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Los olvidados

¿Cómo evitar que los hijos crezcan con rabia hacia una sociedad que se olvidó de ellos?

Por
Escrito en OPINIÓN el

If you could seperate causes from results, if you could know that  Paine, Marx, Jefferson and Lenin were results, not causes, you might survive. But that you cannot know. For the quality of owning freezes you forever into “I”and cuts you off forever from the“we”. 

John Steinbeck, The Grapes of Wrath


Ante el clamor de la opinión pública y publicada, el jueves 19 de mayo fueron despedidos más de tres mil maestros afilados a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Educación (CNTE). Esta decisión, legal y legítima, si bien puede ser el inicio de un círculo virtuoso del sistema educativo también puede ser, paralelamente, la prolongación de un círculo vicioso en la descomposición del tejido social en México. Esto dado a que las decisiones y acciones del gobierno están enfocadas en lograr un objetivo en particular, sin considerar repercusiones sociales a mediano y largo plazo. Ejemplos propios e internacionales abundan, a continuación presento tres.


Al asumir la presidencia en 1988, Carlos Salinas de Gortari, comenzó las negociaciones para establecer lo que más tarde se llamaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Con el fin de firmar este acuerdo Salinas reformó el artículo 27 de la Constitución que permitiría la privatización de las tierras ejidales. La firma del TLCAN, que le ha traído importantes beneficios a la economía mexicana, también previó repercusiones negativas para los campesinos dada la supresión de las barreras de producción y precios de garantía en productos básicos. La falta de un plan efectivo de integración de campesinos y grupos indígenas al “Milagro Mexicano” fue fundamental en lo que sería la insurgencia del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el 1 de enero de 1994, día que el TLCAN entrara en vigor.


La política de desarrollo urbano implementada por Andrés Manuel López Obrador a partir del año 2000, con la finalidad de densificar las delegaciones centrales de la Ciudad de México fue un éxito. Logró detonar una bonanza inmobiliaria que emocionó hasta los más escépticos inversionistas internacionales y casi le consigue la añorada presea al “mejor alcalde del mundo”.


Este plan consistía en convertir zonas populares en zonas de vivienda de clase media y alta (i.e. “Nuevo Polanco”); logrando generar importantes fuentes de empleo e incrementar el valor de tierras. Sin embargo, al instrumentar una política de desplazamiento de clases populares sin idear una política de reubicación y vivienda integral, se aceleró la creación de colonias al estilo de las favelas brasileñas en la Ciudad de México y la Zona Metropolitana.


En estos asentamientos se han establecido las casi 500,000 familias gentrificadas de las colonias donde crecieron. Gracias a su aislamiento y falta de servicios, estas colonias son semilleros del crimen y del abuso.


Comenzando en 1979 la otrora Unión Soviética inició un conflicto armando en Afganistán con la intención de reemplazar el actual régimen con uno más amigable con la URSS y eventualmente tener acceso a un puerto marítimo del golfo así como a los pozos petroleros. Alarmados ante este objetivo, los Estados Unidos financiaron la resistencia Afgana a través de grupos islámicos, entre ellos los Talibanes.


Al final de los 80, una vez logrado el objetivo militar de repelar a las tropas soviéticas, los Estados Unidos se retiran de Afganistán dejando un país devastado por la guerra. Es sabido que el congresista americano, Charlie Wilson, solicitó 1 millón de dólares para llevar acabo un esfuerzo para reconstruir escuelas, ya que casi la mitad de la población sobreviviente eran jóvenes menores de edad. Los recursos fueron negados. Estos jóvenes quedaron bajo la tutela de grupos radicales, incluidos los Talibanes.


Al revisar estos tres casos en los cuales aparentes éxitos de políticas públicas nos llevaron a engendrar situaciones sociales de gran impacto negativo, es importante reconocer que las tres situaciones hubiesen sido evitables si se hubieran instrumentado acciones decisivas en vez de optar por la ceguera selectiva. John Steinbeck en su novela Grapes of Wrath (Uvas de ira), nos recuerda que, parafraseando al autor americano; el EZLN, los Talibanes y el crimen, no son causa, sino resultado.


Hoy, en el año 2016, les pregunto ¿Qué vamos a hacer con más de 3 mil maestros desempleados? ¿Cómo evitar que sus hijos crezcan con rabia hacia una sociedad que se olvidó de ellos? ¿Cómo evitar que de allí salga el siguiente Chapo Guzmán o una nueva camada de sicarios? No abogo por restituirlos, en efecto son malos maestros, pero no pueden caer en el olvido, no pueden carecer de un plan para salir adelante.


En 1950, en el apogeo del llamado “desarrollo estabilizador” del presidente Miguel Alemán,  Luis Buñuel presenta su estremecedora cinta Los Olvidados , que , tras intentos de censura obligó a la nación a ver y reconocer la crudeza y crueldad de la pobreza. Tristemente, la situación de la cual Buñuel alertó hace 66 años, sigue empeorando. De no reconocer la necesidad de la reincorporación social de los maestros destituidos, de los desplazados a las favelas de la zona metropolitana y de comunidades indígenas que perdieron sustentabilidad; se seguirán produciendo historias trágicas como la de Jaibo y Pedro que convierten a Buñuel más en un especie de oráculo que en un brillante cineasta.