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Más allá de Trump

El verdadero problema de los mexicanos no es Trump, él no va a ser nuestro presidente.

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Escrito en OPINIÓN el

La Universidad de las Américas Puebla desplegó un amplio y vasto ejercicio de seguimiento puntual de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Mesas de información, diagnóstico y reflexión proporcionaron una visión general sobre el estado de cosas en torno a ese inédito e impávido proceso. Dicha cobertura especial abordó temas relacionados con las consecuencias para México en materias de suma trascendencia como la seguridad, el medio ambiente, la política exterior, la economía, el comercio, las finanzas y los derechos humanos, incluyendo por supuesto, la protección y defensa de los mexicanos en el extranjero.

 

Catedráticos, periodistas, alumnos y técnicos desarrollaron un trabajo conjunto para el análisis de dichas elecciones desde diversos frentes y ámbitos. Un trabajo interdisciplinario excepcional que brindó elementos para una visión general del antes, durante y después del proceso electoral.

 

La realidad es abrumadora y las proyecciones poco alentadoras, quedaron claramente detectados y enunciados los retos que México inevitablemente deberá afrontar en diversos y complejos rubros.

 

Los norteamericanos eligieron, si lo hicieron bien o mal, es una decisión que no nos compete en sentido de autodeterminación de los pueblos, está es una realidad tan cierta como abrumadora, fundamentalmente considerando que las consecuencias para nuestro país son extremadamente desproporcionadas con relación a la nula influencia que en dicha decisión poseemos.

 

Si bien encontramos en los análisis de especialistas de todos los medios de comunicación en el mundo, la referencia puntal a las características del presidente electo que generan verdadero estupor y sobresalto como su narcisismo, volatilidad, xenofobia y misoginia, entre muchas otras perversiones, el motor principal de la decisión de los estadunidenses se basa, sin duda, en la convicción de que Trump puede proporcionarles un país diferente y más acorde a sus intereses inmediatos, la postura radical y amenazadora del próximo presidente en contra de todo lo que no encaje en la configuración de ciudadano estadunidense, es lo que sustenta dicha creencia y confianza depositada.

 

Ciertamente el foco rojo que enciende la zozobra mundial, es que estamos hablando de uno de los cuatro líderes mundiales más poderosos, y por supuesto todos los demás nos encontramos del otro lado del muro, aún sin haber sido edificado totalmente.

 

El verdadero problema de los mexicanos no es Trump, él no va a ser nuestro presidente, quizás aquí está la paradoja y la mejor manera de explicarlo, necesitamos, inexorablemente, un presidente en México que en esta nueva partida de ajedrez que está por comenzar, deje de jugar el papel de peón y asuma un liderazgo acorde a las nuevas exigencias y dificultades que enfrenta nuestro país en todas las materias antes señaladas, que realmente enarbole los intereses de todos los mexicanos y no sólo los de un puñado de aliados y amigos cercanos, que no se utilice el cargo únicamente para enriquecerse brutalmente como algunos funcionarios y expresidentes que hemos visto desfilar durante muchos sexenios, y definitivamente que tenga la personalidad, el coraje y la confianza para contener tratos denigrantes e injustos, brindando la certeza de que los peligros eminentes que enfrentaremos serán tratados con la seriedad, inteligencia y responsabilidad requerida.

 

La lección de la elección en Estados Unidos, es justamente ésta, los mexicanos debemos prepararnos para que el 2018 sea el año en que dejemos en claro y de una vez por todas, que queremos un país diametralmente distinto, poner un alto a los saqueadores de la riqueza nacional, negligentes en materia de protección de nuestros derechos y propiciadores de la violencia y pobreza extrema. El desafío que representa el nuevo presidente estadounidense es un hecho, pero la vulnerabilidad en que nos han colocado los pésimos dirigentes que hemos tenido constantemente, es un hecho que podemos y debemos erradicar.

 

@UlisesSandal

@OpinionLSR