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Las nuevas generaciones, las antiguas mañas…

Si esos pasivos se vuelven deuda pública, lo que sucederá es que la sociedad volverá a pagar todo aquello que siempre nos dijeron se pagó con nuestros impuestos.

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Escrito en OPINIÓN el

                                                               Alma: 16 años maravillosos, gracias.

La restauración termina con lo que podría quedar de revolucionario en el régimen. Si durante el sexenio de Lázaro Cárdenas surgió el PAN como reacción a las políticas sociales aplicadas, incluyendo la reforma agraria y la expropiación petrolera, hoy, casi ochenta años después, ese partido logró el triunfo, aunque desfasado de su arribo a la presidencia de la República. Cosas que ver: el partido en el poder en aquel entonces es el que hace hoy el trabajo que la oposición de derecha de aquella época  se proponía. No sólo promueven una reforma energética que transforma de raíz el papel de PEMEX, la explotación de yacimientos y la renta petrolera sino que ahora regresan al campo para determinar no una posible expropiación sino el uso obligado de las tierras (ocupación temporal), según las necesidades que las empresas tengan para buscar más petróleo. Como si fuera aquella vieja serie de televisión, “los Beverly Ricos”, los legisladores, y el poder ejecutivo en primer lugar, suponen que los campesinos podrán vivir de sus rentas y en su ideal mundo arribarán a las exclusivas zonas residenciales de políticos y millonarios, para convivir todos en alegría y felicidad. Alguna vez Carlos Monsiváis dijo que ya estaba aquí la primera generación de norteamericanos nacidos en México; hoy esa generación gobierna y, por supuesto, no tienen ninguna raíz que los ate a la historia y a las conquistas sociales del propio pueblo: esa es la explicación de lo que sucede.

Los costos

Se ha dicho que la reforma energética y la aprobación de las leyes secundarias era la madre de todas las batallas. Y cómo si no: resulta que ya una vez que el Senado aprobó las leyes secundarias ahora es en la Cámara de Diputados donde se discute el régimen fiscal, entre otras muchas cosas: el presupuesto y los recursos fiscales son atribución de esa Cámara y resulta entonces que nos encontramos con que ahora quieren trasladar con cargo a toda la población el llamado pasivo laboral, que es el recurso que cualquier empresa debe tener (fondear en lenguaje técnico) para poder hacer frente y pagar las prestaciones y pensiones de sus trabajadores al final de su vida laboral.

Pues resulta que ese pasivo laboral sólo para PEMEX y la CFE asciende a la pequeña cantidad de ¡2 billones de pesos! (dos millones de millones: $2,000,000,000,000.00: ¡un millón 769 mil pesos por habitante!), y de la cual los legisladores priístas proponen se divida en tres: una parte deuda pública, una parte la empresa, y una parte los propios trabajadores a través del sindicato. Lo alarmante aquí es que ahora se dan cuenta (¿?) del gran problema que tienen estas empresas y que al privatizarlas, volverlas empresas productivas del gobierno, empiezan con un gran hoyo para la inversión, lo que las llevará a quebrar antes de iniciar actividades: con razón el senador Romero Deschamps nunca dijo esta boca es mía. (El contubernio entre la empresa y el sindicato y entre éste y el PRI está más que documentada: recordemos la exoneración del sindicato por el préstamo que le hizo al PRI en la elección del 2000: mil millones de pesos, sólo el 0.05% del pasivo que hoy nos enteramos.)  

¿Culpables?

Por supuesto que hay responsables: los directores, los secretarios de Energía y de Hacienda; para precisar: el presidente de la república, además de la Auditoria Mayor de la Federación, el Legislativo y también el sindicato, sus dirigentes. El PRI, por boca del tesorero del sindicato, el también diputado Aldana, dice que el país todo se benefició de los recursos de PEMEX vía carreteras, escuelas, etcétera, pero recordemos que la responsabilidad de la aplicación de los recursos no es de la sociedad sino de los administradores y del gobierno (los gobiernos) en turno, incluyendo a los panistas. Un pasivo laboral de esas proporciones no se acumula en un día y se requieren muchos años, cuando menos los que tiene el régimen neoliberal. Ese pasivo no hay que pagarlo hoy, pero es cierto que no se previó ni acumularon e invirtieron esos recursos para incrementar el fondo y poder hacer frente a cualquier contingencia financiera. Queda claro por qué no hablaron de vender PEMEX o CFE sino de privatizar toda la industria: nadie compraría esas empresas con esa deuda. ¿Omisión, descuido?

De pilón…

Si esos pasivos se vuelven deuda pública, lo que sucederá es que la sociedad volverá a pagar todo aquello que siempre nos dijeron se pagó con nuestros impuestos: carreteras, escuelas (y estoy más seguro ahora, hasta el avión presidencial); también nos dijeron que la democracia. Me parece que estamos ante un mayúsculo atraco a la sociedad. ¿Los expertos pueden decirnos otra cosa en su docto lenguaje? ¿Avalarán los diputados este atraco? ¿Se harán cómplices de los años y años de robo, complicidad y responsabilidad de los funcionarios públicos que pasean por el mundo, que viven cómodamente y se sienten a salvo de la guillotina? ¿Alguna esperanza?

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