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Los 60 son los Constituyentes

Lo ético y lo legal es que la Constitución de la Ciudad de México sólo sea redactada por los 60 legisladores elegidos mediante el voto ciudadano.

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En un régimen constitucional de soberanía popular como el mexicano, la voluntad del pueblo se deposita en los representantes electos. Basados en este principio, en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, los 40 designados no deben participar en comisiones ni votar pues carecen de la legitimidad y de la representatividad que otorga el voto.

 

En el Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se establece de manera clara: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste”.

 

Es decir, que el poder para crear leyes, como es el caso de los diputados constituyentes, lo otorga la gente y el único método legal para hacerlo es mediante elecciones abiertas. Por lo tanto, en el momento en que los 40 impuestos participen en las comisiones donde se diseñarán los ordenamientos constitucionales de la Ciudad de México y voten en el pleno estarán violando un principio constitucional clave.

 

En caso de que los 40 impuestos discutan y aprueben los principios que quedarán plasmados en la Carta Magna de la capital se estará sentando un grave precedente autoritario, ya que se estaría facultando para que los titulares de los poderes suplan al pueblo “en determinadas ocasiones”, en “procesos especiales o inéditos” y decidan quienes pueden ejercer de legisladores.

 

Por eso, el debate sobre la ilegitimidad de los 40 impuestos no es personal, tiene que ver con el talante autoritario y el carácter anticonstitucional de su designación y sobre todo con la interrogante sobre qué intereses van a defender si su poder no proviene de la gente.

 

Por eso, para garantizar la legalidad y la legitimidad de la Constitución de la Ciudad de México lo ético y lo legal es que sólo la redacten los 60 legisladores que eligió la ciudadanía en el pasado proceso electoral. Ellas y ellos son quienes tienen el legítimo mandato de la gente, nadie más.

 

Al mismo tiempo, para respetar la voluntad de las urnas, quien debe encabezar los trabajos de la Constituyente es alguien emanado de la fuerza política que logró el mayor número de votos.

 

La ciudadanía de la capital ya decidió, emitió su voto a favor no sólo de un emblema, sino de un proyecto de ciudad en donde las privatizaciones, el autoritarismo, la represión, la negación de los derechos sociales, no tienen cabida. Sin embargo, hay que estar atentos para corregir la resistencia a las transformaciones y a la democracia que se puedan presentar. El debate sobre los 40 impuestos aún no termina.

 

@martibatres

@OpinionLSR

 

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