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Los colaboradores del Presidente

El tema de la corrupción en esta administración es la puntilla que ha hecho decaer a este sexenio.

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Escrito en OPINIÓN el

En algunas ocasiones el desempeño de los secretarios de Estado que han acompañado la encomienda de gobernar al país en esta administración, ha sido cuestionable y en algunos casos criticado en diversos matices.

 

Un exabrupto que causó su salida del gabinete lo constituyó, las gestiones que hizo Luis Videgaray para traer al entonces candidato del Partido Republicano a la Presidencia de su país, Donald Trump, en las que invadió esferas de la cartera de relaciones exteriores, presuntamente sin conocimiento de su titular. Tras bambalinas se supo que la canciller Claudia Ruiz Massieu renunció al cargo, pero que el titular de Turismo le convenció de desistir en su intención. A propósito del anuncio de la renuncia del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, vuelve a salir a flote el nombre de Luis Videgaray, como candidato a dirigir el banco central.

 

Hace un año durante la crisis con maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) Aurelio Nuño, Secretario de Educación, invadió algunas competencias del ámbito de la seguridad, al dirigir operativos de la Policía Federal para contener el avance en las protestas de que devino en una crisis que desgastó su imagen política.

 

El más reciente ejemplo lo constituye la malograda respuesta del secretario de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda Nava, ante los cuestionamientos por su desinformación que le hizo la diputada Araceli Damián González, al responderle que no había estudiado psiquiatría para entenderla.

 

El titular de SEDESOL sólo evidenció el desconocimiento de los conceptos relativo a la cartera a su cargo, al confundir porcentajes con cifras de política social que le cuestionó su interlocutora. La protesta de la agraviada en la sesión de la Cámara de Diputados y a un par de días antes del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

 

El mismo funcionario tuvo otro desencuentro con legisladores durante la reunión plenaria del Grupo Parlamentario del PRI realizada en una cena en Torre Mayor, cuando con palabras altisonantes dijo que “No nos podemos estar haciendo pendejos, y a mí no me vengan con chingaderas” (Reforma, octubre 12, 2016), lo que causó el enojo de algunos senadores que abandonaron la reunión.

 

Respecto al desempeño del titular de la cartera de procuración de justicia, este rubro de gobierno se encuentra sumamente desgastado como consecuencia de las deficiencias en las investigaciones de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en septiembre de 2014.

 

Esto produjo un desgaste político no sólo en la procuración de justicia, sino en las instituciones de seguridad al que fueron sometidas como consecuencia de los casos Tlatlaya, Ayotzinapa, Nochixtlán, Tanhuato, entre otros, y vino a demostrar la deficiencia en las políticas públicas de Estado de derechos humanos, de seguridad y de combate a la corrupción, al permanecer la impunidad política.

 

El tema de la corrupción en esta administración es la puntilla que ha hecho decaer a este sexenio. Cuando el Presidente designó a Virgilio Andrade Martínez, como titular de la función pública, parece que el cálculo político no alcanzó a llegar al momento en que la sociedad le reclamaría que un empleado del Presidente, como lo es un secretario de Estado, difícilmente podría cuestionar o señalar los actos de corrupción de su jefe.

 

El tiempo vino a darle la razón a la lógica y por presión ciudadana, Andrade tuvo que ser removido para después de unos meses después, viniera Arely Gómez a cubrir la cartera de función pública, en un área que no se le conoce mérito alguno.

 

Por eso, tal parece que, en vez de ayudarle al titular del Ejecutivo Federal, hay secretarios de Estado o cercanos colaboradores, que vienen a demeritar la función que se les encomendó y poco ayudan al Presidente.

 

@racevesj

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