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Llanero solitario

El Bronco, personaje de campaña, no termina por hallarse como gobernador de Nuevo León.

Por
Escrito en OPINIÓN el

Política es relación. No se da en el hombre sino entre los hombres.

 

La modernidad ve individuos aislados, no comunidad; consumidores alienados, no ciudadanos. Individuos con plenos derechos para hacer de su vida lo que quieran, excepto cosa pública.

 

No puedo más que aplaudir la resolución de la Corte en torno al tema de la mariguana. Siempre he considerado que el hombre es libre de hacer de su vida un cacahuate, si así lo desea.

 

Pero el hombre y su esfera de derechos no se dan en un universo abstracto y aislado, sino entre hombres; y cuando el derecho de alguien entra en contacto o contrariedad con los derechos de otros, el asunto deja de ser solo del individuo para pertenecer a la sociedad.

 

El individuo puede hacer de su vida lo que quiera; el ciudadano tiene que ajustar su vida a la Re-Pública, a la vida en comunidad.

 

El individuo puede hartarse de azúcares, pero cuando su diabetes se convierte en un problema de salud pública que tiene que enfrentar la sociedad en su conjunto; o cuando alguien que hace de su vida una mariguanada convierte su avidez en un problema de seguridad pública, de salud pública o en un riesgo para la niñez.

 

O quien en ejercicio de sus libertades decide embrutecerse en el alcohol y por ello estrella su auto contra un camión escolar, el tema salta de los derechos del hombre de hacer lo que quiera con su vida, al ámbito social de la vida en comunidad y, por ende, al de las relaciones entre hombres; ergo, a la política.

 

Habrá quien en sus capacidades pueda amasar fortuna sin medida, pero cuando sus logros económicos se traducen en costos sociales y desigualdad, el asunto deja de ser un tema del liberalismo salvaje y se convierte en un otro de justicia social que, como la política y la economía, siempre es entre hombres, en plural.

 

Toda esta larga introducción es para llegar al tema de El Bronco.

 

Prometí dejarlo en paz, pero los eventos de esta semana ameritan una tregua a la tregua.

 

El personaje de campaña que no termina por hallarse como gobernador de Nuevo León, se queja que el Congreso no le apoya y azuza a sus seguidores en Facebook a quemar en leña verde a los diputados.

 

Es entendible su enojo, más no su desmemoria.

 

Hasta el cansancio se le dijo que la experiencia política mundial muestra que los llaneros solitarios terminan enfrentados con los Congresos y, en la mayoría de los casos, con soluciones autoritarias y antidemocráticas.

 

Así, el conflicto que apenas empieza con el Congreso no era algo que no estuviera en su ruta de navegación. La explicación es muy sencilla, las votaciones en los Congresos de ganan con votos y el Gobernador de Nuevo León tiene cero votos en el Congreso de su Estado. Deficiencia de origen que se le hizo ver y que prefirió ignorar. ¿De qué diablos se sorprende ahora?

 

Jaime Rodríguez se creyó su personaje y que montado en su caballo podría gobernar Nuevo León con su tablet, su dedito y mucha salsa matona; por sobre todo ello, sin votos en el Congreso. Se equivocó y con él sus artífices.

 

Ahora, puede que al Señor Gobernador le enojen los diputados, pero ellos, como él, fueron electos por el pueblo y tienen una representación política tan legítima como la suya. Ése es el sistema de gobierno que nos hemos dado y no le es desconocido, porque él ha sido legislador.

 

El problema, pues, estaba cantado y el camino que ha tomado es el más ominoso posible: utilizar su cuenta en Facebook para incitar al populacho contra los diputados, a los que no fue capaz de convencer de sus propuestas. Ello no habla mal de los legisladores cuanto de él.

 

Abrir una guerra institucional entre poderes del Estado perjudica al Estado, sus instituciones y a la política misma, ya de suyo profundamente despercudidas.

 

La gobernabilidad y la gobernanza son responsabilidad primigenia del Gobernador y declarar la guerra al Congreso no es el mejor camino para conservarlas.

 

Finalmente, qué fuerza vinculatoria pueden tener los likes del Facebook en un régimen democrático y de derecho. El gobernador, por lo visto, vive en un mundo virtual.

 

Alguien debiera hacerle ver al personaje Bronco que la campaña terminó y que el gobierno en el ámbito de sus atribuciones es ya responsabilidad diaria y no quimera.

 

Regreso al inicio, la política no es de llaneros solitarios, el gobierno no lo hace un hombre, la división de poder no es un capricho, es orden en la pluralidad y salvaguarda de derechos ciudadanos frente al poder que los iluminados suelen concentrar en autoritarismo.

 

@LUISFARIASM