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Los olvidados

Creo que debemos de dejar de pensar en los consulados de México como agencias de pasaportes solamente

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Escrito en OPINIÓN el

El jueves de la semana pasada tuve oportunidad de asistir a una reunión en el Consulado de México. El titular de la Sección Consular de la Embajada de México en Washington, Juan Carlos Mendoza, es un gran tipo. Y en dicha reunión platicamos acerca de varias cosas, entre ellas, de las redes de mexicanos en el exterior. El cónsul nos contó un poco sobre el panorama actual de los mexicanos en Estados Unidos y cómo pintan las cosas para el futuro, amén de avanzar en otros proyectos interesantes.

 

Entre otras cosas, algunos de los datos que más me llaman la atención (y que ya había escuchado por allí) son los siguientes: La migración de mexicanos hacia Estados Unidos, actualmente, tiene una tasa de cero. Es decir, la migración -como se conocía al fenómeno desde hace varios años- ya no existe como tal. Más aún, hay más mexicanos deportados que migrantes (muchos de ellos criminalizados por que ya habían sido deportados antes). Lo anterior además, se debe a que las políticas de control de la natalidad en México han comenzado a surtir efecto, y por ende, demográficamente hablando cada vez hay menor proclividad a que la migración sea una opción para algunas familias.

 

Otro dato que me pareció muy interesante es que, en el área de Washington, Maryland y Virginia, prácticamente vivimos muy pocos mexicanos. Inclusive el grupo (clúster) de mexicanos fue el último en acomodarse en la zona. Esto es evidente, pues los dos grandes polos donde están los mexicanos en Estados Unidos son Los Ángeles y Chicago.

 

Pero para entrar en materia de lo que quiero hablar en esta ocasión, es de algo que me pareció por demás necesario e interesante. El Cónsul Mendoza habló largamente de los esfuerzos que el Gobierno de México ha hecho para proteger a los mexicanos en condiciones de vulnerabilidad en los Estados Unidos, garantizando servicios básicos de documentación, salud, protección consular, etcétera.

 

Pero también habló de un sector que durante algún tiempo ha estado desatendido, que son los mexicanos altamente calificados que viven en el exterior, mismos que también requieren atención del gobierno, y que por las posiciones que ocupan o las labores que están desempeñando, pueden influir favorablemente en la percepción que se tiene del país fuera de sus fronteras. A este grupo es al que nos referimos como “los olvidados”.

 

No es que estos mexicanos estén olvidados, sino que no viven en condiciones de vulnerabilidad a las que muchos se enfrentan. Pero ello no quiere decir que no puedan colaborar con el país para que las cosas sean diferentes. Y el reto no es menor. Precisamente el desafío para la red consular de México en el exterior, y para las embajadas y misiones de nuestro país en otras naciones, es complejo: Ofrecer una red de conexión y de servicios que ayude por igual a mexicanos en condiciones de vulnerabilidad que a mexicanos altamente calificados.

 

La atención no debe limitarse solamente a expedir pasaportes o actas de nacimiento. Creo que esta visión ha quedado atrás, y la reunión que tuvimos el jueves pasado lo confirma, pues precisamente el esfuerzo que el consulado hace por integrar a “los olvidados” al resto de la comunidad no es poca cosa.

 

Creo que debemos de dejar de pensar en los consulados de México como agencias de pasaportes solamente. La función y la responsabilidad que estas oficinas tienen fuera de México tiene que ser mucho mayor, pues una vez alcanzado el objetivo operacional para el que están allí, creo que su función es precisamente la de articular una red exitosa que sirva a los intereses de todos los connacionales en todos su ámbitos, generando sinergias que muchas veces son intangibles, pero que pueden hacer una gran diferencia para quienes vivimos fuera de México. Y eso genera además un esfuerzo coordinado para hablar bien del país.

 

Reconozco que no es sencillo, sobre todo cuando existe una diversidad tan amplia de intereses y de objetivos, y donde los mexicanos que vivimos fuera representamos en verdad a todos los sectores de la nación, de todos los ámbitos y de todos los niveles. Y para ir un poco más allá de manera aventurada, quizá esta semilla de integración sea un buen experimento que, de resultar exitoso, podría replicarse dentro de nuestras fronteras.  

 

@fedeling