo que necesitamos, que requieren los muchachos para ayudarle al gobierno de México a resolver su problema, señalaba entonces Sascha Forst, vocero de la empresa Jax Desmond Worldwide (JDW), que estaba lista para desplegar a unos 500 efectivos con experiencia en Afganistán, Siria, Líbano, Irán, Irak.

 

Casi todos los integrantes de la fuerza operativa de JDW pertenecieron al ejército israelí y a sus principales corporaciones de inteligencia para-militar, como el Mossad, el Sayeret Matkal. Sascha Forst mencionaba también la participación de ex Boinas verdes, ex Navy Seals y ex integrantes de la Fuerza Delta y Rangers norteamericanos.

 

Y algo más: La Operación Duvdevan estaba dirigida a detener a los cinco o seis principales líderes de los Zetas y del cartel del Golfo, entre ellos a Ezequiel Cárdenas Guillén, a Heriberto Lazcano, a Jorge Eduardo Costilla y a Miguel Ángel Treviño.

 

Los dos primeros fueron abatidos por la Marina y los restantes fueron capturados también por la Armada de México y luego extraditados a los Estados Unidos.

 

El Ejército Mexicano cuenta con poco más de 7 mil elementos de fuerzas especiales con diverso grado de preparación. Datos de la Sedena solicitados mediante la ley de acceso a la información indicaban que entre 2005 y 2008 habían desertado 177 militares de fuerzas especiales.

 

La cifra resultaba más escandalosa si se agregaban los datos requeridos sobre el mismo tema para el periodo 1994-2004, en el que 1,383 elementos de las fuerzas especiales del Ejército Mexicano desertaron de la institución. Así, la cifra, hasta diciembre de 2008, era de 1,560 soldados de élite que abandonaron al ejército.

 

¿Cuál es la situación hoy?

 

¿Cuántos militares y marinos de élite han desertado recientemente y en donde están, a que se dedican?

 

En julio de este año, el periódico Reforma publicó una nota al respecto señalando que desde 2004 se han registrado 548 deserciones de militares de élite, con una tendencia sostenida a la baja (de 132 desertores en 2007 a 3 en abril de este año).

 

¿En dónde están?

 

¿A qué se dedican?

 

¿Para quién trabajan?

 

@JorgeMedellin95